sábado, 27 de febrero de 2016

Entrevista publicada en suple Tendencias de La Voz

PERSONAJES 

“El manejo es libertad, y el auto lo elegido para llegar a destino”

Fernando Ruiz, gerente general  de Aupesa Córdoba. Comprometido con la causa. Fernando Ruiz lleva más de una década trabajando en Peugeot-Citroën. En autos, destaca el confort de su 408. Hace foco en el uso laboral de la tecnología, pero también la disfruta para el ocio. 

Por Norman Berra / Especial

A  sus 49 años, Fernando Ruiz lleva 11 trabajando para Peugeot-Citroën Argentina, a las que destaca como “marcas consolidadas en la provincia de Córdoba y el país, sustentadas en la calidad de servicio en pos de la satisfacción del cliente. Para 2016, prevemos el lanzamiento de la SUV 2008”, apunta orgulloso. Casado con Adriana y padre de tres hijos (Sofía, 15 años; Bautista, 13, y Pilar, 4), Fernando se hace espacio para jugar al tenis, deporte que practica desde que tiene 10 años. 
http://www.lavoz.com.ar/personajes/el-manejo-es-libertad-y-el-auto-lo-elegido-para-llegar-destino?cx_level=home_lvi_widget


Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

Galería para la vuelta a clases

Para rezagados. Dispositivos y otras opciones por si aún no completamos las compras para el regreso a las aulas.
Por Norman Berra / Especial

Como es habitual, marcas y casas de electrodomésticos, tecnología y rubros afines lanzan promociones antes del inicio de clases. Veamos algunas opciones:
http://www.lavoz.com.ar/tecno/galeria-para-la-vuelta-clases?cx_level=interesante


viernes, 26 de febrero de 2016

La gravitación del componente clasista (1)

Esta semana, Clarín publicó una nota titulada “La Rosada busca disipar la idea de que Macri gobierna para los ricos”. El primer párrafo dice: “Buena parte de la sociedad tiene la percepción de que Mauricio gobierna para los ricos. Tenemos que disipar eso”. Marcos Peña les dio la instrucción esta semana a varios ministros, con inquietud luego de que las encuestas cualitativas que analiza con frecuencia no marcaran lo que esperaba en ese punto. Fue un poco más allá: con ese objetivo les pidió “no perder cercanía con la gente”, en un intento de contrapesar que en la mayoría de las reuniones los funcionarios escuchan a representantes de los sectores empresariales. El Gobierno buscará mostrar en las próximas semanas que tomará medidas destinadas a los sectores de medios y de bajos recursos. El propio Macri ya incorporó giros en su discurso a tono con esa estrategia”.

Según la nota, el resultado de la encuesta provocó cierta preocupación aunque no sorpresa en la Casa Rosada, dado el sesgo de las medidas de los los primeros dos meses de gestión de Macri (eliminación de retenciones a la carne y los granos y rebaja en el caso de la soja, fin del cepo cambiario con devaluación del peso, flexibilización de las importaciones, suba de las tarifas, beneficio a las mineras e intención de contener las paritarias). La nota no aclara a qué encuesta se refiere, y además incurre en un equívoco metodológico al hablar de “encuestas cualitativas”. La encuesta es una técnica cuantitiva per se; si se trata de una técnica cualitativa, pueden ser grupos focales o entrevistas en profundidad, pero no “encuestas cualitativas”, que en rigor no existen. Sin embargo, el estudio de Ibarómetro que venimos citando en los últimos posts confirma precisamente ese sesgo clasista en la percepción de la opinión pública. Interrogados sobre a qué clase social favorece el macrismo, casi un 45% de los argentinos (44,8%) responde que a la clase alta; en mucho menor porcentaje, la clase media (32%) y, claramente relegada, la clase baja (casi 11%: 10,9%), en tanto que un 12,3% no sabe. 

Por contrapartida, interrogados sobre a qué clase social favorece el kirchnerismo, casi un 40% (39,5%) responde que a la clase baja; en mucho menor porcentaje, la clase alta (27,1%) y, claramente relegada, la clase media (18,1%), en tanto que un 15,3% no sabe. En conjunto, estos datos confirman, por un lado, el sesgo “acomodado” del programa político de Cambiemos/PRO, dado que la clase alta aparece perceptivamente como la principal beneficiada por la agenda llevada adelante hasta ahora por Macri (con un porcentual muy alto, cercano a la mitad de las respuestas), mientras que, en el otro extremo de la escala social, la clase baja se ve claramente postergada. Por contrapartida, estas percepciones confirman el sesgo “popular” del kirchnerismo, que ubica a la clase baja como la más beneficiada por sus programas (casi 4 de cada 10 respuestas). 

