miércoles, 14 de septiembre de 2016

El consumo: entre los datos duros y las encuestas (2)

Recordábamos en un post reciente que en su última intervención en la Cámara de Diputados, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, reconoció que el gobierno nacional prevé que la economía caiga un 1% en 2016, pero también sostenía que ya hay indicios de recuperación. Según Peña, la recesión será "más corta y menos profunda" que en 2014 y "el año que viene la Argentina volverá a crecer". Estas cuestiones son claves, ya que precisamente el riesgo de “kicillofización” es uno de los que vienen planteando diversos analistas respecto a la actividad para este 2016. Veamos... 

La apuesta de Peña puede tener algún asidero si observamos que, hace un par de años, tras la devaluación instrumentada por el entonces ministro de Economía Axel Kicillof, la caída en las ventas fue más importante que la registrada tras la misma política que ahora aplicó Alfonso Prat-Gay, según datos de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME). Como muestra el cuadro de datos por ventas minoristas (ver arriba; clik para agrandar), la demanda se retrajo más por entonces que en los primeros 8 meses de 2016. Entre enero y agosto de 2014, las ventas cayeron 7,6% en el acumulado, mientras que para el mismo período la demanda se retrajo -en promedio- 6,7%, casi un punto menos este año. Sólo en los meses de mayo y junio y junio de este año la merma se sintió más (en la comparación mes con mes) que en 2014. Pero, como se ve en el gráfico de barras, la tendencia a la baja se quebró este año en julio, mientras que la recuperación en 2014 se retrasó hasta septiembre. Hay, sin embargo, un matiz: el retraso de la suba de tarifas, que es parte del programa económico que la gestión de Cambiemos quería aplicar y que, sin dudas, hubiera impactado también en el consumo doméstico a no ser por la judicialización del tema. Esto también pone en paréntesis si la "recuperación" podría ser o no más rápida y “genuina” este año que en 2014, habida cuenta de que habrá que ver cómo evoluciona este issue en las próximas semanas, punto que resulta crítico para el augurio de Peña de que la recesión será "más corta y menos profunda" que en 2014 y "el año que viene la Argentina volverá a crecer".

Según el PBI revisado por la gestión de Jorge Todesca al frente del Indec, en 2014 el producto cayó 2,6%. Según CAME, la venta minorista cayó 6,5% a lo largo de ese año; teniendo en cuenta que hasta agosto de 2014 las ventas caían 7,6%, eso implica que el segundo semestre de ese año fue sólo un poco mejor que el primero, pero de ninguna manera pudo revertir la pérdida en el balance total anual. En ese marco, teniendo en cuenta que el consumo interno alcanza prácticamente dos tercios de la actividad en Argentina, la aseveración de Peña de que la economía caerá 1% en 2016 suena demasiado optimista, pues ese guarismo está mucho más cerca de las estimaciones de los analistas publicadas en el primer trimestre (cuyo promedio de caída oscilaba en torno al 0,8%), que a recálculos más recientes, que ubican la caída en la zona que va de -1% a -2%. Un cálculo lineal (la economía no lo es) considerando las referencias de 2014 y las de estos 8 meses (-6,7% ) permitiría estimar una caída entre 2 y 2,6 puntos, no muy diferente a la del 2014. Para que se cumpliera el augurio oficialista de caída de 1 punto en la actividad, la retracción del consumo debería ser mucho menor que la del 2014 (hasta ahora es apenas 0,9 menor), o la actividad debería ser mucho más traccionada por la inversión, un motor que todavía no arranca, pese a las expectativas que el actual programa económico tenía al respecto. Como expresó recientemente el periodista económico Juan Turello, "nadie entierra una inversión en una economía que no crece y vive del conflicto social. Ya es tarde para recrear un pacto social con empresarios y gremialistas. La campaña electoral que largará en marzo haría trizas cualquier acuerdo".

En ese marco, los primeros 9 meses de la presidencia de Mauricio Macri vienen dejando un balance negativo para el consumo. Citamos nuevamente el resumen del panorama de la coyuntura de Turello: “El pass through de la devaluación (traslado a los precios del tipo de cambio) fue mayor al esperado; la inflación provocó una caída del salario real de entre 10 y 12 puntos, según los convenios, y las anunciadas inversiones demoran en llegar. Mauricio Macri y su gabinete celebran que en agosto el índice de precios subió menos de uno por ciento, aunque esta calma será difícil de mantener desde octubre. En el próximo mes regirá la suba del gas natural a las familias –promedio 203 por ciento-; las naftas se ajustarán 8%; la medicina privada, 9%, y el transporte interurbano en Córdoba, 18%”En este marco, la baja de la inflación en agosto (0,2%) aparece como un dato ambiguo: por un lado, es difícil de sostener a largo plazo en la medida en que en se actualicen las tarifas (si bien en una magnitud menor a la deseada originalmente por el gobierno). Por otro, gran parte del descenso del índice es atribuible a la recesión, un efecto socioeconómico tanto o más dañino que la inflación en sí misma. 

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