viernes, 10 de agosto de 2018

Efectos socioeconómicos de gestión: ¿crisis en "U" o en "L"?

Recapitulemos. Si el gobierno prende velas a una crisis en “V” o en forma de tilde (rápida caída casi vertical, casi en “L”, y recuperación en “V”) pero el consenso de los economistas moderados es que la economía no remontará antes del segundo trimestre del 2019, entonces el escenario se parece más a una “U”: esto, es, una crisis que duraría al menos 3 trimestres, en cuyo caso la luz al final del túnel no se vería antes de abril del 2019. Según los escenarios trazados por oportunamente por Poliarquía, eso implica una probabilidad mayor de que el gobierno no pueda seguir en el poder en 2019, con el agravante de que esa posibilidad funciona a su vez como un bucle de retroalimentación de la crisis, porque agrega incertidumbre al proceso general: es decir, no podría descartarse que la salida se estire un poco más, quedando en ese caso muy cerca de las elecciones primarias de agosto, lo cual haría más competitiva las primarias y sumando riesgos de cara a un segundo mandato de Cambiemos.  





En este marco, la economía macrista ya dejó atrás el escenario de estanflación y transita uno de depresión más inflación. Con un 3,7% de inflación oficial en junio y estimaciones en torno al 3% para julio, y con tasas de interés en la zona del 45% (uno de los recursos empleados para sostener una precaria pax cambiaria que esta semana se terminó) que llevan al abismo al sector PyME, las consultoras privadas ya perfilan una recesión para lo que se viene. Según la consultora Eco Go, el segundo trimestre de 2018 cerró con una baja del 3,2% y el período julio-septiembre terminará con un nivel de actividad un 1,1% menor, "al no tener el impacto de la sequía, pero sí el efecto de la caída del salario real y las altas tasas de interés". Según un informe elaborado por la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), basado en datos oficiales publicados por el Indec, el Instituto de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, si se verifican las estimaciones mencionadas en torno al 27%, la caída en el salario real acumulada hasta 2018 superará largamente los dos dígitos para los gremios de estatales nacionales (-16,5%), petroleros (-13,2%), docentes (-13,2%), transporte (-13,1%), sólo por nombrar algunos. En cambio, si la inflación fuera la de la banda superior de las metas de inflación acordadas con el FMI (32%), la pérdida de poder adquisitivo sería mayor (ver datos arriba; click para agrandar); dado que en junio la inflación interanual alcanzó el 29,5%, este segundo escenario aparece como el más factible.

Para la consultora Eco Go, en los últimos tres meses del año la recesión sería del 0,5%. De confirmarse esa estimación, se descartaría por tanto el escenario en V al que el gobierno le juega todas las fichas. "La caída acumulada de la serie desestacionalizada nos da 4,3% en la comparación tercer trimestre del 2017 frente al primero del 2018. Es aún mayor a la recesión del segundo trimestre del 2016 que terminó en el 3,4% comparado con el mismo período del año anterior", apuntó Federico Furiase, director de Eco Go. Recordemos que en 2016 la economía cayó 2,3%; hasta ahora, las estimaciones marcan que 2018 podría cerrar en torno al 0% en el mejor de los casos, y en una caída de 1 punto en el peor. ¿Y si se quedan cortas esas previsiones y la caída es mayor, es decir similar a la del 2016? Según las estimaciones de Fiel, la actividad económica estaría cayendo a un ritmo interanual cercano al 6%, habiendo ya perdido todo lo que se había ganado especialmente en la segunda mitad de 2017. El economista jefe de la institución, Daniel Artana, estimó que "recién en el segundo trimestre del 2019, gracias a la cosecha de soja, la recuperación sería más palpable". Sin embargo, el economista aclaró que si la suba del riesgo país persiste, el derrumbe de la actividad podría ser incluso peor al que se venía vaticinando. 




Esta semana, la fragilidad sistémica del programa de Cambiemos volvió a ponerse de manifiesto con la suba del riesgo país, que llegó al récord de la era Macri: 704 puntos básicos, un alza de 69 unidades en sólo un día y en zona máxima desde febrero de 2015. Las implicancias de este dato no son menores: a esos niveles, es inviable que el gobierno consiga financiamiento internacional, incluso para plazos inferiores a 5 años. Diversos estudios de consultoras privadas marcan que sólo con los fondos del FMI (suponiendo un escenario cisne blanco, es decir que el organismo mantiene los desembolsos pese a que el gobierna podría incumplir algunos objetivos, como por ejemplo el de inflación) no alcanza para cumplir con el plan financiero de 2019. La gestión Macri deberá conseguir también dólares frescos en 2019, y es incierto cómo podría lograrlo si no bajan las tasas de los bonos. Aquí es cuando las palabras del documento del FMI vuelven a sonar como un cisne negro encubierto: “la economía argentina y su deuda son estables, aunque no con una gran probabilidad” ¿Es acaso un paraguas ante un eventual default? Lo concreto es que el gobierno actual ya a principios de 2018 había elevado la incidencia de la deuda pública a casi el 60% del PBI (ver datos arriba; click para agrandar); a esa deuda siguió agregando nuevas emisiones y el préstamo acordado con el FMI (50 mil millones de dólares) y no se ve que tal endeudamiento haya sido de provecho para mejorar los fundamentals de la economía argentina. Hoy, ya se estima que la incidencia trepa al 68%; a junio pasado, el stock de deuda había aumentado 12,1% en sólo un semestre (ver datos al inicio del posteo; click para agrandar). 

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