Fuera del caso del gobernador de Salta, Juan Urtubey (que revisamos en los post anteriores), dentro del espacio pan-oficialista sobresale la candidatura de otro mandatario provincial, Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires. En ese distrito, por ley las elecciones se realizan en simultáneo con las nacionales. Este dato no es menor, dado que en ese territorio se concentra casi el 40% del padrón nacional. Tanto en 2007 como en 2011, Cristina Fernández como presidente y Scioli como gobernador se beneficiaron de esa sinergia electoral, arrasando a la oposición. Si Scioli (que, al igual que Macri, no puede ser reelegido), hasta ahora el candidato del espacio PJ-FPV mejor ubicado en todas las encuestas conocidas, confirma en las PASO su condición de favorito o “primus inter pares”, podría verse beneficiado del “encolumnamiento del voto” oficialista en la medida en que muchas provincias gobernadas por el peronismo en sus variantes kirchneristas o aliadas al kirchnerismo confirmen elecciones unificadas con las nacionales de octubre: ahí podrían sumarse, además de la decisiva Buenos Aires, Jujuy, Catamarca, Formosa, Chubut, San Juan, Santa Cruz, La Rioja. También podrían ser de la partida Mendoza, La Pampa y Río Negro, cuyo alineamiento con el kirchnerismo es menos nítido (en el caso de Río Negro, la muerte de Carlos Soria llevó al poder a su vice, Alberto Weretilneck, quien coquetea con Sergio Massa, del Frente Renovador; el candidato del FPV a gobernador será el senador oficialista Miguel Pichetto, con serias chances de ganar).
Otro distrito de interés en este análisis es Entre Ríos, provincia que gobierna el también presidenciable del FPV Sergio Urribarri. En 2011, las elecciones de gobernador allí fueron unificadas con la presidencial, pero no se descarta la alternativa de desdoblamiento que le podría permitir al gobernador entrerriano tratar de capitalizar un triunfo local de cara a las PASO nacionales (en la misma línea que la estrategia de Urtubey y de Macri, aunque a diferencia del salteño y al igual que Macri, el entrerriano no puede aspirar a la reelección). Los demás presidenciables del espacio oficialista (Alberto Fernández, Julián Domínguez, Jorge Taiana, Agustín Rossi) no son gobernadores, con lo cual quedan fuera del análisis de efectos del cronograma electoral en función de las tendencias. En síntesis, dentro de la “liga de gobernadores del PJ” Scioli juega dentro de un cronograma distrital alineado con la elección presidencial, en tanto que Urtubey adelantó las elecciones en Salta y la definición de Urribarri aún está por confirmar: si sigue la estrategia de Urtubey, votaría separadamente, en tanto que si mantiene el patrón de las elecciones anteriores votaría junto con las presidenciales. En próximas entradas veremos qué dicen las encuestas del posicionamiento relativo de los precandidatos del FPV-PJ.
En este marco, con todo lo prematuras que pueden resultar las encuestas a más 8 meses de las PASO y 10 de las presidenciales, el repaso de los sondeos publicados en los últimos días confirma la primacía del oficialismo como espacio o, si se quiere, sello político: según el estudio nacional de la consultora OPSM entregado antes de la Navidad, el FPV alcanza casi un 27%, por encima del PRO (20,7%) y muy lejos del Frente Renovador de Sergio Massa (10,3%) y el Frente Amplio UNEN (5%). La ventaja relativa del Frente para la Victoria se mantiene incluso en los sondeos que presentan discrepancias del anterior en cuanto al ordenamiento de los demás espacios, como es el caso del relevamiento de mediados de noviembre de Carlos Fara y Asociados, según el cual el FPV ronda el 28% mientras que el Frente Renovador se ubicaría segundo con el 22,5% y el PRO tercero, con 16,4%. Como es notorio, la discrepancia aparece en las posiciones asignadas a Massa (Frente Renovador) y Macri (PRO). Esta discusión por las posiciones relativas de los sellos de las dos principales figuras opositoras también se traslada a su posicionamiento en tanto que candidatos, como veremos en próximas entradas.
En cambio, ningún sondeo conocido pone al FPV por detrás de la oposición: aquí radica la ventaja competitiva del oficialismo, que podría encolumnar su voto nacional junto con el de los distritos que le resultan afines, considerando que para las elecciones de octubre el candidato oficialista (hoy indefinido) ya estará proclamado por el resultado de las primarias de agosto (PASO). En cambio, el voto en las fuerzas opositoras aparece disperso en función de las conveniencias electorales distritales: el caso más notorio es del de Macri en Capital, quien ahora debe resolver el dilema de la sucesión en su distrito bastión, habida cuenta de la resistencia que muestra Gabriela Michetti a acompañarlo como candidata a la vicepresidencia (el favorito de Macri para la candidatura del jefe de gobierno es Horacio Rodríguez Larreta). En el interior del país, asimismo, el coqueteo de aspirantes radicales a la gobernación con Macri y con Massa (según el distrito) merma las posibilidades de tracción electoral recíproca entre los candidatos a gobernador de la UCR y la indefinida precandidatura presidencial del FAUNEN, envuelto en una discusión interminable por el armado político y la estrategia electoral que periódicamente pone a ese frente al borde de la ruptura.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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