jueves, 19 de julio de 2018

Crisis cambiaria, crisis económica, crisis de confianza y crisis política

Cerrábamos el posteo anterior en el que citábamos la encuesta de Gustavo Córdoba y Asociados destacando el dato de la pérdida de confianza. En ese sentido, el consultor homónimo evaluó que “recuperarse en una crisis, implica recuperar confianza. Casi un 66% de argentinos manifiesta con claridad que se sienten defraudados con Mauricio Macri”, guarismo que contrasta con apenas un 26,7% de respaldo al presidente, lo que pone en evidencia que la crisis de confianza sigue en curso. En la misma línea, casi un 62% (61,8%) de los electores argentinos según ese estudio percibe que el gobierno es nada o poco creíble para manejar la economía del país, con casi un 50% (49,5%) de núcleo intenso más desfavorable. Por contrapartida, sólo 13,6% ve al presidente y su equipo muy creíbles y 21,2% los ve algo creíbles (ver datos arriba; click para agrandar). Esto confirma la pérdida de confianza en el oficialismo para gestionar la actual crisis. 



El desgaste del oficialismo se detecta también en un bastión del PRO desde el 2007 como es Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Según reveló una encuesta realizada por la Consultora Analogías en la Capital Federal entre los días 1 y 2 de julio sobre una muestra de 3.680 electores del distrito, Mauricio Macri registró allí por primera vez desde que es presidente una valoración negativa (51,4%) mayor a la positiva (46,9%), con un rechazo muy marcado en los jóvenes y adultos de hasta 45 años y un apoyo predominante en los segmentos de mayor edad y el público femenino (ver datos arriba; click para agrandar). "El deterioro en la valoración de la gestión del oficialismo a nivel nacional afecta la distribución de preferencias electorales entre los porteños", apuntó la consultora al referirse a la intención de voto de cara al 2019. Así, indagados sobre si preferirían una opción oficialista u opositora para las elecciones a Jefe de Gobierno del año próximo, las respuestas se muestran casi empatadas en torno al 40%. Entre quienes respondieron que votarían en 2019 a una opción opositora a la coalición Cambiemos, más del 60% de este público se inclinó por preferir “una opción nueva”, lo que permite proyectar que, en el caso que la oposición en la ciudad logre identificar y construir una candidatura competitiva nueva, tiene posibilidades de disputar la Jefatura de Gobierno. Por otro lado, la crisis económica aparece al frente de las preocupaciones de los porteños, con 54% de las respuestas. Los grandes problemas que enfrenta el país en la actualidad, según esos electores, son la inflación (27%), el desempleo (17%) y, en menor medida, la suba del dólar (9,7%). En tanto, la corrupción y la inseguridad, que en años previos ocuparon los primeros puestos, quedaron relegadas al tercer y cuarto lugar. "Quienes afirman haber elegido a Cambiemos en octubre se muestran relativamente más preocupados por la corrupción y la inseguridad, mientras que la agenda económica se profundiza entre quienes optaron por fuerzas opositoras", estimó la consultora. 





Peor resultado arroja el más reciente sondeo nacional de la consultora CEOP. Se trata de un estudio realizado sobre una muestra de 1.200 casos que respeta las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social y relevado de manera telefónica. Según los datos, la imagen negativa de Macri trepa al 59,1% frente a un 35,7% de positiva, un guarismo que está en el orden de magnitud de los votos obtenidos por él en la primera vuelta de 2015: 34,15%. Esa evaluación resulta en un diferencial negativo desfavorable de 23,4 puntos porcentuales (ver datos arriba; click para agrandar). El malestar socioeconómico dominante se confirma en las emociones que genera la situación actual: bronca, incertidumbre y miedo fueron las más mencionadas respecto a la administración Macri y la situación económica del país (ver datos abajo; click para agrandar). En la misma línea, 7 de cada 10 dicen que la economía en su casa está mal y casi igual proporción piensa que dentro de un año estarán también mal, pues casi 8 (79,8%) de cada 10 personas tienen poca o ninguna confianza en el equipo económico, un registro aún más alto que el que veíamos en el estudio de Córdoba y Asociados citado recientemente. 








Como era previsible, este cuadro también permea en el clima de opinión de cara al 2019 electoral. El 45,4% señala que si hubiera elecciones el próximo domingo votaría por candidatos de la oposición, mientras que 31,2% lo haría por los oficialistas, guarismo que es un buen piso pero que resulta insuficiente para imponerse en primera vuelta e implica un retroceso de casi 11 puntos porcentuales respecto al resultado obtenido por la Alianza Cambiemos en los comicios de medio término de octubre de 2017 (ver datos abajo; click para agrandar). Otro dato alarmante para Cambiemos es que, según el sondeo, el 40,5% de los ciudadanos que votaron por Macri en los comicios presidenciales en el ballotage de noviembre de 2015 no volvería a hacerlo (ver datos al final del post; click para agrandar). 




Sintetizando, según el sociólogo Roberto Bacman, director de CEOP, “si en nuestro país existiera un claro y definido bipartidismo no cabría duda que el partido opositor, aquel que podría estructurarse si el peronismo logra construir la unidad, se impondría con facilidad. Lejos quedaron los tiempos cuando el oficialismo soñaba con un triunfo en primera vuelta. Sin embargo, sigue imaginando una oposición dividida y mantiene firme su esperanza de volver a antagonizar con el kirchnerismo, ya sea desde el punto de vista estrictamente político, o con CFK como figura simbólica y representativa de tal antagonismo (…) hay un elemento que genera un nuevo desafío en el campamento oficialista. Nada más ni nada menos que 4 de 10 diez votantes que optaron por Macri en segunda vuelta, no lo volverían a votar. El valor es realmente duro para la actual estrategia electoral del oficialismo. La desesperanza es significativa y posee un anclaje cualitativo que descansa en cuatro factores. En estricto orden de importancia, lo primero es el incumplimiento de promesas. Segundo, que no logró diferenciarse y terminó siendo para la gente más de lo mismo. Tercero, que el cambio pregonado realmente no existió. Cuarto, que le han perdido la confianza”.




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