Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
lunes, 30 de mayo de 2016
viernes, 27 de mayo de 2016
El malestar en la coyuntura (2)
Citábamos en el post anterior un estudio del Centro de Economía Regional y Experimental, según el cual el Índice de Bienestar Económico (IBE) había caído 4,7% hasta abril en la comparación con lo que había arrojado el segundo semestre de 2015. La pérdida de poder adquisitivo acentuada por la aceleración de la inflación, los despidos en los sectores públicos y privados y los ajustes bruscos de tarifas aparecían como los principales motivos de la caída. Un 34,7% de las familias señalaba que su bienestar económico se había deteriorado en comparación con el año pasado, para el 57,8% se mantuvo igual y sólo un 7,5% percibió mejoras, lo que arroja un saldo negativo de 27,2 puntos porcentuales, a la vez que confirma el sesgo minoritario de la actual gestión nacional (perjudica a más segmentos sociales de los que beneficia) que algunas consultoras vienen marcando.
Otro estudio que ilustra el malestar económico de la coyuntura es el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) sobre la base de encuestas realizadas entre el 3 y el 11 de mayo. El ICC arroja que la confianza de los consumidores cayó 1,2% en mayo respecto a abril, acumulando así un significativo retroceso del 22,4% con respecto a un año atrás (mayo de 2015; ver datos arriba, click para agrandar). El director del centro de investigación, Juan Cruces, puntualizó que "respecto al mes anterior, entre los subíndices que componen el ICC, los subíndices de Bienes Durables e Inmuebles y de Situación Personal cayeron 13,9% y 0,9% respectivamente, mientras que el subíndice de Situación Macroeconómica subió 3,1%". Asimismo, señaló que "la confianza de los consumidores cayó, respecto al mes anterior, 4,5% en la Capital Federal y 1,8% en el Interior del país, mientras que subió 0,3% en el Gran Buenos Aires".
Adviértase que la peor performance relativa del ICC se dio en el distrito electoral más permeable a Macri, Capital Federal, gobernado por el PRO desde el 2007; en el Interior del país la caída fue menos aguda (-1,8%), mientras que en el Gran Buenos Aires (el de mayor peso electoral en el total nacional) el índice se mostró estable (+0,3%). Asimismo, otro dato clave es el que confirma el sesgo clasista minoritario que las encuestas de Ibarómetro vienen mostrando, relativo a que la gestión actual tiende a beneficiar a la clase alta más que a la media y baja. "Respecto al mes anterior, la confianza de los consumidores cayó 4,7% para el sector de los encuestados con menores ingresos y subió 0,3% para el sector con mayores ingresos", apuntó Cruces. El bajón en el estado de ánimo del consumidor también se advierte en el descenso en la predisposición para la compra de electrodomésticos, automóviles y casas, con una caída del 13,9%, siempre en comparación con abril.
Sin embargo, un efecto secundario o colateral de esta baja en el consumo resulta no tan desfavorable: según la UTDT, la inflación prevista por la población empezó a bajar en mayo, según otro relevamiento de la UTDT. “La inflación esperada por la gente para los próximos doce meses cayó 2 puntos porcentuales (pp), a 28%”. Esto representa el nivel más bajo desde febrero de este año, de acuerdo al informe. Tanto Ciudad de Buenos Aires (-0,8 pp), como Gran Buenos Aires (-3,3 pp) e Interior (-5,4 pp) mostraron bajas en este punto. “En los últimos cuatro años, en el 80% de los casos, la expectativa de inflación superaba casi siempre el 30%, por lo que estamos mejor en lo que la gente espera de acá para adelante”, agregó Cruces. También, desde una mirada relativamente optimista, el ICC muestra o un alza de 12% respecto a mayo de 2014; sin embargo, hoy está mucho más cerca del bajón de ese momento que de la curva ascendente de hace un año.
Otro estudio que ilustra el malestar económico de la coyuntura es el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) sobre la base de encuestas realizadas entre el 3 y el 11 de mayo. El ICC arroja que la confianza de los consumidores cayó 1,2% en mayo respecto a abril, acumulando así un significativo retroceso del 22,4% con respecto a un año atrás (mayo de 2015; ver datos arriba, click para agrandar). El director del centro de investigación, Juan Cruces, puntualizó que "respecto al mes anterior, entre los subíndices que componen el ICC, los subíndices de Bienes Durables e Inmuebles y de Situación Personal cayeron 13,9% y 0,9% respectivamente, mientras que el subíndice de Situación Macroeconómica subió 3,1%". Asimismo, señaló que "la confianza de los consumidores cayó, respecto al mes anterior, 4,5% en la Capital Federal y 1,8% en el Interior del país, mientras que subió 0,3% en el Gran Buenos Aires".
Adviértase que la peor performance relativa del ICC se dio en el distrito electoral más permeable a Macri, Capital Federal, gobernado por el PRO desde el 2007; en el Interior del país la caída fue menos aguda (-1,8%), mientras que en el Gran Buenos Aires (el de mayor peso electoral en el total nacional) el índice se mostró estable (+0,3%). Asimismo, otro dato clave es el que confirma el sesgo clasista minoritario que las encuestas de Ibarómetro vienen mostrando, relativo a que la gestión actual tiende a beneficiar a la clase alta más que a la media y baja. "Respecto al mes anterior, la confianza de los consumidores cayó 4,7% para el sector de los encuestados con menores ingresos y subió 0,3% para el sector con mayores ingresos", apuntó Cruces. El bajón en el estado de ánimo del consumidor también se advierte en el descenso en la predisposición para la compra de electrodomésticos, automóviles y casas, con una caída del 13,9%, siempre en comparación con abril.
Sin embargo, un efecto secundario o colateral de esta baja en el consumo resulta no tan desfavorable: según la UTDT, la inflación prevista por la población empezó a bajar en mayo, según otro relevamiento de la UTDT. “La inflación esperada por la gente para los próximos doce meses cayó 2 puntos porcentuales (pp), a 28%”. Esto representa el nivel más bajo desde febrero de este año, de acuerdo al informe. Tanto Ciudad de Buenos Aires (-0,8 pp), como Gran Buenos Aires (-3,3 pp) e Interior (-5,4 pp) mostraron bajas en este punto. “En los últimos cuatro años, en el 80% de los casos, la expectativa de inflación superaba casi siempre el 30%, por lo que estamos mejor en lo que la gente espera de acá para adelante”, agregó Cruces. También, desde una mirada relativamente optimista, el ICC muestra o un alza de 12% respecto a mayo de 2014; sin embargo, hoy está mucho más cerca del bajón de ese momento que de la curva ascendente de hace un año.
lunes, 23 de mayo de 2016
El malestar en la coyuntura (1)
Veíamos en la encuesta de CEOP citada en el último post un malestar asentado principalmente en el impacto de la política económica. Según el director de la consultora, Roberto Bacman, “respecto de la política anti-inflacionaria, los datos obtenidos a lo largo de los últimos meses son más que contundentes: entre el 82 y el 85% de los argentinos se manifiestan insatisfechos. El valor de mayo se ubica exactamente en el 82,1%” (ver gráfico arriba; click para agrandar). En lo que atañe a las políticas para evitar mayor desocupación la evaluación también es crítica, dado que un 51% por ciento dice que en su familia o entre sus amistades hubo algún despido en los últimos tres meses (gráfico inferior; click para agrandar).
