Con frecuencia insistimos en este blog en la premisa analítica oportunamente explicitada por el consultor Carlos Fara: a mediano y largo plazo, son los efectos socioeconómicos los que construyen las tendencias de la opinión pública, más allá de los vaivenes de la coyuntura. Es decir, el bienestar construye acompañamiento electoral a mediano y largo plazo, mientras que el malestar genera desgaste y termina decantando en deslegitimación electoral. Esto resulta muy pertinente, porque el issue “cuadernos K” es típicamente un episodio que no altera las distribuciones relativas de proporciones en la sociedad: confirma a los antiK en sus posturas y hace otro tanto con los K (esto es, los dos núcleos duros más gravitantes política y electoralmente). ¿Y qué sucede con los que no son K ni antiK? Precisamente, estos electores son quienes más definen su actitud en función de la agenda socioeconómica. Tienen cierta permeabilidad a otros issues, pero el de los cuadernos devenidos a fotocopias parece de vuelto corto (de Cabot-aje) como para generar un impacto sustantivo.
Muy distinto es lo que sucede con los efectos socioeconómicos de gestión. Desde el inicio del gobierno de Mauricio Macri, la consultora Ibarómetro midió la percepción respecto a qué clase social favorecía más el gobierno de Mauricio Macri. Ya en los primeros 6 meses de gestión, la percepción de que beneficiaba más a la clase alta rozaba el 60% (pasaba del 44,8% al 59,4%). Mientras esa creencia ascendía con cada medición, la creencia de que beneficiaba más a la clase media caía de manera constante (de 32% a 21,2%), la de sesgo hacia la clase baja se mantenía constante (entre 8,4% y 10,9%) y el ns/nc oscilaba entre un pico del 18,1% y un piso del 10,1% (ver datos arriba; click para agrandar). Luego, otras consultoras midieron también esa percepción: en diciembre de 2017, mes que marcó el inicio de un desgaste para el oficialismo que aún no cesa, CEOP detectó que un 69% pensaba que la clase alta era la más beneficiada en los dos años de gestión, contra apenas 9,1% que veía un sesgo hacia la clase media, 4,2% hacia la baja, 11,5% que respondía “todos por igual” y 6,1% que respondía ns/nc (ver datos abajo; click para agrandar). Se trata de mediciones a nivel nacional. ¿Qué sucede cuando se hace la misma pregunta en Córdoba? La consultora Explanans lo hizo hace poco, a fines de abril de 2018: el resultado fue que casi 62% (61,9%) creía que Macri gobierna para los ricos, un 27,4% a favor de la clase media, 2,7% para los pobres y 8% ns/nc. Es decir, antes del “mayo negro”, la percepción ya era desfavorable para el oficialismo, en un distrito que le fue favorable en los turnos electorales de 2015 (fue Córdoba la que inclinó la balanza del ballotage a favor de Macri) y 2017.
No obstante, se trata de datos perceptivos, “blandos”. ¿Qué dicen los datos “duros”? Recientemente, el director del CEPA, Hernán Letcher, apuntó: “La inflación acumulada del primer semestre fue del 16% pero la de alimentos alcanzó el 17,40%. Los hogares que más dinero destinan a alimentos son los de menores ingresos. Las políticas de Macri impactan más a los que menos tienen”. Esto se debe a que la canasta de consumo masivo (compuesta por alimentos y limpieza) gravita más mientras más cerca están los hogares de la base de la pirámide: el nivel medio alto destina a ese consumo sólo el 7% de sus ingresos, el medio bajo 15%, el bajo superior 30% y el bajo inferior el 57% (ver datos abajo; click para agrandar). Esto es un efecto socioeconómico de mediano y largo plazo: la inflación erosiona el consumo de los sectores más desfavorecidos, al mermar su poder adquisitivo, y esto resulta consistente con el sesgo de clase que se percibe respecto a la gestión Macri (perjudicial para quienes menos tienen).
La más reciente encuesta realizada por Delfos en provincia de Córdoba confirma el malestar socioeconómico dominante en este distrito clave para Cambiemos. Sobre una muestra de 1.800 casos relevados de manera domiciliaria con un error muestral de +-2,3%, detecta que el 50% de los cordobeses cree que durante los próximos 6 meses la situación económica del país empeorará; un 21% cree que se mantendrá igual y apenas 20% cree que mejorará (ver datos al inicio del posteo; click para agrandar). A nivel personal, el pesimismo en materia de expectativas también permea, si bien con menor intensidad: el 42% cree que su situación doméstica empeorará, 29% cree que se mantendrá igual y 20% cree que mejorará (ver datos abajo; click para agrandar). Este es probablemente el principal problema para el gobierno, que en otros momentos de su gestión supo atravesar crisis de imagen y de aprobación y salir airoso: desde diciembre hasta ahora, se fue apagando el motor de las expectativas, y al no poder recrearlas, sus niveles de adhesión se retraen cada vez más hacia su núcleo duro.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que opina de los tres escenario de CFK que presentó fidanza hoy en la nación??
ResponderEliminar¡Hola Anónimo, gracias por el interés! Como enseña Nate Silver, si hay 3 escenarios deben ser bien diferentes entre sí. Los 3 que presenta Fidanza son desfavorables para CFK y favorables a Macri, a quien Fidanza calificó como "un líder de otra galaxia que constituye una completa novedad". De una gaffe así no se vuelve, emho. ¡Saludos!
ResponderEliminar