Sin dudas, el papel que tiene en las percepciones la clase media como protagonista favorecida por cada identidad política colectiva (etiquetadas respectivamente como macrismo y kirchnerismo) es la que resulta estratégica para definir la impronta de los respectivos espacios, así como la suerte futura que pueden tener, dado que la clase alta es, por definición, un segmento minoritario, al contrario que la baja. Asimismo, en la percepción actual, hoy la clase media aparece rezagada como beneficiaria del macrismo respecto a la alta (en una relación 45/32), pero aún así se insinúa relativamente mejor tratada que por el kirchnerismo, tanto respecto a la principal beneficiada, la baja, como a la beneficiada subalterna, la alta (en una proporción 18/40/27). Volveremos sobre esta condición perceptiva de “jamón del sándwich” de la clase media para analizar sus implicancias en próximas entradas. 

miércoles, 24 de febrero de 2016

Midiendo la “zona de riesgo” de Morris (3)


Decíamos en posts recientes que la “luna de miel” de la opinión pública con Mauricio Macri estaba muy apoyada en altas dosis de pensamiento desiderativo y expectativas positivas. En este marco, las preocupaciones económicas en alza y el empeoramiento relativo del estado de ánimo son los principales hallazgos del estudio de Ibarómetro, que en sus indagaciones sobre la percepción del futuro del país arroja que un 47,1% tiene "sentimientos negativos" y que los pesimistas superan en casi 3 puntos a quienes tienen sentimientos "positivos", que llegan al 44,3%. La diferencia de 3 puntos no es estadísticamente significativa (dado que el error muestral en este estudio es de +- 2,8%), pero no es un dato menor que el “pesimismo” supere al “optimismo”: en diciembre, la relación era 37,9% (el pesimismo subió 9,2 puntos porcentuales) y 59,4% para el optimismo (cayó 15,1 puntos porcentuales). El “sinceramiento” que lleva adelante el gobierno parece estar permeando en el estado de ánimo, lo que insinúa el fin de la “luna de miel”. 

Por supuesto, existen matices en esos sentimientos: en los jóvenes entre 16 y 30 años hay un empate técnico entre optimistas y pesimistas (43,1% a 45,2%), en adultos de 31 a 50 se impone el pesimismo (52,8% a 38,1%), mientras que en mayores de 50 lo hace el optimismo (51,3% a 43,5%). En cuanto a la matriz política, entre aquellos con imagen positiva del gobierno nacional gana el optimismo (71,1% a 26,5%), mientra que entre los críticos del oficialismo campea el pesimismo (80,5% a 7,6%). Por zonas geográficas, en el interior del país hay una leve ventaja a favor del optimismo (47,4% a 41,4%), mientras que en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se impone claramente el pesimismo (59,6% a 37,7%). Por sexo y nivel de estudios, no hay grandes sesgos. Profundizando en "¿Qué sentimiento le inspira el futuro del país?", un 22,1% siente incertidumbre, 20% temor, 2,6% resignación y 2,4% indiferencia (un acumulado del 47,1%). Entre los optimistas –44,3%–, la esperanza es el sentimiento que se impone, con 33,4%, seguido muy por detrás por entusiasmo (6,3%) y tranquilidad (4,6%). Puede apreciarse entonces el peso residual de lo que hemos llamado “pensamiento desiderativo” dentro de quienes mantienen un estado anímico positivo. 

Dentro de los principales problemas percibidos, la corrupción (con 20,7%) y la inseguridad (con 19,9%) siguen liderando el ranking de los principales problemas del país, superando a la inflación (16,4%), la pobreza (12,3%), la educación (11,3%), el desempleo (10,2%), la deuda externa (3,2%) y la salud (2,9%). Sin embargo, agrupadas por materia, las cuestiones económicas (inflación, pobreza, desempleo y deuda externa) superan el 42% de las preocupaciones de los argentinos, seguido por los problemas relativos a la justicia (40,6% –corrupción e inseguridad–) y muy lejos del 14,3% de la cuestión social (salud y educación). Esto tiende a confirmar nuestra hipótesis relativa a la centralidad de la agenda económica y su impacto en la opinión pública. Además, de acuerdo con el sondeo de Ibarómetro (ver datos arriba), el 71,3% de los consultados cree que durante los dos primeros meses de gestión de Mauricio Macri la inflación aumentó y sólo 19,6% que cree que "se mantuvo igual". La opinión sobre el aumento de la inflación se impuso tanto entre quienes aprueban la gestión del gobierno nacional como entre quienes la reprueban, con diferencias de intensidad (62% cree eso entre quienes aprueban a la administración actual y 87% entre quienes no la aprueban) que no alteran la común matriz desfavorable al oficialismo. El consenso, en cambio, disminuye a la hora de evaluar la desocupación (47,3% cree que aumentó, contra 34,9% que cree que se mantuvo igual; entre quienes apoyan al gobierno pesa más la opinión de que ese problema se mantuvo igual,con 49%, y entre quienes lo desaprueban la opinión de que creció, con 73%). Otro tanto sucede con la pobreza: 45,7% piensa que subió, contra 37,2% que piensa que se mantuvo igual: como en el ítem anterior, entre los que apoyan al gobierno pesa más la percepción de que sigue igual, con 56%, mientras que entre quienes la desaprueban es hegemónica la opinión de que la pobreza creció, con 86%. 

