Los últimos insultos hacia el presidente fueron protagonizados por Racing en un partido por fuera de la liga local, por los hinchas de Independiente antes del comienzo del partido contra Banfield en su estadio y por la hinchada de Chacarita antes de su enfrentamiento con Belgrano de Córdoba. Es decir, los cánticos no estallaron tras un fallo arbitral adverso o por rivalidad con Boca, sino que fueron espontáneos. El "MMLPQTP" se había escuchado por primera vez en la cancha de San Lorenzo, cuando los simpatizantes de ese equipo comenzaron a entonar el cántico tras fallos arbitrales favorables a Boca en el clásico. Luego resonó en la cancha de River, también tras polémicos fallos arbitrales, y se extendió a las canchas de Huracán, Lanús y Rosario Central, el subte porteño, recitales de Guasones y Dancing Mood y una final de básquet. El vínculo con el fútbol no es excluyente, pero sí es sintomático dado que el origen de la carrera política de Macri se da en ese deporte, y plantea la paradoja de que las tribunas (único elemento visible para los televidentes que no pagan el pack fútbol) son las que estén traccionando una forma de protesta que puede potencialmente generar una espiral del silencio desfavorable al oficialismo. Más aún, si la espiral de desarrolla hasta superar la corriente de opinión favorable a Cambiemos, podemos estar en camino al doble clima de opinión, uno de los fenómenos más fascinantes de la opinión pública: se da cuando la opinión dominante en los principales medios de comunicación (hoy francamente pro-oficialista, en una suerte de "blindaje") no coincide con la mayoritaria en la sociedad.
Repasemos nuevos datos recientes del malestar que permiten enfocar esta forma de protesta que son los cánticos anti-Macri. El fenómeno nace en la zona metropolitana. Uno de los trabajos más recientes realizados en provincia de Buenos Aires (PBA) corresponde a la consultora Circuitos y arroja un resultado muy negativo en términos de percepción de la coyuntura. Más de un 70% cree que la situación actual del país oscila entre "regular" y "muy mala". Sólo un 21,4% la considera "buena" o "muy buena". El deterioro respecto a septiembre pasado (coyuntura preelectoral) es muy evidente (ver datos arriba; click para agrandar). Caen las respuestas positivas (-9,4 puntos porcentuales acumulados), sube la regular (+5,8, casi 6 puntos porcentuales) y también crece la negativa en su máximo nivel de intensidad (+ 3,2 pp). Algo similar se advierte en la calificación de la gestión presidencial (ver datos abajo; click para agrandar): se impone "muy mala", con 26,8%; seguido de "buena" (22,3%), "regular" (20,5%), "mala" (17,5%) y "muy buena" (10,8%). La positiva cae en su mayor nivel de intensidad casi 9 puntos porcentuales (-8,9), sube la regular (+5,4 pp) y la negativa en su mayor nivel de intensidad crece casi 6 puntos porcentuales (+5,9). El deterioro respecto a septiembre pasado también es evidente. Como en otros sondeos, los tres temas que impactan en el desgaste del oficialismo son la reforma previsional, la por ahora postergada reforma laboral y el affaire Triaca.
Sin embargo, sería un error interpretar que el problema está acotado a la zona metropolitana, el conurbano o PBA. Desde hace tiempo diversas encuestas nacionales muestran en sus registros el desgaste de la gestión oficialista y de la imagen presidencial, de lo que resulta un clima de opinión que se constituye como un caldo de cultivo de protestas de formato más clásico (como la del 21F) o relativamente más novedosas (como los cánticos ofensivos). Es el caso del estudio de la consultora Ricardo Rouvier & Asociados, que relevó 1.200 casos en todo el país teniendo en cuenta la distribución de habitantes para que la muestra sea representativa, a través de encuestas telefónicas formuladas entre el 1 y el 22 de febrero. El 52,9% de los argentinos tiene una mirada negativa del presidente, mientras que el 44% mantiene una positiva. Respecto a la opinión del gobierno nacional, es un 54,4% desfavorable y un 40,7% favorable. Con un margen de error de casi 3% (+- 2,8), la diferencia entre la imagen positiva de Macri y de su gobierno no pueden considerarse estadísticamente significativas, y en ambos casos el diferencial resultante es negativo (ver datos arriba; click para agrandar).
No hay comentarios:
Publicar un comentario