En nuestra nota anterior apuntamos que, según las últimas encuestas, en ausencia de CFK Sergio Massa se perfila hoy como una figura relativamente más competitiva para el oficialismo que el presidente Alberto Fernández, el gobernador Axel Kicillof y el ministro Wado de Pedro. Con todo, la definición de una candidatura suya está muy asociada a la gestión económica: si este año logra encarrilar ese frente, podría fidelizar el núcleo duro del FDT y rozar el 33% de intención de voto que una encuesta reciente de Giacobbe estimó como caudal potencial (gráfico arriba). Esa potencialidad se ubica en el mismo orden de magnitud que la reportada en el último informe de Zuban Córdoba & Asociados: 35,6% (gráfico abajo), similar a la de la vicepresidenta (33,6%), Horacio Rodríguez Larreta (38%) y Patricia Bullrich (33,3%).
En la misma línea, la última medición de Hugo Haime grafica el peso de la inflación en la intención de voto: si ella bajara fuertemente, la sumatoria de intención de voto del Frente de Todos (FDT) podría subir de 32,4% a 37,5% (+ 5,1 puntos porcentuales) y Massa como precandidato escalaría de 12,1% a 16,6% (+4,5 pp; gráfico abajo).
Aunque esas variaciones no están lejos del margen de error promedio, le permitirían al oficialismo pasar de una desventaja de 3,5 pp respecto al caudal de Juntos por el Cambio (JXC) en el primer escenario a una ventaja de 4,8 pp en el segundo, dentro de un panorama que confirma la competitividad del FDT en un escenario cercano al empate técnico que vimos en las últimas encuestas. Teniendo en cuenta los datos duros de la inflación, Massa asumió en agosto, luego del pico de suba de precios registrado con la salida del ex ministro Martín Guzmán, cuando el IPC trepó a 7,4%. En el primer mes de gestión de Massa bajó a 7%, luego a 6,2%, apenas subió en octubre, en noviembre perforó el 5% y en diciembre llegó a 5,1% (gráfico abajo).
Eso perfila una leve tendencia a la desinflación, pero dentro de niveles aún altos que no permiten avizorar si Massa podría cumplir el objetivo de llegar a abril de 2023 con un guarismo en torno al 3% y una inflación anual alrededor del 60% (contra el 94,8% que dejó 2022). En ese marco, según la última encuesta de Udesa, 2 de cada 3 electores están insatisfechos con las medidas del ministro y 27% se muestra satisfecho (gráfico abajo).
La percepción de efectividad se ubica en el mismo orden de magnitud: 27% vs 67%, respectivamente (gráfico abajo).
En tanto, según la última encuesta de D´Alessio/IROL, al cierre de 2022 se insinuó una mejora de la expectativa económica para este año, que se ubicó en 32% contra un pesimismo en 2 de cada 3 electores (gráfico abajo). Así, con matices, el apoyo en estas variables se ubica cerca del caudal del FDT en el promedio de las encuestas considerando el margen de error: oscila alrededor del 30%.
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