En síntesis, considerando el podio de problemas de la agenda económica, en dos de ellos (desocupación y pobreza) quienes aprueban la gestión nacional del gobierno tienen una opinión radicalmente diferente respecto de quienes la desaprueban, en torno a la inflación esa “grieta” perceptual desaparece: he aquí el principal riesgo para la gestión Macri, máxime considerando que el impacto del aumento en las tarifas de electricidad en el costo de vida (entre las medidas tomadas hasta el momento por el gobierno nacional y medidas en la encuesta de Ibarómetro, esa es la única impopular, donde claramente la desaprobación supera a la aprobación) recién comenzará a verse en plenitud desde marzo.

lunes, 22 de febrero de 2016

Midiendo la “zona de riesgo” de Morris (2)

En el post anterior revisábamos dos encuestas (Management &; Fit y CEOP) y cerrábamos con ese último estudio, de carácter longitudinal (es decir, sigue la evolución de una variable a lo largo del tiempo, en este caso la aprobación a la gestión nacional en diciembre de 2015 y febrero de 2016). Como veíamos, esos datos ubicaban a Mauricio Macri cerca de la "zona de riesgo de Dick Morris", es decir el umbral de 50 puntos de apoyo, con algún matiz: estaba apenas por debajo si se medía la aprobación (48%) y algo mejor cuando se evaluaba la imagen presidencial (54%). En este marco, la encuesta más reciente de la consultora Ibarómetro alterna buenas y malas para el oficialismo. Veamos:

De acuerdo a este sondeo, realizado de manera telefónica sobre una muestra de 1.200 casos en todo el país entre el 10 y el 12 de febrero, un 55,9% aprueba la gestión de Macri, contra un 37,6% que no. Claramente, estos guarismos son mejores que otros que revisamos recientemente, dado que ponen al presidente por encima del umbral de 50 puntos y a sus detractores en torno al 38% que obtuvo Daniel Scioli como candidato del FPV en las primarias de agosto y en la primera vuelta de octubre, por detrás del casi 49% que el FPV aglutinó en el ballotage del 22-N. Esta es la buena noticia. Sin embargo, también se confirma una tendencia que otros relevamientos ya señalaron: la imagen del gobierno de Macri viene cayendo en un orden de magnitud de 10 puntos desde el momento de su asunción, ya que en diciembre contaba con un 65,6% de adhesión (descendió a 56% en febrero), versus un 25% de rechazo (subió a casi 38%, unos 12,6 puntos porcentuales); esta es la mala. 

Se aprecia que al mismo tiempo que medidas como el cepo al dólar o el despido de estatales recogen consenso, la preocupación por la economía ha hecho decaer la buena percepción que el electorado tenía de la actual administración. La principal preocupación que creció en los últimos dos meses se remite a la inflación: el 71,3% de los encuestados creen que ese problema aumentó en los últimos dos meses, mientras que el 19,6% considera que se mantuvo igual y sólo un 3% percibió una disminución. Respecto al desempleo, un 47,3% manifestó que aumentó en los últimos dos meses, mientras que el 34,9% consideró que se mantuvo igual y sólo el 3,7% cree que disminuyó. En tercer término, el 45,7% de los encuestados manifestó que la pobreza ha aumentado, el 37,2% que se mantuvo igual y apenas un 2,6% que ha bajado. El acumulado de este deterioro relativo, como veremos, tiene un impacto nada desdeñable en otras de las variables que midió la encuesta de Ibarómetro. 

Según el sondeo, 4 de cada 10 encuestados (42%) valora positivamente al nuevo gobierno "porque representa un cambio al kirchnerismo" y no precisa más motivos. Quienes reconocen sus medidas y decisiones como acertadas representan el 26,2%, mientras que el 18,6% valora su estilo de comunicar y gobernar. Apenas un 8,9% reconoce "el liderazgo de Mauricio Macri" como la principal virtud del gobierno. En tanto, el rechazo a Macri es mayor en la franja que va de 31 a 50 años (supera el 50% de negativa), mientras que los mayores de 50 años lo valoran muy positivamente (68% de positiva en esa franja). Según Ignacio Ramírez, director de la consultora, "lo que la encuesta alumbra como dato es que el gobierno nacional consolidó un umbral de acompañamiento y aprobación relativamente alto (...) Cuando uno analiza ese desempeño a la luz de las crecientes preocupaciones socioeconómicas y el estado de ánimo que va teniendo la opinión pública, por el momento no parecieran ser incompatibles con una evaluación positiva del gobierno nacional". Precisamente en el plano de las preocupaciones económicas en alza y el empeoramiento relativo del estado de ánimo reside uno de los principales hallazgos de este estudio, que si bien le da a Macri más aire en términos de apoyo de gestión que otros sondeos revisados recientemente, se lo retacea cuando se indagan las percepciones sobre el futuro del país: un 47,1% tiene "sentimientos negativos" y los pesimistas superan en casi 3 puntos a quienes tienen sentimientos "positivos", que llegan al 44,3%. Profundizaremos en esta cuestión en la próxima entrada. 

domingo, 21 de febrero de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

Somos lo que comemos

Tecnología aplicada a la cocina y a la alimentación. Se suman dispositivos que pueden marcar un antes y un después en las comidas de todos los días.  

