Desde 2006 hasta ahora, se amplió el segmento medio de la población y se redujo el nivel más bajo. Relevamientos de datos independientes muestran convergencia.
Por Luis Dall´Aglio y Norman Berra
La
comparación con el año 2006 (cuando la Asociación Argentina de Marketing renovó
el índice de nivel socioeconómico, NSE) y el año 2014 arroja un neto
crecimiento de la clase media y una reducción de la clase baja. El dato surge
del evolutivo que muestra la clase media típica (C3) creciendo del 24 por
ciento que registraba en 2006 hasta el 32 por ciento el año pasado, mientras
que la sumatoria de las clases baja y marginal (D2 + E) pasó del 24 en 2006 al
19 por ciento en 2014.
Los datos correspondientes al año 2006 surgen del
estudio de la Asociación Argentina de Marketing (AAM), en tanto que los del 2014
fueron obtenidos a partir de 9.474 casos relevados de manera domiciliaria en una
encuesta de alcance nacional realizada por la consultora Delfos, con un error
muestral de +-1,1 por ciento. Observando cómo evolucionó la clase alta top (ABC1), se aprecia que la misma
apenas varió en ocho años (pasó del 6 por ciento en 2006 al 4 por ciento en 2014),
y lo mismo se percibe en la media alta (C2, 14 por ciento en 2006 y 15 por
ciento en 2014) y la media baja (D1, del 32 por ciento en 2006 al 30 por ciento
en 2014).
Una lectura de todo el período arroja que en los
últimos ocho años la pirámide del NSE a nivel nacional acusa un proceso de
movilidad social ascendente, con crecimiento de la clase media y reducción de
la pobreza, de lo que resulta una menor polarización social relativa. Significativamente,
los datos relevados por Delfos son muy similares a los calculados por la
consultora W (del especialista en consumo Guillermo Oliveto), según los cuales
la clase alta top alcanza el 5,5 por
ciento, la media alta el 17 por ciento, la media típica el 31 por ciento, la
media baja el 30 por ciento y la baja el 16,5 por ciento.
Aunque el índice de NSE no mide directamente el poder
adquisitivo sino que clasifica a los hogares en función de la ocupación de su
principal sostén, la consultora W ensaya una correlación de los niveles con los
ingresos familiares, el segmento ABC1 se compone de familias que cuentan con un
ingreso
familiar promedio de $ 66.500; el C2, en tanto, cuenta con un promedio mensual
de $ 26.700, el C3 con una media de $13.260, el D1 con un promedio de $ 6.450 y
el D2/E con un promedio de $ 2.900. Comparados estos datos contra las
estimaciones del año pasado, surge un promedio de aumento de ingresos del 29,6
por ciento, casi 6 puntos por encima de la inflación oficial del Indec durante
el 2014 (23,9%) pero por debajo de estimaciones alternativas privadas que la
ubicaron entre el 30 por ciento y el 38 por ciento.
Considerando
los datos de segmentación económica, la clase media estricta se corresponde con
el segmento C3, es decir que tres de cada 10 argentinos pertenecen a la clase
media típica. En cambio, si se contemplan criterios sociológicos, ese universo
se amplía, pues si bien el segmento C2 está por encima de la clase media típica
por variables económicas y poder de consumo, tiene comportamientos similares a
esa clase en términos
sociales, educativos y culturales. Con ese matiz, la “clase media” abarcaría al
47 por ciento del total.
Finalmente, si se considera también a la clase media
baja, que sin ser clase media típica tiende a identificarse con ella (en rigor, la tiene
como “aspiracional”), resultaría un universo del 77 por ciento, que coincide
con el 80 por ciento de argentinos que se definen y sienten como de clase media
(autopercepción que, por supuesto, va más allá de las definiciones estrictas de
la estadística).
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