De las encuestas que venimos revisando hasta ahora, la del CEOP es la que muestra la peor situación relativa para el gobierno actual, con 44,2% de imagen positiva y 53,3% de negativa. Sin embargo, no es la primera en señalar la criticidad de la agenda económico-social como factor del desgaste del oficialismo: ya en abril, un estudio nacional de Management & Fit arrojaba que el 62% de los argentinos cree que las paritarias perderán ante la inflación. De acuerdo a los resultados de esta encuesta, el 25,8% situó al aumento de precios como su mayor preocupación. En segundo puesto quedó la corrupción, y en tercero la inseguridad. Asimismo, un 37,4% opinó que la situación económica del país estará mejor en los próximos meses, mientras que el porcentaje de aquellos que consideran que va a empeorar llega a 40,6% y supera a los optimistas (la diferencia es de 3,2 puntos porcentuales, es decir, estadísticamente no significativa). En tanto, quienes creen que estarán mejor a nivel personal (26,1%) también son menos de los que piensan que estarán peor (38,7%; en este caso la diferencia es de 12,6 puntos porcentuales y estadísticamente significativa).
Cuando se interrogó a la gente sobre los desafíos económicos de Macri, un 34,9% dijo que debe trabajar en la moderación de la inflación. Más de un 45% cree que no se alcanzará la meta del 20 al 25% para este año, y un 62% opinó que los aumentos salariales no superarán la inflación. En este marco, Management & Fit registró una caída de 5 puntos en la aprobación de la gestión de Macri de marzo a abril (50,7% a 45,8%), mientras que la desaprobación creció a 41%. También retrocedió su valoración personal a 42,9%, si bien el impacto de los Panamá Papers fue moderado (en la misma línea que señalaba la encuesta de Raúl Aragón y Asociados en AMBA -Área Metropolitana de Buenos Aires- que citamos oportunamente en este blog): 17,6% consideró “legal y ético” que Macri tenga participación en una empresa off-shore, mientras que 26,9% lo vio como “legal pero no ético” y un 33,0% “ni legal ni ético”.
Por su parte, según el Centro de Economía Regional y Experimental el Índice de Bienestar Económico (IBE) cayó 4,7% hasta abril en la comparación con lo que había arrojado el segundo semestre de 2015. La pérdida de poder adquisitivo acentuada por la aceleración de la inflación, los despidos en los sectores públicos y privados, y los ajustes bruscos de tarifas fueron los principales motivos de la caída. De la encuesta realizada para medir dicho índice, el 34,7% de las familias señaló que su bienestar económico se deterioró en comparación con el año pasado, mientras que para el 57,8% se mantuvo igual. A su vez, sólo un 7,5% percibió mejoras. En sintonía con la mencionada caída, el 53,3% de la población calificó su nivel de bienestar económico actual como “regular” y un 4% como “malo”. No obstante, para el 37,2% fue “bueno” y para el 6% “muy bueno”. Por otro lado, el 44,7% de las familias declararon que no tienen los ingresos necesarios para cubrir los gastos que necesita el hogar. De acuerdo al relevamiento, una familia promedio dice necesitar $16.925 para vivir dignamente dentro de las expectativas del hogar. Ese monto representa un 23% más de lo requerido en el semestre anterior. En síntesis, el conjunto de las mediciones coincide en señalar que el origen del malestar es socioeconómico.
De las encuestas que venimos revisando hasta ahora, la del CEOP es la que muestra la peor situación relativa para el gobierno actual, con 44,2% de imagen positiva y 53,3% de negativa. Sin embargo, no es la primera en señalar la criticidad de la agenda económico-social como factor del desgaste del oficialismo: ya en abril, un estudio nacional de Management & Fit arrojaba que el 62% de los argentinos cree que las paritarias perderán ante la inflación. De acuerdo a los resultados de esta encuesta, el 25,8% situó al aumento de precios como su mayor preocupación. En segundo puesto quedó la corrupción, y en tercero la inseguridad. Asimismo, un 37,4% opinó que la situación económica del país estará mejor en los próximos meses, mientras que el porcentaje de aquellos que consideran que va a empeorar llega a 40,6% y supera a los optimistas (la diferencia es de 3,2 puntos porcentuales, es decir, estadísticamente no significativa). En tanto, quienes creen que estarán mejor a nivel personal (26,1%) también son menos de los que piensan que estarán peor (38,7%; en este caso la diferencia es de 12,6 puntos porcentuales y estadísticamente significativa).
Cuando se interrogó a la gente sobre los desafíos económicos de Macri, un 34,9% dijo que debe trabajar en la moderación de la inflación. Más de un 45% cree que no se alcanzará la meta del 20 al 25% para este año, y un 62% opinó que los aumentos salariales no superarán la inflación. En este marco, Management & Fit registró una caída de 5 puntos en la aprobación de la gestión de Macri de marzo a abril (50,7% a 45,8%), mientras que la desaprobación creció a 41%. También retrocedió su valoración personal a 42,9%, si bien el impacto de los Panamá Papers fue moderado (en la misma línea que señalaba la encuesta de Raúl Aragón y Asociados en AMBA -Área Metropolitana de Buenos Aires- que citamos oportunamente en este blog): 17,6% consideró “legal y ético” que Macri tenga participación en una empresa off-shore, mientras que 26,9% lo vio como “legal pero no ético” y un 33,0% “ni legal ni ético”.
Por su parte, según el Centro de Economía Regional y Experimental el Índice de Bienestar Económico (IBE) cayó 4,7% hasta abril en la comparación con lo que había arrojado el segundo semestre de 2015. La pérdida de poder adquisitivo acentuada por la aceleración de la inflación, los despidos en los sectores públicos y privados, y los ajustes bruscos de tarifas fueron los principales motivos de la caída. De la encuesta realizada para medir dicho índice, el 34,7% de las familias señaló que su bienestar económico se deterioró en comparación con el año pasado, mientras que para el 57,8% se mantuvo igual. A su vez, sólo un 7,5% percibió mejoras. En sintonía con la mencionada caída, el 53,3% de la población calificó su nivel de bienestar económico actual como “regular” y un 4% como “malo”. No obstante, para el 37,2% fue “bueno” y para el 6% “muy bueno”. Por otro lado, el 44,7% de las familias declararon que no tienen los ingresos necesarios para cubrir los gastos que necesita el hogar. De acuerdo al relevamiento, una familia promedio dice necesitar $16.925 para vivir dignamente dentro de las expectativas del hogar. Ese monto representa un 23% más de lo requerido en el semestre anterior. En síntesis, el conjunto de las mediciones coincide en señalar que el origen del malestar es socioeconómico.
domingo, 22 de mayo de 2016
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Autos que curan
Movilidad saludable. Modelos innovadores con prestaciones que apuntan al bienestar del conductor.
Por Norman Berra (Especial)
viernes, 20 de mayo de 2016
Actualizando los indicadores políticos nacionales (3)
Veíamos en la entrada anterior que la encuesta de Analogías arrojaba una de cal y una de arena para la gestión presidencial de Mauricio Macri. Por un lado, esa medición volvía a mostrar una caída en la consideración de la gestión del líder del PRO, aunque con un descenso fue menos marcado que los anteriores: sumando las categorías de respuesta “muy buena”, “buena” y “regular buena”, en abril se ubicaba en 56,5%, un poco por encima de la medición de Ibarómetro (52,7%, claro que este sondeo prescinde absolutamente de la categoría de respuesta “regular”). Por otro lado, ese guarismo de casi 57 puntos replica casi exactamente al que exhibía la expresidente Cristina Fernández de Kirchner en abril del 2015, es decir corriendo su último año en el poder, lo cual dista de ser halagüeña para el actual gobierno, que lleva muchos menos meses de mandato. Sin embargo, mucho más desfavorable es el panorama que muestra la encuesta nacional más reciente del CEOP, en la cual la imagen positiva del gobierno nacional perfora los 50 puntos, entrando en la zona crítica a la que se refiere Morris. Veamos…
Los datos surgen de una encuesta nacional realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. La muestra abarcó a 1.200 personas en todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico social, y la encuesta fue realizada por vía telefónica la semana pasada. El principal dato a destacar es el quiebre en función del cual ahora la imagen negativa de la gestión del PRO/Cambiemos está por encima de la positiva (53,3% a 44,2%). La diferencia es de 9,1 puntos porcentuales y, por lo tanto, estadísticamente significativa. Cabe destacar que CEOP, al igual que Ibarómetro, prescinde también de la categoría de respuesta “regular”, lo que favorece la polarización de opiniones; sin embargo, con idénticos fraseos, en el mes anterior había un empate técnico entre las respuestas positivas y las negativas (48,4% a 50,6%, es decir -2,2%, una diferencia estadísticamente no significativa), mientras que ahora se percibe una brecha más sustantiva entre las percepciones.