Por Norman Berra / Especial

El milenario arte de la cocina y la ancestral necesidad de alimentarse pueden cambiar revolucionariamente a corto plazo, de la mano de desarrollos cada vez más asombrosos. Veamos algunos de ellos: 
http://www.lavoz.com.ar/tecno/somos-lo-que-comemos



miércoles, 17 de febrero de 2016

Midiendo la “zona de riesgo” de Morris (1)

En un post reciente, a propósito de la encuesta de Management & Fit que arrojaba para el presidente Mauricio Macri un apoyo mucho más ajustado que el otros estudios en la primera mitad de su luna de miel presidencial de 100 días (un 49% de aprobación contra un 47% en contrario), citábamos al consultor Dick Morris (El Nuevo Príncipe): “Hoy en día, un político no sólo necesita apoyo público para ganar las elecciones: lo necesita para gobernar. Un ejecutivo electo –sea presidente, gobernador o alcalde- necesita una mayoría popular todos los días de su período (...) un presidente sin popularidad también carece de poder. Cuando cae por debajo del 50%, está funcionalmente fuera del cargo”. Ese 50% señala el umbral de “zona de riesgo de Morris”, dado que, si se perfora ese techo la gobernabilidad, puede entrar en crisis.  

Las cifras de Management & Fit no son las únicas que arrojan un apoyo restricto para el oficialismo. Según una encuesta nacional que realizó al cumplirse los primeros 60 días de gobierno el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), sobre una muestra de 1.000 personas en todo el país (respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social), la desaprobación a la gestión de Macri subió notoriamente en este mes y medio y la aprobación bajó en igual proporción. Por primera vez, los insatisfechos con la gestión del gobierno superan a los satisfechos: 49% contra 48%. Si bien la diferencia no es estadísticamente significativa, ese empate técnico confirma la línea de consenso exiguo que había anticipado M&F. Pensando en términos de segmentos electorales, se puede advertir que en diciembre de 2015 la desaprobación (38,2 %) coincidía casi exactamente con el guarismo obtenido por Daniel Scioli como candidato del FPV en las primarias de agosto (38,6%; en octubre obtuvo poco más de 37%), mientras que el apoyo superaba en casi 7 puntos y medio lo obtenido por Macri en el ballotage del 22-N (51,3%), mientras que en febrero la aprobación perfora los 50 puntos para ubicarse en 48,1,% y, en sentido contrario, la desaprobación trepa hasta 49%, prácticamente el mismo porcentaje obtenido por Scioli en el ballotage (48,6%). Otro dato relevante es que la desaprobación intensa (“desaprueba mucho”) es muy superior a la moderada (29,8% a 19,2%), lo que sugiere cierta radicalización del malestar. A la inversa, en la aprobación, la tibia (“aprueba algo”) es muy superior a la intensa (“aprueba mucho”): 32,4% a 15,7%, respectivamente. Esto perfila un panorama con críticos intensos, por un lado, y avales moderados, en el otro polo. 

Al igual que sucede con los otros estudios que venimos revisando, la clave para este incipiente desgaste del oficialismo pasa por la percepción de la coyuntura económica, dimensión que relegó desplazó como principal tema de preocupación a la inseguridad. El informe de la consultora dirigida por Roberto Bacman destaca como novedad que los argentinos manifiestan una enorme inquietud por los precios y las tarifas y que además reapareció un fantasma de los años ‘90 la desocupación (de la mano de los despidos en el sector público y en el privado). Esa percepción de la coyuntura también permea en la variable acompañamiento al nuevo gobierno: los adherentes al gobierno nacional bajaron 5 puntos porcentuales en el último mes y medio.

Tal como venimos percibiendo en todas las encuestas realizadas aún en pleno período “teórico” de luna de miel, el estudio de CEOP confirma la tensión entre el pensamiento desiderativo y la percepción de la coyuntura o bien, para recuperar el recurso a la jerga psicoanalítica que hicimos oportunamente, la puja entre el principio del placer y el de realidad. Macri sigue registrando una buena imagen positiva (53,9%), aunque su gestión de gobierno cayó fuertemente. Es decir, las piniones buenas o muy buenas superan a las malas o muy malas, aunque en este mes y medio registra una leve baja. Según Bacman, “la sociedad, incluso más allá de sus diferencias políticas e ideológicas, se debate entre el deseo y la realidad. Por un lado esperan que a este gobierno le vaya bien en el convencimiento de que si esto ocurre a todos los argentinos les va a ir bien. Por eso mantienen la esperanza de que este sea un momento de transición, que solo estamos viviendo los efectos del shock que sufrió la economía y que con el devenir de los días las cosas irán mejorando. Le siguen otorgando su confianza a Macri y por eso su imagen, aunque perdió tres puntos respecto a la medición anterior, mantiene un saldo neto positivo de 13 puntos. Pero cuando tienen que evaluar la realidad en concreto y las medidas tomadas en estos sesenta días, las consecuencias se hacen presentes. La sociedad vuelve a dividirse y en tanto un 48,1% aprueba la gestión del equipo de gobierno, un 49% directamente la desaprueba. El dato en sí mismo es duro, pero mucho más si se lo compara con lo obtenido un mes y medio atrás. La pérdida de diez puntos porcentuales es un claro indicador de que los argentinos han comenzado a preocuparse. Parece ser que había más espinas que rosas en el camino hacia el cambio”. En síntesis, se confirma un panorama en el que Macri se ubica cerca de la zona de riesgo: apenas por debajo si se mide la aprobación (48%), algo mejor cuando se evalúa la imagen presidencial (54%). 

