viernes, 4 de octubre de 2013

Malestar en el consumo y expresión política (2)

En la entrada anterior citábamos a CCR anticipando una mejora en el consumo que coexistía con una aparente paradoja: los segmentos de más altos ingresos valoran su situación individual, pero mantienen una mirada crítica respecto al país en genera. Es decir, hay un “desenganche”, desacople o brecha (gap) entre la situación propia (positiva) y la evaluación de la situación general (desfavorable). Planteábamos como hipótesis que esa podía ser otra clave del actual malestar, que tiene tanto una expresión política (merma del voto oficialista en las elecciones primarias de agosto) como en el consumo.

De alguna manera, la premisa es un nivel de actividad más dinámico que en 2012, pero menos tonificado que en 2010-2011, período en el que el kirchnerismo cimentó su resonante triunfo en las últimas elecciones presidenciales. Sin embargo, existe controversia en lo relativo a la actividad económica, ya que según fuentes oficiales (Indec) creció 5,8%  en el primer semestre del año, cálculo que casi duplica a lo estimado por analistas privados. Evidentemente, los efectos en la economía doméstica de una actividad creciendo casi al 6% interanual no son los mismos que los de un incremento que ronda el 3%. 

Asimismo, esa sensible diferencia se profundiza si tenemos en cuenta que la economía doméstica de los argentinos está atravesada por el fenómeno de la inflación, donde claramente las percepciones de la población distan mucho de los cálculos oficiales. Los argentinos esperan una inflación del 30% (calculado según la mediana, estadístico no distorsionado por los valores extremos) para los próximos doce meses, a pesar de cierta desaceleración en el alza de precios que los propios consumidores reconocen en lo que va del año, según un estudio de la Universidad Di Tella. Como sucede usualmente, el promedio esperado es aún mayor en la Encuesta de Expectativas de Inflación (EI) realizada por el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Escuela de Negocios de esa universidad: las expectativas de inflación aumentan 1,4 puntos porcentuales con respecto al mes anterior y se ubican en 32,8% (media aritmética). El índice se obtiene de los resultados de una encuesta mensual de 1.200 casos realizada  en todo el país por Poliarquía para el CIF. 

Guido Sandleris, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, indicó que las expectativas de inflación se han mantenido prácticamente sin cambios desde marzo de 2012. Mientras que para los sectores de ingresos altos la inflación esperada se ubica en 31,4% (casi sin cambios con respecto a agosto), el especialista indicó también que se observa un "fuerte aumento" en las expectativas de inflación para los próximos doce meses de los sectores de ingresos bajos, que ahora esperan una inflación de 36,2% (4,5 puntos porcentuales por arriba de agosto). Este es un dato clave, dado que este segmento venía siendo uno de los sostenes electorales del oficialismo: si el mismo sufre más la inflación (así sucede, al menos perceptivamente, y la percepción es lo que cuenta a este nivel, por fuera de las disputas técnicas en materia estadística) es lógico que merme su acompañamiento al kirchnerismo.

Esto puede suceder incluso aunque la inflación medida por fuentes no oficiales se desacelere un tanto: según el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, los precios de la canasta básica "se han desacelerado" y vienen creciendo unos 5 puntos menos que en el mismo período del año pasado: "hay una desaceleración en el aumento de precios de un 5 por ciento interanual", sostuvo recientemente el representante de consumidores, señalando que en los relevamientos de precios que viene haciendo de 38 productos de la canasta básica hubo un aumento del 11,8% en lo que va del año. A criterio de Polino, esa desaceleración es consecuencia del acuerdo de precios que impulsó el Gobierno nacional con las grandes cadenas de supermercados y los comercios chinos en abril pasado: "no hubo un congelamiento de precios, pero sí una desaceleración en los porcentajes de aumentos que se venían registrando en los meses anteriores" al acuerdo, admitió el exdiputado nacional. Sin embargo, evidentemente la población no llega a percibir ese “alivio” relativo: lejos de percibir desaceleración, las expectativas sobre la inflación para los próximos doce meses siguen muy arriba, condicionando el comportamiento de consumo y traduciéndose en actitud electoral desfavorable al gobierno nacional.

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