También por primera vez desde el inicio de su mandato, los que opinan mal o muy mal del presidente Mauricio Macri (es decir, evaluación de su figura más que de su gobierno): 50,8% a 46,5%. En este caso, el saldo negativo es de más de cuatro puntos, claramente menos significativo que en la calificación del desempeño de su gestión. Se podría interpretar que su imagen como presidente está relativamente más preservada que la de su desempeño en la presidencia, que resulta más afectada por evaluaciones adversas asociadas principalmente a percepciones adversas de la economía. Según Bacman, “con la economía instalada en el centro de la escena desde hace más de cuatro meses y con un país fuertemente preocupado por la inflación y la desocupación, es lógico que la imagen positiva del presidente siga en descenso. Lejos quedaron los días felices del inicio de la gestión, cuando Mauricio Macri poseía una ponderación que remataba en un saldo neto positivo de más de 21 puntos (…) El principal factor es el alto nivel de rechazo que produce la falta de políticas antiinflacionarias del gobierno”.
Según este estudio, nada menos que la mitad de las personas (51,2%) tiene un amigo o un familiar que perdió su trabajo en los últimos meses. Además, la inflación es considerada en la actualidad el problema más grave –tarifas, precios– dado el recorte del salario real que significa; respecto a la evaluación de la lucha contra la inflación, el descontento es abrumador: apenas 16,6% se muestra satisfecho, contra 82,1% que está insatisfecho con lo que se viene haciendo en la materia. Según el informe del CEOP, que la economía impacte de forma tan directa en la imagen del Presidente y de su equipo indica que se está agotando el argumento de la pesada herencia. Es cierto que Macri sigue teniendo porcentajes aceptables, pero a sólo cinco meses en la Casa Rosada cayó en forma rápida. El Ejecutivo confía y repite que las mejoras vendrán en el segundo semestre. Si eso no se produce, el costo en la imagen puede ser muy alto. La inflación y la mala marcha de la economía “se han convertido en los dos principales factores que definen de manera más palmaria el mal humor social y en el imaginario colectivo se internalizó una significativa percepción de una crisis de empleo. Ambas variables están asociadas entre sí y al mismo tiempo se relacionan con el nivel socioeconómico del entrevistado. La preocupación por la inflación y la desocupación crece notablemente en los sectores más bajos y por ende más vulnerables. Una percepción de tan alto impacto con relación a la posibilidad latente de la pérdida del empleo no es una cuestión puramente individual: pesa la realidad y el clima de época generado, las redes sociales y los grupos primarios que comienzan a alarmarse por el desempleo”.
Los datos surgen de una encuesta nacional realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. La muestra abarcó a 1.200 personas en todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico social, y la encuesta fue realizada por vía telefónica la semana pasada. El principal dato a destacar es el quiebre en función del cual ahora la imagen negativa de la gestión del PRO/Cambiemos está por encima de la positiva (53,3% a 44,2%). La diferencia es de 9,1 puntos porcentuales y, por lo tanto, estadísticamente significativa. Cabe destacar que CEOP, al igual que Ibarómetro, prescinde también de la categoría de respuesta “regular”, lo que favorece la polarización de opiniones; sin embargo, con idénticos fraseos, en el mes anterior había un empate técnico entre las respuestas positivas y las negativas (48,4% a 50,6%, es decir -2,2%, una diferencia estadísticamente no significativa), mientras que ahora se percibe una brecha más sustantiva entre las percepciones.
También por primera vez desde el inicio de su mandato, los que opinan mal o muy mal del presidente Mauricio Macri (es decir, evaluación de su figura más que de su gobierno): 50,8% a 46,5%. En este caso, el saldo negativo es de más de cuatro puntos, claramente menos significativo que en la calificación del desempeño de su gestión. Se podría interpretar que su imagen como presidente está relativamente más preservada que la de su desempeño en la presidencia, que resulta más afectada por evaluaciones adversas asociadas principalmente a percepciones adversas de la economía. Según Bacman, “con la economía instalada en el centro de la escena desde hace más de cuatro meses y con un país fuertemente preocupado por la inflación y la desocupación, es lógico que la imagen positiva del presidente siga en descenso. Lejos quedaron los días felices del inicio de la gestión, cuando Mauricio Macri poseía una ponderación que remataba en un saldo neto positivo de más de 21 puntos (…) El principal factor es el alto nivel de rechazo que produce la falta de políticas antiinflacionarias del gobierno”.
Según este estudio, nada menos que la mitad de las personas (51,2%) tiene un amigo o un familiar que perdió su trabajo en los últimos meses. Además, la inflación es considerada en la actualidad el problema más grave –tarifas, precios– dado el recorte del salario real que significa; respecto a la evaluación de la lucha contra la inflación, el descontento es abrumador: apenas 16,6% se muestra satisfecho, contra 82,1% que está insatisfecho con lo que se viene haciendo en la materia. Según el informe del CEOP, que la economía impacte de forma tan directa en la imagen del Presidente y de su equipo indica que se está agotando el argumento de la pesada herencia. Es cierto que Macri sigue teniendo porcentajes aceptables, pero a sólo cinco meses en la Casa Rosada cayó en forma rápida. El Ejecutivo confía y repite que las mejoras vendrán en el segundo semestre. Si eso no se produce, el costo en la imagen puede ser muy alto. La inflación y la mala marcha de la economía “se han convertido en los dos principales factores que definen de manera más palmaria el mal humor social y en el imaginario colectivo se internalizó una significativa percepción de una crisis de empleo. Ambas variables están asociadas entre sí y al mismo tiempo se relacionan con el nivel socioeconómico del entrevistado. La preocupación por la inflación y la desocupación crece notablemente en los sectores más bajos y por ende más vulnerables. Una percepción de tan alto impacto con relación a la posibilidad latente de la pérdida del empleo no es una cuestión puramente individual: pesa la realidad y el clima de época generado, las redes sociales y los grupos primarios que comienzan a alarmarse por el desempleo”.
miércoles, 18 de mayo de 2016
Actualizando los indicadores políticos nacionales (2)
Al igual que veíamos en el estudio de Ibarómetro, más allá de los matices en las cifras, una reciente encuesta de Analogías (ver imagen al costado; click para agrandar) muestra el mismo movimiento ascendente en la corrupción (de 18% a 31,5%) y descendente en la inseguridad (de 22,6% a 6,5%). Con todo, como venimos señalando, por encima de los vaivenes de la coyuntura la pregnancia de la agenda económica se pone de manifiesto en que la “falta de trabajo” es considerada ahora una preocupación por el 16,8%, cuando en el estudio anterior apenas alcanzaba 7,2%. En el podio de las principales preocupaciones de los argentinos también se ubica la “inflación”, aunque con un incremento más moderado en relación con febrero: pasó de 20,3% a 23,7%.
Además de mostrar un crecimiento en la preocupación de los argentinos, el alza de los precios también evidenció variaciones respecto de los responsables de su aceleración. Según Analogías, cambió la tendencia: ahora, hay una primera minoría que cree que el aumento es producto de las políticas económicas dispuestas por la administración macrista (31%). En cambio, en la medición anterior la “culpa” le era atribuida principalmente al gobierno kirchnerista que dejó el poder el 10 de diciembre. Este dato no es menor, dado que el oficialismo viene trabajando el eje discursivo de la “pesada herencia”; este argumento, a tenor de lo que sugiere el estudio de la consultora dirigida por Analía del Franco, comienza a agotar su fuerza comunicacional. En materia de subsidios, los números del sondeo también traslucen el descontento que generaron los aumentos en las tarifas de la electricidad aplicadas en los últimos meses y que comenzaron a cristalizarse con la llegada de las facturas en estas semanas. En febrero, ante la consulta: ¿qué grado de acuerdo tiene en que se aumenten las tarifas?, un 42,8% se mostraba a favor. En abril, en cambio, ese guarismo descendió a 37,9%.
Ligado a esto, el 76,6% ciento aseguró haber sentido un impacto negativo en su economía doméstica por los aumentos; nuevamente, esto confirma el acierto de la “tesis Fara” sobre el predominio de los efectos socioeconómicos por sobre el resto de los temas de agenda. Con respecto a otros temas de la coyuntura económica, crece la percepción de que se acentuará el desempleo, los paros y las movilizaciones gremiales: el 71% considera que los precios van a seguir subiendo durante 2016, 62,9% dijo que espera que haya cierre de fábricas (en la anterior medición, ese número se ubicaba en el 38,3%), lo que anticipa un horizonte perceptivo de mayor conflictividad social, que puede explicar parte del pesimismo en ascenso que venimos viendo en varias mediciones citadas. Por contrapartida, se cree que el valor del dólar se mantendrá sin alteraciones importantes respecto del precio actual.
La encuesta de Analogías también indagó sobre la percepción que tienen los argentinos del desempeño del presidente Mauricio Macri. La medición volvió a mostrar una caída en la consideración de la gestión del líder del PRO, aunque el descenso fue menos marcado que los anteriores. Al momento de asumir, el jefe de Estado podía exhibir un 66,9% que calificaba como “muy buena”, “buena” y “regular buena” su desempeño. El acumulado de esas 3 categorías de respuesta mostró en febrero un retroceso hasta el 59,3% y en abril llegó al 56,5%, el mismo guarismo que exhibía la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner en el mismo mes del 2015 cuando estaba en el inicio de su último año en el poder. Esta comparación, al igual que veíamos en AMBA con la encuesta de Raúl Aragón y Asociados, es poco halagüeña para Macri, dado que a pocos meses de gestión ostenta un apoyo similar al de un gobierno con el desgaste del que arrastraba el de CFK; a favor de Macri, se puede rescatar en este estudio que la imagen positiva está algo por encima de la que veíamos en la encuesta de Ibarómetro, aunque en este caso para ese cálculo se suma la respuesta “regular buena”, categoría que ya traduce cierto nivel de crítica. Asimismo, según Analogías, la imagen positiva de la ex mandataria se sitúa en el 45%, en tanto que la negativa asciende al 54,4%; es decir, la imagen favorable de CFK en este estudio es bastante similar a la que oportunamente reportaba el CEOP.
Además de mostrar un crecimiento en la preocupación de los argentinos, el alza de los precios también evidenció variaciones respecto de los responsables de su aceleración. Según Analogías, cambió la tendencia: ahora, hay una primera minoría que cree que el aumento es producto de las políticas económicas dispuestas por la administración macrista (31%). En cambio, en la medición anterior la “culpa” le era atribuida principalmente al gobierno kirchnerista que dejó el poder el 10 de diciembre. Este dato no es menor, dado que el oficialismo viene trabajando el eje discursivo de la “pesada herencia”; este argumento, a tenor de lo que sugiere el estudio de la consultora dirigida por Analía del Franco, comienza a agotar su fuerza comunicacional. En materia de subsidios, los números del sondeo también traslucen el descontento que generaron los aumentos en las tarifas de la electricidad aplicadas en los últimos meses y que comenzaron a cristalizarse con la llegada de las facturas en estas semanas. En febrero, ante la consulta: ¿qué grado de acuerdo tiene en que se aumenten las tarifas?, un 42,8% se mostraba a favor. En abril, en cambio, ese guarismo descendió a 37,9%.
Ligado a esto, el 76,6% ciento aseguró haber sentido un impacto negativo en su economía doméstica por los aumentos; nuevamente, esto confirma el acierto de la “tesis Fara” sobre el predominio de los efectos socioeconómicos por sobre el resto de los temas de agenda. Con respecto a otros temas de la coyuntura económica, crece la percepción de que se acentuará el desempleo, los paros y las movilizaciones gremiales: el 71% considera que los precios van a seguir subiendo durante 2016, 62,9% dijo que espera que haya cierre de fábricas (en la anterior medición, ese número se ubicaba en el 38,3%), lo que anticipa un horizonte perceptivo de mayor conflictividad social, que puede explicar parte del pesimismo en ascenso que venimos viendo en varias mediciones citadas. Por contrapartida, se cree que el valor del dólar se mantendrá sin alteraciones importantes respecto del precio actual.
La encuesta de Analogías también indagó sobre la percepción que tienen los argentinos del desempeño del presidente Mauricio Macri. La medición volvió a mostrar una caída en la consideración de la gestión del líder del PRO, aunque el descenso fue menos marcado que los anteriores. Al momento de asumir, el jefe de Estado podía exhibir un 66,9% que calificaba como “muy buena”, “buena” y “regular buena” su desempeño. El acumulado de esas 3 categorías de respuesta mostró en febrero un retroceso hasta el 59,3% y en abril llegó al 56,5%, el mismo guarismo que exhibía la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner en el mismo mes del 2015 cuando estaba en el inicio de su último año en el poder. Esta comparación, al igual que veíamos en AMBA con la encuesta de Raúl Aragón y Asociados, es poco halagüeña para Macri, dado que a pocos meses de gestión ostenta un apoyo similar al de un gobierno con el desgaste del que arrastraba el de CFK; a favor de Macri, se puede rescatar en este estudio que la imagen positiva está algo por encima de la que veíamos en la encuesta de Ibarómetro, aunque en este caso para ese cálculo se suma la respuesta “regular buena”, categoría que ya traduce cierto nivel de crítica. Asimismo, según Analogías, la imagen positiva de la ex mandataria se sitúa en el 45%, en tanto que la negativa asciende al 54,4%; es decir, la imagen favorable de CFK en este estudio es bastante similar a la que oportunamente reportaba el CEOP.
lunes, 16 de mayo de 2016
Actualizando los indicadores políticos nacionales (1)
La encuesta de Ibarómetro que citábamos en la entrada anterior ubicaba a la imagen positiva del gobierno nacional en 52,7% (en descenso), contra una negativa del 40% (en ascenso). Además, arrojaba un deterioro en el estado de ánimo, donde por primera vez los sentimientos negativos dominan el clima anímico de la opinión pública, alcanzando 51,2% y superando por 10 puntos porcentuales a los sentimientos positivos (41,1%). Ese estudio también muestra un empeoramiento de las percepciones de la coyuntura, donde un 66,7% describe como mala la situación presente (ascenso amesetado: era 53,1% en diciembre de 2015 y 66,1% en febrero pasado), contra 26,7% que lo describen de manera positiva (en descenso amesetado: era 35% en diciembre y 27,7% en febrero pasado).
Por otro lado, aunque siguen en terreno positivo, también empeoraron las expectativas, según Ibarómetro (ver imagen arriba; click para agrandar): el 49,6% cree que la situación del país será mejor dentro de 1 año (descenso amesetado: era 59,1% en diciembre de 2015 y 51% en febrero pasado), contra 40,6% que cree que será peor (ascenso amesetado: era 29,4% en diciembre y 39,6% en febrero pasado). En el plano de los problemas percibidos, entre febrero y abril de 2016 creció la percepción en torno al desempleo (pasó del 10,2% al 15%) y la corrupción (del 20,7% al 24,4%); también creció, aunque en este caso la variación es estadísticamente no significativa, la incidencia de la pobreza como demanda (de 12,3% a 4,1%). Se mantuvieron la inflación (16,4% en ambas mediciones) y la deuda externa (3,2% en ambas mediciones) y registraron descensos negativos no estadísticamente significativos la educación (pasó de 11,3% a 8,7%) y la salud (de 2,9% a 1%). En cambio, la inseguridad cayó sensiblemente en la agenda social, de 19,9% a 13,4% (ver imagen abajo; click para agrandar).
Asimismo, se profundizó el sesgo clasista “minoritario” con el que se asocia a la gestión presidencial de Mauricio Macri, que dicha consultora ya había identificado en la medición de febrero: la percepción de que favorece a la clase alta creció del 44,8% al 51,1%, en tanto que la de que beneficia a la clase media cayó del 32% al 22,4% y la de que favorece a la clase baja del 10,9% al 8,4%. En este último caso, la variación no es estadísticamente significativa, pero en lo que atañe a las clases alta y media sí lo es. “Desde febrero ha crecido la percepción según la cual el Gobierno Nacional favorece especialmente a la clase alta. Tan solo el 8,4% opina que el Gobierno de Cambiemos privilegia a los sectores más humildes. Tales opiniones se encuentran fuertemente segmentadas en función del posicionamiento político general frente al Gobierno: 9 de cada 10 opositores perciben un Gobierno fuertemente sesgado hacia los sectores más privilegiados. Por el contrario, los oficialistas ponen el foco sobre la clase media”, se evalúa en el informe.
.
Entre las dos mediciones, las variaciones estadísticamente más significativas se dan en el aumento de las menciones de corrupción (del 20,7% al 24,4%) y en la caída de la inseguridad (de 19,9% a 13,4%). Esto puede atribuirse a un efecto de la coyuntura, fundamentalmente por la presencia de dos temas mediáticamente fuertes, como la denominada “ruta del dinero K” (desfavorables para el kirchnerismo) y, con menor intensidad, los “Panamá papers” (desfavorables para el gobierno actual). No obstante, pese a estos movimientos debidos a la coyuntura, mantenemos nuestra tesis (que es también la del consultor Carlos Fara) sobre la preeminencia a mediano y largo plazo de la agenda económica como constructora de opiniones. Asimismo, como destaca la consultora, “en relación al origen e impacto de los aumentos implementados por el Gobierno Nacional la opinión pública luce empatada: por un lado el 46% considera que los aumentos eran medidas ´necesarias´ impuestas por la ´herencia recibida’; por su parte un 47% sostiene que se trata decisiones adoptadas por el gobierno en el marco de su propio programa económico". Así, en esta dimensión de la percepción de la coyuntura tiende a confirmarse la fuerte polarización que se puso de manifiesto en el ballotage presidencial del 22-N.
Por otro lado, aunque siguen en terreno positivo, también empeoraron las expectativas, según Ibarómetro (ver imagen arriba; click para agrandar): el 49,6% cree que la situación del país será mejor dentro de 1 año (descenso amesetado: era 59,1% en diciembre de 2015 y 51% en febrero pasado), contra 40,6% que cree que será peor (ascenso amesetado: era 29,4% en diciembre y 39,6% en febrero pasado). En el plano de los problemas percibidos, entre febrero y abril de 2016 creció la percepción en torno al desempleo (pasó del 10,2% al 15%) y la corrupción (del 20,7% al 24,4%); también creció, aunque en este caso la variación es estadísticamente no significativa, la incidencia de la pobreza como demanda (de 12,3% a 4,1%). Se mantuvieron la inflación (16,4% en ambas mediciones) y la deuda externa (3,2% en ambas mediciones) y registraron descensos negativos no estadísticamente significativos la educación (pasó de 11,3% a 8,7%) y la salud (de 2,9% a 1%). En cambio, la inseguridad cayó sensiblemente en la agenda social, de 19,9% a 13,4% (ver imagen abajo; click para agrandar).
Asimismo, se profundizó el sesgo clasista “minoritario” con el que se asocia a la gestión presidencial de Mauricio Macri, que dicha consultora ya había identificado en la medición de febrero: la percepción de que favorece a la clase alta creció del 44,8% al 51,1%, en tanto que la de que beneficia a la clase media cayó del 32% al 22,4% y la de que favorece a la clase baja del 10,9% al 8,4%. En este último caso, la variación no es estadísticamente significativa, pero en lo que atañe a las clases alta y media sí lo es. “Desde febrero ha crecido la percepción según la cual el Gobierno Nacional favorece especialmente a la clase alta. Tan solo el 8,4% opina que el Gobierno de Cambiemos privilegia a los sectores más humildes. Tales opiniones se encuentran fuertemente segmentadas en función del posicionamiento político general frente al Gobierno: 9 de cada 10 opositores perciben un Gobierno fuertemente sesgado hacia los sectores más privilegiados. Por el contrario, los oficialistas ponen el foco sobre la clase media”, se evalúa en el informe.
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Entre las dos mediciones, las variaciones estadísticamente más significativas se dan en el aumento de las menciones de corrupción (del 20,7% al 24,4%) y en la caída de la inseguridad (de 19,9% a 13,4%). Esto puede atribuirse a un efecto de la coyuntura, fundamentalmente por la presencia de dos temas mediáticamente fuertes, como la denominada “ruta del dinero K” (desfavorables para el kirchnerismo) y, con menor intensidad, los “Panamá papers” (desfavorables para el gobierno actual). No obstante, pese a estos movimientos debidos a la coyuntura, mantenemos nuestra tesis (que es también la del consultor Carlos Fara) sobre la preeminencia a mediano y largo plazo de la agenda económica como constructora de opiniones. Asimismo, como destaca la consultora, “en relación al origen e impacto de los aumentos implementados por el Gobierno Nacional la opinión pública luce empatada: por un lado el 46% considera que los aumentos eran medidas ´necesarias´ impuestas por la ´herencia recibida’; por su parte un 47% sostiene que se trata decisiones adoptadas por el gobierno en el marco de su propio programa económico". Así, en esta dimensión de la percepción de la coyuntura tiende a confirmarse la fuerte polarización que se puso de manifiesto en el ballotage presidencial del 22-N.
miércoles, 11 de mayo de 2016
Macri vs Cristina (2)
Ese 54% de espacio “pankirchnerista” que veíamos en el post anterior no significa intención de voto ni tampoco imagen positiva, sino percepción de principal referencia política opositora al actual oficialismo. Hoy, al presidente Mauricio Macri ese contraste todavía le resulta favorable, pues si bien la comparación con el gobierno anterior viene en tendencia declinante (desde diciembre de 2015 hasta el pasado abril, la opinión de que el gobierno de actual es mejor que el de Cristina cayó 29,8 puntos porcentuales, mientras que la opinión contraria creció 19,8 puntos porcentuales), según la consultora Ibarómetro casi la mitad de quienes respaldan a Macri lo hacen por verlo como una alternativa al kirchnerismo: entre los motivos de aprobación, en febrero un 42% se identificaba con la idea de que el actual gobierno representa un cambio respecto al anterior; en abril pasado, la identificación con ese planteo creció hasta 45%.
Por el contrario, el liderazgo de Mauricio Macri como motivo de aprobación de su gestión descendió entre las mediciones de febrero y abril del 8,9% al 6,2%. Vale decir, a la vez que se desdibuja la fuerza propia de la figura de Macri, crece su posicionamiento como contrafigura de la gestión de Cristina Fernández. En esa línea, algunos analistas postulan que el macrismo adhiere a la tesis de que la vigencia de CFK le resulta funcional al oficialismo, porque recrea (aunque sea más por efecto contraste que por dotación) las expectativas sobre el actual gobierno y porque presume que el protagonismo de la ex presidenta obtura las chances de reunificación del peronismo. En este marco, se reedita un efecto polarizador, en el cual los espacios alternativos al macrismo y al kirchnerismo resultan debilitados: según el último informe de Ibarómetro, un 31,4% se siente cercano al PRO como espacio político, mientras que un 28% se siente cerca del FPV.
Así, el partido de Macri se consolida en detrimento del Frente Renovador de Sergio Massa (luego de haber tocado 16,3% en noviembre de 2015 y 13,1% en febrero, cae en abril 8,8%, esto es, 5 puntos porcentuales en la última medición y casi la mitad de su caudal desde el ballotage), mientras que el kirchnerismo se mantiene estable. Así, las dos principales referencias políticas reúnen a casi 60% de los electores, dejando un espacio muy acotado a los demás actores y signos: casi 9 puntos para el partido de Massa, casi 5 puntos para la UCR, 3 para la Coalición Cívica de Elisa Carrió, 4 para el Frente Progresistas de Margarita Stolbizer, casi 4 para el peronismo no K de Diego Bossio y el gobernador salteño Juan Urtubey y casi 2 para la izquierda. Quienes no se sienten cercanos a ningún espacio político alcanzan 11,5% y 3,4% no saben o no contestan.
Ibarómetro también reporta que la imagen del gobierno nacional se mantiene por encima del 50% (ver datos arriba; click para agrandar), aunque retrocede más de 3 puntos porcentuales en relación a la medición de febrero (55,9% a 52,7%), consolidando así una tendencia negativa (la imagen desfavorable trepa de 37,6% a 40%). El contraste más marcado se vincula con la región: proporcionalmente, AMBA muestra un perfil más crítico que el resto del país, donde crecen las opiniones favorables. Asimismo, por primera vez desde el inicio del actual ciclo político, los sentimientos negativos dominan el clima anímico de la opinión pública: alcanzan 51,2%, superando por 10 puntos a los sentimientos positivos (41,1%; ver datos abajo, click para agrandar). Los mayores de 50 años constituyen el único segmento sociodemográfico donde aún gana el optimismo. En este marco, la mirada sobre el futuro está fuertemente vinculada con la evaluación del gobierno nacional: quienes lo desaprueban son marcadamente pesimistas, mientras que entre los aprobadores predomina el optimismo.
Por el contrario, el liderazgo de Mauricio Macri como motivo de aprobación de su gestión descendió entre las mediciones de febrero y abril del 8,9% al 6,2%. Vale decir, a la vez que se desdibuja la fuerza propia de la figura de Macri, crece su posicionamiento como contrafigura de la gestión de Cristina Fernández. En esa línea, algunos analistas postulan que el macrismo adhiere a la tesis de que la vigencia de CFK le resulta funcional al oficialismo, porque recrea (aunque sea más por efecto contraste que por dotación) las expectativas sobre el actual gobierno y porque presume que el protagonismo de la ex presidenta obtura las chances de reunificación del peronismo. En este marco, se reedita un efecto polarizador, en el cual los espacios alternativos al macrismo y al kirchnerismo resultan debilitados: según el último informe de Ibarómetro, un 31,4% se siente cercano al PRO como espacio político, mientras que un 28% se siente cerca del FPV.
Así, el partido de Macri se consolida en detrimento del Frente Renovador de Sergio Massa (luego de haber tocado 16,3% en noviembre de 2015 y 13,1% en febrero, cae en abril 8,8%, esto es, 5 puntos porcentuales en la última medición y casi la mitad de su caudal desde el ballotage), mientras que el kirchnerismo se mantiene estable. Así, las dos principales referencias políticas reúnen a casi 60% de los electores, dejando un espacio muy acotado a los demás actores y signos: casi 9 puntos para el partido de Massa, casi 5 puntos para la UCR, 3 para la Coalición Cívica de Elisa Carrió, 4 para el Frente Progresistas de Margarita Stolbizer, casi 4 para el peronismo no K de Diego Bossio y el gobernador salteño Juan Urtubey y casi 2 para la izquierda. Quienes no se sienten cercanos a ningún espacio político alcanzan 11,5% y 3,4% no saben o no contestan.
Ibarómetro también reporta que la imagen del gobierno nacional se mantiene por encima del 50% (ver datos arriba; click para agrandar), aunque retrocede más de 3 puntos porcentuales en relación a la medición de febrero (55,9% a 52,7%), consolidando así una tendencia negativa (la imagen desfavorable trepa de 37,6% a 40%). El contraste más marcado se vincula con la región: proporcionalmente, AMBA muestra un perfil más crítico que el resto del país, donde crecen las opiniones favorables. Asimismo, por primera vez desde el inicio del actual ciclo político, los sentimientos negativos dominan el clima anímico de la opinión pública: alcanzan 51,2%, superando por 10 puntos a los sentimientos positivos (41,1%; ver datos abajo, click para agrandar). Los mayores de 50 años constituyen el único segmento sociodemográfico donde aún gana el optimismo. En este marco, la mirada sobre el futuro está fuertemente vinculada con la evaluación del gobierno nacional: quienes lo desaprueban son marcadamente pesimistas, mientras que entre los aprobadores predomina el optimismo.
domingo, 8 de mayo de 2016
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
¡Vos me estás cargando!
Pensando en la batería. Desarrollos que permiten cargar el celular se suman a la ya creciente galería de vestibles.
Por Norman Berra (Especial)
Una de las razones por las cuales amamos la tecnología es su capacidad para resolver problemas cotidianos. En ese marco, el mundo de los gadgets se apunta un nuevo éxito de la mano de vestibles que incluyen entre sus funcionalidades la posibilidad de cargar la batería del smartphone.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/vos-me-estas-cargando?cx_level=home_lvi_widget
viernes, 6 de mayo de 2016
Macri vs Cristina (1)
La encuesta de Raúl Aragón & Asociados, como veíamos, aporta un dato tranquilizador para el gobierno de Mauricio Macri: según el informe, el affaire “Panamá papers” no parece tener un impacto significativo en la imagen presidencial. Hay dos otros datos que también resultan favorables: del informe en cuestión también se desprende que, aunque el desacuerdo con la eliminación de los subsidios aumentó de 43,8% a 57,1%, esa variación no se traduce en una merma de la calificación positiva; en tercer término, respecto de su estilo de gobierno (los encuestados debían responder si lo consideraban democrático o autoritario), Macri conserva un registro altamente positivo: el 59,3% lo considera democrático.
Sin embargo, la encuesta de Aragón también arroja un dato nítidamente negativo: la comparación con el gobierno anterior de Cristina Fernández de Kirchner le resulta crecientemente desfavorable a Macri. Sólo un 46,5% sostiene que su gestión es mejor que la de la ex presidenta, mientras que un 30,4% la considera peor. Se trata de un resultado nada auspicioso dado que, recordemos, la encuesta de Aragón se realizó en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), un conglomerado que fue muy favorable para el actual presidente tanto en la primera vuelta presidencial de octubre como en el ballotage del 22 de noviembre. Desde diciembre de 2015 hasta abril de 2016, la opinión de que el gobierno de Macri es mejor que el de Cristina cayó 29,8 puntos porcentuales, mientras que la opinión contraria (CFK mejor que Macri) creció 19,8 puntos porcentuales.
