viernes, 22 de junio de 2018

De los brotes verdes al verde dólar: efectos de la crisis cambiaria

Como planteamos oportunamente, el "broteverdismo" que se insinuó en algún momento del 2017 fue reemplazado por una sensación generalizada de malestar socioeconómico. En ese marco, si el pesimismo económico se profundiza, en algún momento el escepticismo político que se observa hoy se alineará con aquel y se transformará en pesimismo político. Eso implicaría una pérdida terminal de desconfianza en el actual gobierno y una caída irremontable de las expectativas, lo cual potencialmente puede abrir tres escenarios: 1) que se refuerce como alternativa política a Cambiemos el espacio opositor más nítido (kirchnerismo/Unidad Ciudadana y aliados) 2) un escenario de desconfianza generalizada y crisis sistémica, del tipo “que se vayan todos” 3) la aparición de una figura “tapada”, por fuera de las candidaturas en análisis; esto es, un outsider capaz de capitalizar (en dosis variables) el desgaste de Cambiemos y el techo del kirchnerismo. En el post anterior vimos algunos datos que alimentan la hipótesis de una mejora en la imagen y perfil electoral de CFK, a partir de estudios de Rouvier y Asociados, Synopsis y Opinaia de alcance nacional. Otro estudio que arroja tendencias consistentes con esa posibilidad fue realizado en la provincia de Buenos Aires por la consultora Circuitos, sobre una muestra de 909 casos relevados de manera telefónica entre el 21 y el 24 de mayo pasados. La consultora dirigida por Pablo Roma detectó un fuerte deterioro de la imagen presidencial: su gestión tiene sólo 10% de imagen muy buena y 20% buena, y superan el umbral del 50% quienes la califican como mala y muy mala. El correlato electoral de ese desgaste es que, en las preferencias políticas, el 31,4% elige a Cambiemos y el 28,8% a Cristina Fernández (ver datos arriba; click para agrandar). El peronismo “dialoguista”, con Sergio Massa, Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey como referentes, ronda apenas el 10% de identificación (un 20% no se decanta por ninguno). Esto confirma que en PBA se recrea la dinámica de polarización, con Cambiemos y el kirchnerismo en empate técnico y las alternativas “opo-oficialistas muy relegadas de la disputa mayor.




Con todo, aún no puede decirse que el pesimismo económico haya terminado de decantar en pesimismo político; la tormenta aún está en formación, y hay que seguir nutriendo el diagnóstico y las hipótesis con datos. Veamos: un estudio de la consultora Ipsos realizado en mayo sobre una muestra nacional de 1.000 casos arrojó que a nivel país las tarifas de los servicios públicos son percibidas como caras, si bien con matices entre ellos (ver datos arriba; click para agrandar). Asimismo, el 36% de los electores argentinos se mostró muy preocupado por el precio del dólar; un 33%, bastante preocupado, un 23% poco preocupado y apenas un 9% dijo que no le preocupaba el tema. Los mayores niveles de preocupación se dan entre quienes evalúan mal la economía (ver datos abajo; click para agrandar). Así, casi 7 de cada 10 argentinos (69%) dicen que el tema cambiario les preocupa mucho o bastante, lo cual confirma el alto nivel de afectación de este issue en la opinión pública y su efecto de construcción de tendencias, que a mediano y largo plazo puede ser definitorio en las actitudes electorales de cara al 2019. 




Casi esa misma proporción de 69% (68,9%), según el estudio de Rouvier & Asociados que venimos citando, dijo creer en mayo que la inflación de junio no va a disminuir, contra apenas un 16,2% que sí (casi un 15% dijo no saber o no opinó; ver datos abajo, click para agrandar). Las tendencias de abril a mayo muestran un goteo desde las respuestas optimistas hacia las pesimistas, con variaciones que pueden no ser significativas entre mediciones pero que acumuladas a lo largo de una serie evolutiva más amplia muestran con claridad el desgaste. En ambos casos, los datos desfavorables están muy por encima del 50%, lo cual confirma que el malestar trasciende la grieta antiK/Cambiemos vs kirchnerismo. 




En la misma línea, una encuesta nacional realizada por la consultora Reale-Dalla Torre señaló que la desaprobación a la administración de Macri alcanzó en mayo al 62% (contra una aprobación de casi el 37%); en términos de segmentación actitudinal, el estudio identificó "adherentes duros" (un 14,4% que aprueba "mucho" las medidas tomadas hasta ahora) y un 22,5% de "adherentes blandos" que aprueban "algo" la gestión macrista. Por contraste, un 44,4% de los consultados, "desaprueba mucho" la administración oficialista, conformando la oposición dura, mientras que un 18,7% desaprueba "algo" a la gestión nacional, constituyendo la oposición blanda (ver datos abajo; click para agrandar). La encuesta se realizó entre el 15 y el 19 de mayo a nivel nacional y alcanzó a 1.181 personas.




Según el mismo estudio, los disconformes con la situación económica llegan al 76% y, cuando se pregunta por las expectativas económicas, el 62% las percibe como negativas. Al mismo tiempo, el 61% no estaba conforme con su situación económica personal. Otro de los datos clave que arrojó: dentro del espacio pan-justicialista, la actual senadora y líder de Unidad Ciudadana Cristina Fernández aventaja a sus competidores, ya que alcanza cosecha casi un cuarto de la confianza de los electores, con un 24,8%. La sigue otro bonaerense, Sergio Massa, con un 13,4% de confianza, mientras que Florencio Randazzo logró un 8,4%. En cuanto a gobernadores del PJ, Juan Manuel Urtubey (Salta) tuvo un 8,8% de aceptación, Juan Schiaretti (Córdoba) 2,4% de confianza y el sanjuanino Sergio Uñac 1,6%; por su parte, el senador Miguel Pichetto alcanzó 1,3%. Con todo, un 39% no se inclinó por ninguno de ellos (ver datos abajo; click para agrandar). Así, estos hallazgos favorecen la tesis de que el desgaste del oficialismo beneficia a la opositora más nítida, CFK, lo cual sugiere que el escenario podría perfilarse hacia la primera alternativa planteada al inicio. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario