Por otro lado, aunque siguen en terreno positivo, también empeoraron las expectativas, según Ibarómetro (ver imagen arriba; click para agrandar): el 49,6% cree que la situación del país será mejor dentro de 1 año (descenso amesetado: era 59,1% en diciembre de 2015 y 51% en febrero pasado), contra 40,6% que cree que será peor (ascenso amesetado: era 29,4% en diciembre y 39,6% en febrero pasado). En el plano de los problemas percibidos, entre febrero y abril de 2016 creció la percepción en torno al desempleo (pasó del 10,2% al 15%) y la corrupción (del 20,7% al 24,4%); también creció, aunque en este caso la variación es estadísticamente no significativa, la incidencia de la pobreza como demanda (de 12,3% a 4,1%). Se mantuvieron la inflación (16,4% en ambas mediciones) y la deuda externa (3,2% en ambas mediciones) y registraron descensos negativos no estadísticamente significativos la educación (pasó de 11,3% a 8,7%) y la salud (de 2,9% a 1%). En cambio, la inseguridad cayó sensiblemente en la agenda social, de 19,9% a 13,4% (ver imagen abajo; click para agrandar).
Asimismo, se profundizó el sesgo clasista “minoritario” con el que se asocia a la gestión presidencial de Mauricio Macri, que dicha consultora ya había identificado en la medición de febrero: la percepción de que favorece a la clase alta creció del 44,8% al 51,1%, en tanto que la de que beneficia a la clase media cayó del 32% al 22,4% y la de que favorece a la clase baja del 10,9% al 8,4%. En este último caso, la variación no es estadísticamente significativa, pero en lo que atañe a las clases alta y media sí lo es. “Desde febrero ha crecido la percepción según la cual el Gobierno Nacional favorece especialmente a la clase alta. Tan solo el 8,4% opina que el Gobierno de Cambiemos privilegia a los sectores más humildes. Tales opiniones se encuentran fuertemente segmentadas en función del posicionamiento político general frente al Gobierno: 9 de cada 10 opositores perciben un Gobierno fuertemente sesgado hacia los sectores más privilegiados. Por el contrario, los oficialistas ponen el foco sobre la clase media”, se evalúa en el informe.
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Entre las dos mediciones, las variaciones estadísticamente más significativas se dan en el aumento de las menciones de corrupción (del 20,7% al 24,4%) y en la caída de la inseguridad (de 19,9% a 13,4%). Esto puede atribuirse a un efecto de la coyuntura, fundamentalmente por la presencia de dos temas mediáticamente fuertes, como la denominada “ruta del dinero K” (desfavorables para el kirchnerismo) y, con menor intensidad, los “Panamá papers” (desfavorables para el gobierno actual). No obstante, pese a estos movimientos debidos a la coyuntura, mantenemos nuestra tesis (que es también la del consultor Carlos Fara) sobre la preeminencia a mediano y largo plazo de la agenda económica como constructora de opiniones. Asimismo, como destaca la consultora, “en relación al origen e impacto de los aumentos implementados por el Gobierno Nacional la opinión pública luce empatada: por un lado el 46% considera que los aumentos eran medidas ´necesarias´ impuestas por la ´herencia recibida’; por su parte un 47% sostiene que se trata decisiones adoptadas por el gobierno en el marco de su propio programa económico". Así, en esta dimensión de la percepción de la coyuntura tiende a confirmarse la fuerte polarización que se puso de manifiesto en el ballotage presidencial del 22-N.
Martín Girardi y Gaspar Corrales:
ResponderEliminar5to año – Turno Mañana
En la nota se describe cómo distintos indicadores políticos nacionales van variando conforme pasan los días de la gestión Macri. Con medidas polémicas, aumentos, inflación, el escándalo de Panamá y otros tantos cambios, se observa día a día un revuelo social que también se puede analizar desde la estadística.
De todas maneras, el nuevo Gobierno aún está en sus comienzos y las mediciones abarcan pocos meses: de hecho, las destacadas en el artículo, que son la del aumento de la corrupción y la caída de la inseguridad, se toma en cuenta el período entre febrero y marzo de 2016.
Analizando las distintas mediciones, podríamos aplicar la medida de “rango” (diferencia entre el valor máximo y el mínimo) y establecer cuánto ha cambiado la situación en la opinión pública. Pero, ese análisis se podría hacer más completo si hacemos más mediciones en un lapso de tiempo mayor: si aplicáramos el ejercicio en una observación más prolongada, que podrían ser 6 meses para dar tiempo a la llegada de tan famoso “segundo semestre”, obtendríamos más mediciones para poder aplicar las medidas de varianza y desviación estándar. La varianza se refiere a la distancia entre cada valor que asume la variable y la media aritmética y se calcula obteniendo el promedio de la suma de todos los cuadrados de las desviaciones de la población; mientras que la desviación estándar se calcula aplicando la raíz cuadrada al número de la varianza. Estas herramientas mencionadas nos pueden facilitar un análisis más profundo de las variaciones que tuvieron las mediciones y nos permite comparar distintas variabilidades en distintos conjuntos para interpretar cómo impactan los cambios y las medidas económicas, políticas y sociales en la población.
¡Gracias a todos por sus comentarios, volveremos sobre estos temas!
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