En la entrada anterior (link a la nota de La Voz del suplemento de Economía del domingo pasado) abordamos algunos datos del consumo con cifras de consultores y especialistas. En este post profundizaremos en otros aspectos tratando de anticipar qué puede pasar con el consumo en este segundo semestre, ya en curso.
Hay cierto consenso de los analistas en el siguiente patrón
general: un consumo más moderado, más concentrado en la necesidad y menos en la
gratificación (pensarlo dos veces antes de darse un “gusto” o hacer un gasto
suntuario), mayor incidencia del gasto en los bienes de primera necesidad, más
supermercado y menos shopping (aunque este formato puede seguir siendo una
opción recreativa, quizá se consuma menos allí). Probablemente, las
primeras marcas seguirán siendo la alternativa más elegida en aquellos
productos clave (la leche para los niños, por ejemplo) pero en otros productos
pueden ceder algo de terreno frente a segundas y terceras marcas.
Para
Guillermo Oliveto, director de W Consultora, "las compras de ropa y
electro de la gente se vuelven cada vez más espaciadas". En la misma
línea, Mariano Lamothe, economista jefe
de la consultora Abeceb.com, afirma que "los shoppings tuvieron una
desaceleración importante durante el primer trimestre del año", si
bien no todos los rubros se vieron afectados de igual manera: según ese
especialista, hubo una mayor baja en indumentaria, en particular.
Surge así
una actitud más cauta, analítica y racional a la hora de comprar:
Oliveto habla de un consumidor menos "compulsivo o impulsivo", si
bien puede seguir teniendo un componente “oportunista” (es decir, atento al
aprovechamiento de determinadas oportunidades, como promociones y descuentos).
Es decir, la necesidad traccionaría la actitud de compra más que el deseo. En
la misma línea, desde E-Consultora, Adrián Kittner definió a este nuevo tipo
de consumidor como más "pensativo" y explicó que
comienza a percibirse un estilo de compra "más planificada", en
lugar del gasto más impulsivo de años anteriores.
Con todo,
para Oliveto hay que esperar un poco para hacer una estimación más fiable, ya
que en las mediciones efectuadas hasta ahora “la gente no tiene el aumento
salarial completo en la mano (…) las paritarias este año estuvieron
atrasadas y la economía viene creciendo menos". Es decir, esa situación
que impulsó un freno en el ritmo de compras en el primer semestre podría encontrar
algún alivio en el segundo. Una vez que se perciban los postergados aumentos
alcanzados en paritarias, el consumo podría revigorizarse, de la mano de una
demanda mayor impulsada por la entrada en vigencia de los acuerdos salariales
negociados durante el primer semestre. En ese marco, habría que estar atentos a
si las próximas mediciones muestran o no algún impacto del “efecto aguinaldo” +
paritarias en el gasto de las familias.
La duda que se plantea es cómo se articularán una actitud de mayor
cautela (generada por la mayor incertidumbre a futuro que muestran
las expectativas) con la certeza de que retener los pesos no es negocio en un
contexto de inflación (como ha sucedido en los años anteriores, pero en un
contexto de expectativas positivas). Sin incentivos para ahorrar en pesos,
acotadas las posibilidades de acceder al dólar y con plazos fijos que siguen por detrás de lo que suben los precios,
puede que la opción vuelva a ser volcarse al consumo. Por caso, la compra de
autos es uno de los indicadores que mejor se sostiene en este contexto: según datos de la Asociación de Concesionarios de Autos (Acara), “el acumulado de los siete meses del año ascendió a 533.184 vehículos con un incremento del 3,1 por ciento contra lo que fueron los primeros 7 meses del 2011”. No es poca cosa, ya que 2011 fue el récord histórico del sector. Esto sugiere que la compra de vehículo sigue siendo un refugio para quienes cuentan con un excedente que
no pueden o prefieren no volcar a otros consumos.
Según Julio Burdman de la consultora Analytica, en julio, ya con el
impacto de las mayores remuneraciones y del efecto aguinaldo, el consumo tendría su mini-revancha: "Habrá más pesos disponibles en los bolsillos y la gente
buscará alternativas para gastarlos". De ser así, eso debería emerger en las próximas mediciones. En la misma
línea, pero proyectando a todo el segundo semestre, desde la consultora
Tomadato, Emiliano Schwartz sostiene que en "la última mitad
del año -una vez que los acuerdos
por subas de salarios se materialicen en los bolsillos- el consumo podrá recuperar algo de
protagonismo". También para la consultora Delphos Investment, el "shock"
que implicará el hecho de disponer
de una mayor cantidad de moneda local, al no ser vista como refugio de valor, permitirá que el consumo
recobre cierto vigor. En opinión de esa
consultora, "el ritmo de compras comenzará a acelerarse para tocar
sus mejores registros hacia agosto y septiembre".
Para Delphos, la economía argentina está más cerca de un “pronto rebote”
de su evolución, que de ingresar en una “recesión”, al contrario de lo que pronostican algunos
economistas. En su anterior informe de coyuntura, la consultora que conduce el
ex gerente de JP Morgan Martín Benegas Lynch aseguró: “de ninguna manera
estamos negando aquí que la economía argentina está atravesando un momento
difícil, pero creemos prudente no dejarnos llevar por los pronósticos
oscurantistas que escuchamos a diario; de hecho, nuestra visión es que es más
probable un pronto rebote que una larga recesión”. Volveremos sobre estos temas en próximos posts.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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