En ese sentido, con el correr de esta semana se conocieron diversos sondeos, de los cuales pueden extraerse algunas convergencias. En general, todas marcan que Sergio Massa, candidato del Frente Renovador, se impondrá nuevamente en la provincia de Buenos Aires. Así lo aseguran los cinco sondeos de opinión sobre tendencia electoral publicados en los principales matutinos hasta el 18 de octubre. La duda pasa por la diferencia que logrará el tigrense sobre el candidato del Frente para la Victoria (FPV): hay coincidencia en que Massa ampliará la brecha con respecto a las PASO (fue de 5 puntos) aunque la distancia se consolidó a diez días de las elecciones en 7 puntos por encima de Martín Insaurralde, mientras que semanas atrás figuraba con ventajas de 10 puntos o incluso más. Un promedio de las encuestas publicadas en los últimos 20 días (ver enlace al final del post) arroja 39 puntos para Massa, 32 para Insaurralde, 12 para Stolbizer y 8 para de Narváez. La referencia es pertinente, dado que nuestra tesis del comportamiento electoral asume que hay elementos de arrastre inercial (digamos, que expresan tendencias similares a las ya demostradas en las PASO) junto con otros de mayor volatilidad, es decir susceptibles de sufrir modificaciones.
Respecto al impacto electoral del estado de salud de la presidenta, la discusión es si ese hecho mejoró las chances del oficialismo o simplemente catalizó una remontada que venía desde antes; por otro lado, hay una polémica instalada respecto a si lo que el FPV “mejoró” con la internación presidencial puede perderlo con el “affaire” Cabandié (de ser así, podría haber un efecto neutro). Sin embargo, incluso consultoras lejanas al kirchnerismo como Management & Fit subrayaron el crecimiento en la imagen presidencial y la aprobación de su gestión a nivel nacional: un 43,9% de los argentinos cuenta con una imagen positiva de CFK, en tanto que la negativa acumula 30,2%, lo que arroja un diferencial favorable de 13,7%, contra un diferencial desfavorable de 7,8% en la encuesta cerrada hasta el 4 de octubre pasado. En el caso de la aprobación, pasó del 34% al 44%, lo que es el valor más elevado desde mayo de 2012. Según Mariel Fornoni, referente de M&F, “el problema de salud presidencial generó empatía y solidaridad en la opinión pública, como era esperable, y eso se ve reflejado en una mejor ponderación de su gestión y una suba en los valores de su imagen”.
De acuerdo al informe, el 41% manifestó su deseo de que el kirchnerismo gane las próximas legislativas, frente al 32% que lo prefería hace quince días. No obstante, si efectivamente hay tracción electoral hacia los candidatos del oficialismo sólo podrá verificarse después del 27 de octubre. Desde ya queda planteada, asimismo, la polémica respecto a las claves de interpretación del resultado electoral: si el oficialismo mejora o empeora respecto de las PASO (es decir, si se achica o se agranda la brecha entre el FPV y las diversas expresiones opositoras, fragmentadas distritalmente) o, en otros términos, si la decodificación pasa por el hecho de si el gobierno mantiene su mayoría en el Congreso, algo que eventualmente puede hacer aun siendo derrotado en distritos clave. Esto se debe a que el FPV pone en juego en Diputados las bancas que obtuvo en la elección del 2009, la que hasta ahora fue la más floja elección legislativa de medio término del FPV (dado que las de agosto fueron primarias, quedando pendiente la distribución de escaños hasta la elección del domingo próximo). En Senadores, el escenario es un poco más estricto.
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