lunes, 15 de febrero de 2016

El impacto de la agenda económica en la opinión pública (3)

En el post anterior veíamos que la comparación de datos de encuestas de M&F en diciembre versus enero arrojaba  deslizamientos desfavorables en las imágenes de los dirigentes del PRO/Cambiemos. En el caso de Mauricio Macri, veíamos la pérdida de varios puntos de imagen positiva, que pasaba de 56,6% a 49,8% (la suma de muy buena y buena cedía 6,8 puntos porcentuales), en tanto que la regular pasaba de 15,8% a 22,7% y la negativa de 21% a 22,3%. 4. Advertíamos allí que  los puntos cedidos en imagen positiva se transferían más a la regular que a la negativa, cuyas variaciones no eran estadísticamente significativas.

Esto implica un desgaste de imagen del tipo “efecto goteo”, un deteriorioro progresivo que, aún en el período teórico de “luna de miel”, no llega a ser alarmente, aunque constituye un llamado de atención: medidas a nivel de colectivo (al tratarse de encuestas de tendencia y no de diseños en panel, no podemos apreciar los cambios a nivel individual) es como si las opiniones positivas “descendieran” para engrosar las regulares; si el desgaste persistiera, podrían terminar siendo negativas; si, por el contrario, hubiera una recuperación de la imagen, potencialmente volverían a crecer las positivas, a costa de las regulares. Dicho simplemente, salvo en casos de desgaste acelerado (o de consenso en rápido crecimiento), el cambio de opinión es gradual: quien opinaba positivamente se va al regular antes de irse al negativo, y quien opinaba mal pasa por una estación de regular antes de terminar en positivo. 

De esto se desprende que la categoría/etiqueta de respuesta “regular” es de utilidad para seguir estos matices y vaivenes en la volátil opinión pública. En ese marco, es pertinente citar una reciente encuesta de Ricardo Rouvier & Asociados, realizada entre el 1º y el 5 de febrero, sobre una muestra total de 1.200 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social y con entrevistas fueron telefónicas. La particularidad de este estudio es que, a diferencia de otros donde la escala de calificación de gestiones se constituye en un abanico que arranca con “muy buena” y “buena”, pasa por “regular” y termina en “mala” y “muy mala”, en este caso las opciones de respuesta admiten una regular- positiva (“regular buena”) y otra regular-negativa (“regular mala”). De esta manera, a la vez que se advierten matices dentro de la categoría regular, se hacen más nítidos los adherentes tanto como los críticos. 

Así, en la encuesta citada el gobierno de Mauricio Macri recoge un 35% de opiniones buenas o muy buenas, otro 25% de opiniones regulares-buenas, un 11,8% de regulares negativas y 23,2% de malas o muy malas. En los últimos 40 días las opiniones positivas (tomadas como un acumulado de las tres categorías de respuesta anteriores) descendieron del 71% al 60%, mientras que las negativas aumentaron 9 puntos porcentuales. En diciembre, un 26% de los consultados evaluaron mal, muy mal o regular-mal al Presidente, mientras que ese porcentaje trepó al 35% ahora en febrero. Según Rouvier, casi todos los que evaluaron mal a Macri se basaron en razones socioeconómicas: el alza en las tarifas, el aumento de precios, la reaparición de despidos, el retraso en los sueldos, lo que confirma la hipótesis que venimos revisando respecto al impacto de la agenda económica sobre la opinión pública. Más todavía, si consideramos separadamente a las categorías de respuesta, podemos asociar el casi 36% de opiniones positivas de esta encuesta con el poco más de 34% que obtuvo Macri en la primera vuelta presidencial de octubre, es decir que está cerca del núcleo duro anti-K, mientras que el 23% de opiniones negativas está cercano a lo que obtuvo el núcleo duro K en su peor elección reciente (las primarias legislativas del 2013). Si a ese núcleo duro le agregamos en el análisis los casi 12 puntos de opiniones regulares negativas tenemos 35%, cercano al 37% que logró Daniel Scioli como candidato del FPV en la primera ronda de octubre pasado, mientras que los casi 25 puntos de regulares positivas sugieren que el votante de Sergio Massa en octubre hoy califica la gestión de Macri como “regular-buena”. 

domingo, 14 de febrero de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

Tecnología aplicada a la vigilancia

Contigo en la distancia. Las soluciones en monitoreo expanden sus aplicaciones en diversos ámbitos. 