Estos datos ameritan interpretación: por un lado, está claro que Macri en 2015 se benefició del malhumor social que caracterizó el cierre de la gestión de CFK y que hoy el hecho de representar un cambio al kirchnerismo es uno de los principales motivos que sostiene su apoyo entre quienes aprueban su gestión (según la última encuesta de Ibarómetro, es el principal motivo entre aprobadores, y creció del 42% al 45,3% de las respuestas). Sin embargo, por otro lado, la comparación con CFK le resulta crecientemente desfavorable aún en un conglomerado que le fue propicio a Macri en las elecciones del año pasado, con lo cual también late en la figura de CFK una amenaza para el actual presidente, en la medida en que podría capitalizar parte del malestar que la gestión de Macri está generando en estos meses. Según Roberto Bacman, del CEOP, “si Cristina hoy tiene 42 o 43% de imagen positiva tras cuatro meses de ostracismo, estas causas judiciales que la están llamando le van a dar la oportunidad de crecer en su imagen positiva y le van a seguir dando la oportunidad a Cristina que siga convirtiéndose en un referente importante de la oposición; y otra vez teniendo mucho peso dentro del entramado del alicaído Partido Justicialista”. En ese sentido, el analista consideró que los integrantes de la alianza Cambiemos deben estar “muy preocupados” por este panorama, y no descartó un probable “relanzamiento” de la gestión del gobierno nacional en los próximos meses, incluida la renovación de alguno de los miembros de su gabinete.
En este marco, un sondeo de la consultora Isonomía previo al regreso de la expresidente a Capital por la causa judicial del dólar futuro arrojaba que Cristina Fernández de Kirchner es vista como la principal opositora al oficialismo (28% de las respuestas). Si a ese guarismo se suman a las entidades satélites y dirigentes que se han mantenido alineados con ella o la reconocen como referencia (kirchnerismo, Máximo Kirchner, La Cámpora, Axel Kicillof, Aníbal Fernández, Daniel Scioli), ese aglomerado llega a 54%, muy por encima de dirigentes alternativos del espacio “panperonista” entendido en sentido amplio, como Sergio Massa (que reúne un 12%) y el gobernador salteño Juan Urtubey (con apenas 1%). Sin embargo, hay más de un 30% que no define ningún principal opositor, no se decide o piensa en otros; está claro que el modo en que se defina este sector es clave para ponderar las chances opositoras en un panorama en el que el crédito y la expectativa siguen estando puestos en Macri, algo razonable, dado que el gobierno apenas lleva unos 5 meses de gestión.
Sin embargo, la encuesta de Aragón también arroja un dato nítidamente negativo: la comparación con el gobierno anterior de Cristina Fernández de Kirchner le resulta crecientemente desfavorable a Macri. Sólo un 46,5% sostiene que su gestión es mejor que la de la ex presidenta, mientras que un 30,4% la considera peor. Se trata de un resultado nada auspicioso dado que, recordemos, la encuesta de Aragón se realizó en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), un conglomerado que fue muy favorable para el actual presidente tanto en la primera vuelta presidencial de octubre como en el ballotage del 22 de noviembre. Desde diciembre de 2015 hasta abril de 2016, la opinión de que el gobierno de Macri es mejor que el de Cristina cayó 29,8 puntos porcentuales, mientras que la opinión contraria (CFK mejor que Macri) creció 19,8 puntos porcentuales.
Estos datos ameritan interpretación: por un lado, está claro que Macri en 2015 se benefició del malhumor social que caracterizó el cierre de la gestión de CFK y que hoy el hecho de representar un cambio al kirchnerismo es uno de los principales motivos que sostiene su apoyo entre quienes aprueban su gestión (según la última encuesta de Ibarómetro, es el principal motivo entre aprobadores, y creció del 42% al 45,3% de las respuestas). Sin embargo, por otro lado, la comparación con CFK le resulta crecientemente desfavorable aún en un conglomerado que le fue propicio a Macri en las elecciones del año pasado, con lo cual también late en la figura de CFK una amenaza para el actual presidente, en la medida en que podría capitalizar parte del malestar que la gestión de Macri está generando en estos meses. Según Roberto Bacman, del CEOP, “si Cristina hoy tiene 42 o 43% de imagen positiva tras cuatro meses de ostracismo, estas causas judiciales que la están llamando le van a dar la oportunidad de crecer en su imagen positiva y le van a seguir dando la oportunidad a Cristina que siga convirtiéndose en un referente importante de la oposición; y otra vez teniendo mucho peso dentro del entramado del alicaído Partido Justicialista”. En ese sentido, el analista consideró que los integrantes de la alianza Cambiemos deben estar “muy preocupados” por este panorama, y no descartó un probable “relanzamiento” de la gestión del gobierno nacional en los próximos meses, incluida la renovación de alguno de los miembros de su gabinete.
En este marco, un sondeo de la consultora Isonomía previo al regreso de la expresidente a Capital por la causa judicial del dólar futuro arrojaba que Cristina Fernández de Kirchner es vista como la principal opositora al oficialismo (28% de las respuestas). Si a ese guarismo se suman a las entidades satélites y dirigentes que se han mantenido alineados con ella o la reconocen como referencia (kirchnerismo, Máximo Kirchner, La Cámpora, Axel Kicillof, Aníbal Fernández, Daniel Scioli), ese aglomerado llega a 54%, muy por encima de dirigentes alternativos del espacio “panperonista” entendido en sentido amplio, como Sergio Massa (que reúne un 12%) y el gobernador salteño Juan Urtubey (con apenas 1%). Sin embargo, hay más de un 30% que no define ningún principal opositor, no se decide o piensa en otros; está claro que el modo en que se defina este sector es clave para ponderar las chances opositoras en un panorama en el que el crédito y la expectativa siguen estando puestos en Macri, algo razonable, dado que el gobierno apenas lleva unos 5 meses de gestión.
martes, 3 de mayo de 2016
lunes, 2 de mayo de 2016
Del malestar económico al político (3)
Destacábamos en la entrada anterior que diversas encuestas recientes confirman que el malestar económico ya impregna los indicadores políticos y que a mediano plazo la agenda económica pondera más alto en las preocupaciones que las cuestiones de carácter institucional y el issue “corrupción”. A propósito de esto, citábamos al consultor Carlos Fara, “las prioridades de la gente no cambian por la agenda de Comodoro Py: sí se modifican las proporciones en picos como este, donde corrupción gana espacio. Sin embargo, los efectos socioeconómicos son los que siempre mandan por razones obvias. Si la semana próxima baja el nivel de novedades en los tribunales, lo más probable es que la corrupción pierda espacio (aunque más no sea por un efecto saturación) y la gente de a pie siga angustiada por sus penurias”.
¿Significa esto que la corrupción no pesa en la agenda? No; pesa (32% en la encuesta de CEOP y 19,15 en la de Circuitos), pero a mediano y largo plazo gravita menos que las cuestiones socioeconómicas, por dos razones principales: 1) la opinión pública condena la corrupción, pero hasta cierto punto la naturaliza como un vicio de la dirigencia política y, en parte, como un elemento de la idiosincrasia nacional 2) la condena a la corrupción se intensifica cuando la cotidianidad economía se complica; por el contrario, cuando la economía doméstica marcha bien, o al menos no se percibe conflictiva, la opinión pública es más tolerante. Recordemos que Carlos Menem, cuya gestión fue muy cuestionada desde sus inicios por el issue “corrupción”, ganó prácticamente todas las elecciones que disputó desde su arribo al poder en 1989 (legislativas de 1991, constituyentes de 1993, presidenciales de 1995) y recién en las legislativas de 1997, cuando la economía ya entraba en recesión y el desempleo se disparaba, recibió su primer revés electoral de envergadura. 3) hoy, el “issue” corrupción tiene dos grandes temas en la agenda de coyuntura. Uno es la denominada “ruta del dinero K”, que afecta centralmente a la ex presidenta Cristina Fernández, a su entorno y a ex funcionarios. Este tema confirma a los anti-K en su postura, pero apenas permea en los electores K. El segundo tema fuerte en corrupción son los denominados “Panamá papers”, que, al contrario del anterior, afecta centralmente al presidente Mauricio Macri, a su entorno y a funcionarios actuales; obviamente, este tema confirma a los electores “K” en su antimacrismo.
