martes, 5 de junio de 2018

Efectos socioeconómicos de la gestión Cambiemos: una mirada comparativa del NSE

Siendo consistentes con nuestra premisa analítica tomada del consultor Carlos Fara, según la cual a mediano y largo plazo los efectos socioeconómicos son los que construyen las tendencias de opinión pública (más allá de los vaivenes de la coyuntura) entonces se impone ponderar el desgaste que están mostrando todas las encuestas en la imagen y aprobación de Cambiemos como resultante del impacto socioeconómico de gestión: es decir, el oficialismo estaría recogiendo en términos perceptivos lo que se deriva de sus efectos socioeconómicos desfavorables para la mayoría de los argentinos. Como hemos citado oportunamente, según tres amplias encuestas nacionales domiciliarias realizadas por la consultora Delfos en 2015, 2016 y 2017, la clase media cedió 5 puntos porcentuales de participación en ese lapso. El segmento C3 se redujo del 30% al 25%;  esos 5 puntos porcentuales cayeron hacia la clase baja superior (D1), que pasó del 31% al 36%. En tanto, la clase alta (ABC1) se mantuvo en 5% y la media alta repitió el 15% que mostraba en 2015. Así, la sumatoria de las clases baja inferior y marginal (D2/E) pasó del 50% en 2015 al 55% en 2017. Así, el principal hallazgo es que entre fines de 2015 y fines de 2017 se quebró la movilidad social ascendente visible hasta el 2015 (ver datos arriba; click para agrandar).




Así, luego de nueve años en que la pirámide del NSE nacional mostró movilidad social ascendente (más clase media y menos pobres), el bienio 2016-2017 arrojó un goteo de los niveles medios típicos hacia la clase baja superior. Con apenas matices, la misma merma de la clase media que resulta de los estudios de Delfos se advierte en la serie evolutiva de la pirámide del NSE nacional de la consultora W de Guillermo Oliveto (ajuste preliminar que incluye un cierre 2017 y proyección 2018). Entre 2004 y 2014, el segmento ABC1 se mantuvo constante en 5,4%; en la misma década, el C2 creció 2,5 puntos porcentuales (pasó de 14,4 a 16,9) y el C3 de 24,8% a 31,2% (+ 6,4 puntos porcentuales). A su vez, el D1 bajó de 33,2% a 29,8% (-3,4 puntos porcentuales) y el E de 22,2% a 16,7% (una merma de 5,5 puntos porcentuales). Así, la serie de consultora W coincide con Delfos en mostrar una estabilidad de la clase alta y un crecimiento de los sectores medios acompañado de una baja en los segmentos menos favorecidos; en síntesis, movilidad social ascendente de 2004 a 2014 (ver datos arriba; click para agrandar). 

En la misma línea, los guarismos de consultora W (cierre 2017 y proyección 2018) implican un deterioro relativo de la situación. De 2014 a 2018, el ABC1 apenas varía (de 5,4% a 5%) y otro tanto sucede con el segmento C2 (de 16,9% a 17%), pero el C3 cede de 31,2% a 28% (una baja de 3,2 puntos porcentuales), que se transferirían al D1 (pasaría de 29,8% a 33%). En tanto, la sumatoria del D2/E pasaría de 16,7 a 17 (ver datos abajo; click para agrandar). De ese modo, con apenas matices, W detecta la misma transferencia de los sectores medios hacia los bajos que Delfos, aunque algo menor: en lugar de cinco puntos porcentuales, la clase media cae 3,2 puntos porcentuales hacia la baja, y, al igual que en Delfos, la D2/E se mantiene sin variaciones entre puntas, lo cual sugiere un deterioro gradual. 




Sin embargo, las proyecciones de 2018 de Consultora W fueron previas a la corrida cambiaria de mayo y los efectos socioeconómicos derivables de esa crisis, que hasta ahora se traslucen, dentro de un escenario de incertidumbre, en dos certezas: una inflación igual o mayor que la del 2017 y un crecimiento igual o menor. Es decir, un contexto de cuasi estanflación. Según las  estimaciones de Ecolatina, en 2016, con una actividad económica que cayó casi 2% interanual, el consumo masivo se redujo más del doble (-4%). En 2017, mientras el PBI trepó casi 3%, el consumo acumuló otro año de caída (-1%). Así, entre 2015 y 2017 la actividad agregada avanzó 1%, pero el poder adquisitivo se redujo 1,1% y el consumo masivo retrocedió más de  5%. Para 2018, Ecolatina auguraba un crecimiento del PBI en torno al 2% y un salario real estancado respecto al 2017, lo que resultaría en un consumo frenado; con un crecimiento del PBI que podría ser inferior al 2% y un salario real que perdería poder adquisitivo frente a una inflación más alta que la prevista, el comportamiento del consumo para 2018 se perfilaría ya no como ralentizado o en suave descenso, sino con una caída más sensible. En términos de comportamiento de la pirámide de NSE, se confirmaría el goteo de la clase media hacia el segmento bajo, en una magnitud que podría ser más cercana a la detectada por Delfos (en el orden de los cinco puntos porcentuales) que a la estimada por consultora W (en torno a los tres puntos porcentuales). 

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