Por Norman Berra / Especial

Por varias razones, vigilar a distancia siempre fue una necesidad humana. En este campo, la tecnología provee de recursos cada vez más sofisticados. En esta nota, un repaso.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/tecnologia-aplicada-la-vigilancia-0




viernes, 12 de febrero de 2016

El impacto de la agenda económica en la opinión pública (2)

En el post anterior repasábamos datos y análisis de consultores sobre la coyuntura. Además de los ya citados, hay dos analistas que que comparten una mirada particularmente crítica del punto que estamos examinando, es decir el impacto de la agenda económica sobre la opinión pública. Artemio López, titular de la consultora Equis, se refirió al actual gobierno con el término de “ceofascismo”, que combina la designación en altos puestos del gobierno de ejecutivos del máximo nivel con autoritarismo. “Los veo desplegando rápido y con furia un severo ajuste neoliberal ortodoxo, cuyo objetivo central es incrementar la tasa de ganancia media empresaria, a través de la baja salarial, abrir la economía y reanudar el ciclo de endeudamiento externo. La novedad consiste en que el ajuste ya no lo lleva adelante el Partido Militar como en los años setenta, ni representantes de partidos históricos como la UCR o el PJ como ocurrió en el último cuarto del siglo pasado. Lo implementa una nueva coalición conservadora bajo el liderazgo de Macri, retazos de partidos históricos como acompañantes y la gestión de gobierno en manos de CEO de empresas, el ceofascismo como lo caracterizan algunos líderes opositores”

Más allá de la dureza de la crítica, adviértase que la mirada de López detecta vasos comunicantes entre el ajuste de Macri y el de otros antecedentes históricos, pero a la vez le reconoce novedad histórica en términos de proceso (a contrapelo de discursos "reduccionistas"). Por su parte, Carlos De Angelis, titular del Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), marca la tensión entre la agenda política del nuevo presidente y el paquete económico que lleva adelante. “Por un lado se propuso como el hombre del consenso, la unidad de los argentinos y del desarrollo racional, durante la campaña, y, por el otro, aparece como el hombre que viene a deskirchnerizar a la Argentina restaurando un orden mítico perdido. El conjunto de medidas tomadas y por tomar es visto por parte de la ciudadanía como necesarias para enderezar y poner en marcha el barco. Sin embargo, el impacto futuro será la baja en promedio de los salarios en dólares. La pregunta que sobrevendrá es si se sostendrán los apoyos de los sectores medios (principales soportes electorales) cuando identifiquen el descenso de su capacidad de consumo”

Así, estos análisis remarcan la centralidad de la agenda económica en la evaluación política de la coyuntura. En este marco, las cifras de Management & Fit que citamos en el post anterior (reportando un 49% por ciento de aprobación para la gestión de Macri y un 47% de desaprobación) suponen una luz amarilla, ya que perfilan un margen de consenso muy estrecho para un gobierno que aún no cumplió sus primeros 100 días, período de “luna de miel” con que teóricamente (y tradicionalmente) contaba toda nueva gestión. Esta línea interpretativa se consolida en la comparación de datos de encuestas de M&F en diciembre de 2015 (ver datos arriba) versus enero de 2016 (ver datos abajo), que también arrojan deslizamientos desfavorables en las imágenes de los dirigentes del PRO/Cambiemos: Mauricio Macri cedió puntos de imagen positiva, pasando de 56,6% a 49,8% (la suma de muy buena y buena baja 6,8 puntos porcentuales), en tanto que la regular pasó de 15,8% a 22,7% y la negativa de 21% a 22,3%. 

Como puede advertirse, los puntos cedidos en imagen positiva se transfieren más a la regular que a la negativa (cuyas variaciones no son estadísticamente significativas). Por otra parte, aunque se trata de variables distintas, resulta sugestivo que la imagen positiva de Macri de 49,8% coincida casi exactamente con la aprobación de gestión del 49% que reporta M&F. Asimismo, similar merma en imagen se percibe en los guarismos que la consultora registró en otros dirigentes del oficialismo: en el caso de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, de la imagen positiva (medida igual que en el caso de Macri),  pasó del 57,4% a 51,6% (una merma de 5,8 puntos porcentuales), mientras que la regular pasó de 15% a 19,9% y la negativa de 9% a 15,3%. Para el caso de la vicepresidenta Gabriela Michetti, la positiva pasó de 54,2% a 41,6% (una merma de 12,6 puntos porcentuales), en tanto que la regular pasó de 18,4% a 27,5% y la negativa de 12,8% a 17,5%. Finalmente, en el caso del jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, la positiva pasó de 43,1% a 40,8% (una merma de apenas 2,3 puntos porcentuales, es decir, estadísticamente no significativa), en tanto que la regular se mantuvo en 19% y la negativa en casi 16 puntos. En síntesis, aunque a tenor de estas cifras no puede decirse que el rigor de la gestión haya mellado seriamente la imagen de las principales figuras del oficialismo (todas las que citamos son del riñón PRO), ya comienza a insinuarse cierto desgaste en ellas, con la excepción de Rodríguez Larreta. 


domingo, 7 de febrero de 2016

Nota publicada en suple Tendencias de La Voz

TECNO 

Tecnología y oficina en la era “millennial”

Desafíos. Las implicancias de la llegada de una generación de nativos digitales a la empresa. Tips y recomendaciones para gestionar la comunicación y el uso de redes.