De las consideraciones anteriores se desprende que el efecto neto del "issue" corrupción en la opinión pública es neutro, en la medida en que confirma a los anti-K en su condición desfavorable al kirchnerismo (“ruta del dinero”) y a los kirchneristas en su antimacrismo ("Panamá papers") . Ese efecto de empate sólo puede romperse si el segmento que no es ni K ni anti K termina volcándose por una de las dos posiciones antagónicas, y esta inclinación muy probablemente venga dada por el modo en que la agenda económica impacte en este segmento de electores más que por las percepciones de carácter institucional en sí. De hecho, si tomamos encuestas recientes también realizadas (como la de Circuitos que citábamos en el post anterior) en la “zona núcleo” del país en términos político-electorales, veremos que hay discrepancia con respecto a si los “Panamá Papers” afectaron o no la confianza en Macri. Si tomamos el estudio de la consultora Dicen (ver datos abajo; click para agrandar las imágenes), sí hubo impacto negativo en su imagen: el nivel de aprobación cayó a 35%, mientras que el de desaprobación subió al 51%; un 30% de los porteños y bonaerenses tolera que Macri sea parte en empresas offshore, mientras el 53% cree que está mal, incluidos entre ellos un 21% que sigue apoyando a la actual gestión. Asimismo, el 31% de quienes votaron a Macri en el ballotage y el 47% de los lectores de Clarín y La Nación cuestionan que esté implicado en este caso.
Por el contrario, según una investigación de Raúl Aragón y Asociados (ver gráfico arriba; click para agrandar la imagen), “el efecto Panamá Papers resulta nulo o casi nulo. Esto posiblemente se debe a la diferencia en el modo en que ambos fenómenos se registran en el imaginario. La inflación es un fenómeno de percepción y efecto directos, mientras que el registro de los Panamá Papers es mediado por los medios de comunicación y de naturaleza representacional abstracta sin un efecto directo perceptible sobre la vida de los individuos", evaluó la consultora. Así, la difusión de la participación de Macri en varias sociedades offshore no genera, según esta encuesta, una variación en la calificación positiva de su imagen: registraba 50,1% en la medición del 6/4 y registra 51,3% en la concluida el día 17/4 (una variación que no resulta estadísticamente significativa). Se trata de una encuesta con 708 casos efectivos, todos mayores de 18 años residentes en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) en condiciones de votar entre el 8 y el 17 de abril de 2016. La ficha técnica de la encuesta reporta que se utilizó una muestra aleatoria simple, con reposición, ponderada luego por cuotas de género, nivel socioeconómico y rango de edad, con proporcionalidad según peso poblacional y un margen de error muestral de +/- 3,7%, en la que se utilizó como instrumento de recolección de datos un cuestionario cerrado.
¿Significa esto que la corrupción no pesa en la agenda? No; pesa (32% en la encuesta de CEOP y 19,15 en la de Circuitos), pero a mediano y largo plazo gravita menos que las cuestiones socioeconómicas, por dos razones principales: 1) la opinión pública condena la corrupción, pero hasta cierto punto la naturaliza como un vicio de la dirigencia política y, en parte, como un elemento de la idiosincrasia nacional 2) la condena a la corrupción se intensifica cuando la cotidianidad economía se complica; por el contrario, cuando la economía doméstica marcha bien, o al menos no se percibe conflictiva, la opinión pública es más tolerante. Recordemos que Carlos Menem, cuya gestión fue muy cuestionada desde sus inicios por el issue “corrupción”, ganó prácticamente todas las elecciones que disputó desde su arribo al poder en 1989 (legislativas de 1991, constituyentes de 1993, presidenciales de 1995) y recién en las legislativas de 1997, cuando la economía ya entraba en recesión y el desempleo se disparaba, recibió su primer revés electoral de envergadura. 3) hoy, el “issue” corrupción tiene dos grandes temas en la agenda de coyuntura. Uno es la denominada “ruta del dinero K”, que afecta centralmente a la ex presidenta Cristina Fernández, a su entorno y a ex funcionarios. Este tema confirma a los anti-K en su postura, pero apenas permea en los electores K. El segundo tema fuerte en corrupción son los denominados “Panamá papers”, que, al contrario del anterior, afecta centralmente al presidente Mauricio Macri, a su entorno y a funcionarios actuales; obviamente, este tema confirma a los electores “K” en su antimacrismo.
De las consideraciones anteriores se desprende que el efecto neto del "issue" corrupción en la opinión pública es neutro, en la medida en que confirma a los anti-K en su condición desfavorable al kirchnerismo (“ruta del dinero”) y a los kirchneristas en su antimacrismo ("Panamá papers") . Ese efecto de empate sólo puede romperse si el segmento que no es ni K ni anti K termina volcándose por una de las dos posiciones antagónicas, y esta inclinación muy probablemente venga dada por el modo en que la agenda económica impacte en este segmento de electores más que por las percepciones de carácter institucional en sí. De hecho, si tomamos encuestas recientes también realizadas (como la de Circuitos que citábamos en el post anterior) en la “zona núcleo” del país en términos político-electorales, veremos que hay discrepancia con respecto a si los “Panamá Papers” afectaron o no la confianza en Macri. Si tomamos el estudio de la consultora Dicen (ver datos abajo; click para agrandar las imágenes), sí hubo impacto negativo en su imagen: el nivel de aprobación cayó a 35%, mientras que el de desaprobación subió al 51%; un 30% de los porteños y bonaerenses tolera que Macri sea parte en empresas offshore, mientras el 53% cree que está mal, incluidos entre ellos un 21% que sigue apoyando a la actual gestión. Asimismo, el 31% de quienes votaron a Macri en el ballotage y el 47% de los lectores de Clarín y La Nación cuestionan que esté implicado en este caso.
Por el contrario, según una investigación de Raúl Aragón y Asociados (ver gráfico arriba; click para agrandar la imagen), “el efecto Panamá Papers resulta nulo o casi nulo. Esto posiblemente se debe a la diferencia en el modo en que ambos fenómenos se registran en el imaginario. La inflación es un fenómeno de percepción y efecto directos, mientras que el registro de los Panamá Papers es mediado por los medios de comunicación y de naturaleza representacional abstracta sin un efecto directo perceptible sobre la vida de los individuos", evaluó la consultora. Así, la difusión de la participación de Macri en varias sociedades offshore no genera, según esta encuesta, una variación en la calificación positiva de su imagen: registraba 50,1% en la medición del 6/4 y registra 51,3% en la concluida el día 17/4 (una variación que no resulta estadísticamente significativa). Se trata de una encuesta con 708 casos efectivos, todos mayores de 18 años residentes en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) en condiciones de votar entre el 8 y el 17 de abril de 2016. La ficha técnica de la encuesta reporta que se utilizó una muestra aleatoria simple, con reposición, ponderada luego por cuotas de género, nivel socioeconómico y rango de edad, con proporcionalidad según peso poblacional y un margen de error muestral de +/- 3,7%, en la que se utilizó como instrumento de recolección de datos un cuestionario cerrado.
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