viernes, 23 de enero de 2015

De Lola a Nisman: sobre la dificultad de medir en contextos enrarecidos (2)

Habiendo aclarado los límites intrínsecos y extrínsecos a las mediciones (técnica, estacionalidad y contextos enrarecidos), pasemos a los datos de las encuestas que están circulando y a las interpretaciones al respecto. Veamos: un sondeo de Management & Fit (M&F) reveló que el 69,3% de las personas consultadas piensa que la muerte del fiscal Alberto Nisman no será esclarecida; un 22,1% piensa que el hecho será aclarado y un 8,6% prefirió no contestar. Por su parte, previo a las declaraciones del jueves pasado de la presidenta Cristina Fernández (donde pasa del ¿suicidio? entre líneas de interrogación a descreer del suicidio, una transición menos brusca que el “giro” al que se refirió gran parte de la prensa), un estudio de Ipsos reveló que el 70% cree que Nisman fue asesinado y, entre estos, el 57% vinculó la muerte al Gobierno nacional y el 21% a los servicios de inteligencia.  
Ambas encuestadoras consultaron si la denuncia de Nisman contra la presidenta resultaba creíble para los encuestados. Según Ipsos, el 82% dijo que era creíble, mientras que de acuerdo a M&F el 61,1% cree en el fiscal y sólo un 12% piensa que la denuncia es falsa. A su turno, la consultora M&F también indagó en el impacto que tendrá el caso en la imagen de la presidenta. Así, el 63,2% consideró que "afecta mucho" la imagen de Cristina, el 20,8% evaluó que la "afectará algo" y el 12,8% contestó que no la afectará. M&F avanzó incluso hacia eventuales repercusiones electorales del affaire: en este punto, la consultora afirma que si bien el grueso de los encuestados aseguró que no pensaba votar al oficialismo, otro segmento importante manifestó que pensaba hacerlo, pero como consecuencia de estos sucesos ahora tiene dudas. Esa condición alcanzaba al 5,9% del muestreo. Por su parte, un 10,9% dijo mantener su decisión de votar al candidato kirchnerista.  
Las repercusiones electorales del tema en el tiempo resultan centrales para nuestro planteo, dado que exceden la coyuntura inmediata para ingresar al mediano plazo (las PASO están previstas para agosto de 2015, y hoy no puede anticiparse qué efecto tendrá el devenir futuro de la causa en las creencias de la opinión pública acerca de si fue suicidio o crimen). Los datos de M&F, Ipsos y otros sondeos privados provienen de encuestas, y en carácter de tales diagnostican (más que pronostican), como sostuvimos en el post anterior. Han sido tomados en la estacionalidad del verano, y en un contexto enrarecido (horas y días inmediatamente siguientes al hecho). Por lo tanto, las tendencias que arrojan, aun dándolas por genuinas (habrá que ver si aparecen estudios que presenten otros datos), no pueden ser tomadas como concluyentes.   
Esto, por supuesto, no invalida que revisemos las opiniones de algunos especialistas sobre la cuestión. Empecemos por el consultor Carlos Fara: “Unos primeros datos de opinión pública (privados) del lunes a la mañana, cuando la gran mayoría no estaba contaminada aún por los detalles mediatizados del hecho, arrojaba muy altos porcentajes de las siguientes percepciones: 1) las denuncias de Nisman son creíbles; 2) fue un asesinato; 3) el gobierno está involucrado en buena medida, y 4) no creen que se vaya a esclarecer el hecho. Como sucedió con la muerte de Yabrán (1998), a la sociedad se le instaló una sospecha que será muy difícil de modificar". Hasta aquí, Fara parafrasea los datos que arrojó un sondeo privado encargado por el sitio Urgente24 (netamente opositor al gobierno, hay que decirlo), según el cual el 73,47% de los consultados telefónicamente (509 casos en Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, a partir de una base de datos) durante el lunes 19/01 afirmaron creer que Alberto Nisman no se suicidó (26,53% dijo creer que sí), y 71,73% de ellos afirmaron que nunca se conocerá la verdad de lo que ocurrió con Nisman (28,26% dijo creer que sí), en tanto que un  75,07% se decantó por la alternativa de que el hecho afectaba la imagen del gobierno (24,93% dijo que no).  En el próximo post, veremos las evaluaciones de Fara en términos de consecuencias del hecho para el escenario electoral de 2015. 

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