Por Norman Berra / Especial

A  partir del año 2020, más de la mitad de la fuerza laboral estará compuesta por el segmento “millennials”. Nacidos entre 1980 y 1999, su carácter de nativos digitales los hace valorar fuertemente la movilidad, la innovación, la libertad y el teletrabajo: para ellos, la noción conceptual de la “oficina” se distancia del lugar físico. 
http://www.lavoz.com.ar/tecno/tecnologia-y-oficina-en-la-era-millennial



viernes, 5 de febrero de 2016

El impacto de la agenda económica en la opinión pública (1)

Al cierre del post anterior, dos consultores (Manuel Mora y Araujo y Analía del Franco) apuntaban a la pertinencia de la agenda económica en la opinión pública. Mientras que el primero evaluaba que el gobierno contaba con respaldo, pero “inflación, tarifas, desempleo son una bomba de tiempo”, la titular de Analogías distinguía entre las expectativas -hasta mediados de enero un 60% de los consultados era optimista frente al futuro económico del país, lo que implicaba un voto de confianza al nuevo gobierno- y la evaluación de las medidas económicas, segunda dimensión en la que el optimismo descendía al 48%, “con un crecimiento de los que rechazan esas medidas y dudan respecto al beneficio que las mismas podrían acarrear a la sociedad”, señalaba la consultora. 

Otros especialistas también marcaron recientemente esa pertinencia. Ignacio Ramírez, director de Ibarómetro, señaló que el gobierno de Mauricio Macri transitó sus 2 primeros dos meses dotado de buenos niveles de aprobación, fundamentalmente basados en las expectativas que envuelven todo comienzo (lo que hemos tratado en los recientes posts referidos a la “luna de miel”) y el despliegue de una gestualidad, un estilo y una hoja de ruta distintas a las del gobierno de Cristina Fernández, lo que satisface por ahora las pulsiones de cambio que tenía un sector de la sociedad. Sin embargo, Ramírez planteó que el desafío de Macri es estabilizar ese núcleo de apoyos y convertir simpatías circunstanciales en adhesiones. “La simpatía automática hacia algo nuevo tiene rendimiento decreciente con fecha de vencimiento. Asimismo el nuevo gobierno aún no ha construido un vínculo emocional con sus simpatizantes, de manera que resulta un interrogante saber si un vínculo más bien transaccional –“si vos me das, yo te quiero”– podrá sostenerse en la medida en que la economía no tenga un buen desempeño”.

A su turno, Eduardo Fidanza, de Poliarquía, evaluó que la nueva administración enfrenta un dilema: cómo racionalizar la economía, conservando el empleo y el salario, con un plafond de apoyo popular sostenido en expectativas favorables sobre la situación del país en el corto y mediano plazo, pero con el interrogante del cercano impacto que habrán de tener medidas difíciles, como el aumento de las tarifas de los servicios públicos. “El Gobierno sabe que dispone de este año, no electoral, para hacer las correcciones que considere necesarias. Levantó el cepo sin mayores consecuencias y ahora aumentó las tarifas (…) la cuestión clave es el empleo. Si la pérdida de trabajos es un hecho aislado, la chance de superar la prueba es mayor, aunque se pierdan unos puntos en el valor del salario. De lo contrario, el conflicto social será difícil de controlar”. En tanto, Ricardo Rouvier, de la consultora homónima, advirtió que las primeras medidas de Macri implicaron una gran transferencia de ingresos a favor de los exportadores y grandes productores. “La inflación permite la recuperación de la tasa de ganancia, en detrimento de los ingresos de los trabajadores y jubilados (…) Macri, luego de la legitimidad de origen, tiene que construir legitimidad de gestión, para lo cual la relación entre las medidas que se van tomando y el efecto en la sociedad es crítico”

En este punto, Rouvier introduce una metáfora, según la cual los primeros meses muestran a la administración Macri caminando por un desfiladero entre la presión de las propias corporaciones que apostaron a su candidatura y la realidad. Esta hipótesis insinúa una tensión en el tránsito por un camino angosto, tanto más riesgoso si se atienden los datos de la última encuesta de la consultora Management & Fit, que arrojan para el presidente un apoyo mucho más ajustado que el de otros estudios para la primera mitad de su luna de miel de 100 días: un 49% de aprobación contra un 47% en contrario, cifras que, comparadas la variable voto efectivo según el resultado del ballotage del 22 de noviembre (51,34% a 48,66%) arrojan diferencias estadísticamente no significativas, como si la aprobación no fuera más allá del porcentaje que lo ungió presidente en segunda vuelta. Además, ese porcentaje del 47% resulta bastante consistente con el 45,2% de la población argentina que se definía como oficialista según la encuesta de Roberto Bacman (CEOP) que citamos en el post anterior. En síntesis, esto ubica a Macri cerca de la zona de riesgo que señala el consultor Dick Morris en su libro El Nuevo Príncipe: “En la actualidad, las encuestas políticas califican a los políticos todos los días de su período  (...) un presidente no es elegido y sigue siendo poderoso durante 4 años. Su fuerza funcional sube y baja con su popularidad, según la miden las encuestas semanales de rastreo a lo largo de su período. Hoy en día, un político no sólo necesita apoyo público para ganar las elecciones: lo necesita para gobernar. Un ejecutivo electo –sea presidente, gobernador o alcalde- necesita una mayoría popular todos los días de su período (...) un presidente sin popularidad también carece de poder. Cuando cae por debajo del 50%, está funcionalmente fuera del cargo”

martes, 2 de febrero de 2016

Una luna de miel en la mano (2)

En el post anterior, veíamos en la primera tanda de encuestas realizadas en el período denominado “luna de miel” del nuevo gobierno un overshooting (sobrereacción) de expectativas positivas: según la consultora Voices, 6 de cada 10 argentinos creían que el año que comienza será mejor que el 2015. En tanto, un estudio de Analogías cifraba en un 60% la aprobación en las primeras semanas de gestión, mientras que prácticamente el mismo porcentaje calificaba como “muy positivo” o “positivo” el desempeño como presidente de Mauricio Macri, de acuerdo a un estudio de OPSM (Opinión Pública, Servicios y Mercados) del consultor Enrique Zuleta Puceiro, a partir de una muestra de 1.200 entrevistas realizadas entre el 15 y el 19 de diciembre pasado en 65 localidades de todo el país. 


Por su parte, Roberto Bacman, de CEOP, aportaba una visión un tanto diferente, en la línea con la matriz que venimos trabajando en este blog en términos del plexo político subyacente: “Mauricio Macri cuenta con un núcleo duro que es el porcentaje que lo apoyó en las PASO, de un 24 o un 25% de la población y algo similar ocurre con el kirchnerismo; el resto de la población se va a ir moviendo en función del impacto que tengan las medidas del gobierno”. La traducción de segmentos políticos cuando Macri cumplía su primer mes al frente del Ejecutivo nacional es la siguiente: un 45,2% de la población argentina se definía como oficialista (esto es, unos 6 puntos menos que el 51,34% de los votos que obtuvo Macri en el ballotage del 22 de noviembre de 2015); un 38,7% se consideraba abiertamente opositor (es decir, 10 puntos menos que lo sumado por el candidato Daniel Scioli el 22-N y en línea con lo obtenido por el FPV en las PASO de agosto y la primera vuelta de octubre). Por otro lado, un 16,1% se autoproclamaba como ni oficialista, ni opositor (intuitivamente, de ese segmento unos 6 puntos se habrían alineado con Macri en la segunda vuelta y unos 10 con Scioli, pero ahora eluden la polarización). 


Una segunda tanda de encuestas más recientes comienza a mostrar matices alineados con lo que apuntaba Bacman y venimos señalando desde el blog como premisas analíticas: lo que definirá las condiciones de posibilidad de consolidación o de desgaste de Macri no será el núcleo duro anti-K ni el K, ambos segmentos muy definidos políticamente a favor de Cambiemos y en contra, respectivamente, sino el segmento intermedio, es decir el “ni-ni”. En esa línea, algunos consultores coinciden en marcar que las medidas económicas y la seguidilla de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) amenazan con deteriorar el respaldo que hoy tiene Mauricio Macri en la franja que no es macrista pero tampoco es kirchnerista, segmento que abarca alrededor de un 20% de la población (o, hablando con más propiedad, de los electores mayores de 18 años). En una nota publicada recientemente, Bacman evaluó que “en esta Argentina fuertemente dividida, la aprobación de gestión del gobierno nacional se sustenta en el núcleo duro macrista. Sin embargo, pensando a futuro, las opiniones del segmento de los independientes serán sustanciales para el devenir del actual gobierno nacional”.


En este marco, Manuel Mora y Araujo evaluó que el gobierno sigue contando con respaldo, pero que “inflación, tarifas, desempleo son una bomba de tiempo”. Profundizando en esa línea interpretativa, Analía del Franco, de Analogías, apuntó que “hasta mediados de enero un 60% de los consultados era optimista frente al futuro económico del país, lo que implica un voto de confianza al nuevo gobierno, pero este peso desciende a 48 por ciento cuando se trata de evaluar el éxito de las medidas económicas, con un crecimiento de los que rechazan esas medidas y dudan respecto al beneficio que las mismas podrían acarrear a la sociedad”. En síntesis, se advierte un horizonte de agotamiento del plafond inicial con que cuenta inicialmente todo gobierno, compuesto por un cóctel de expectativas y altas dosis de pensamiento desiderativo, en transición hacia una evaluación más cercana al “principio de realidad” que al del deseo, apelando nuevamente a la jerga psicoanalítica.