miércoles, 3 de octubre de 2018

Malestar socioeconómico y crisis en L: hipótesis de cara al 2019

En la entrada anterior citábamos datos de la encuesta de Ricardo Rouvier y Asociados que mostraban, dentro del proceso de desgaste general de Cambiemos, la erosión en la imagen nacional de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. En la misma línea, un estudio de la consultora Tendencias realizado a nivel país sobre una muestra inéditamente grande de 8.600 electores mayores de 16 años de manera telefónica confirma la afectación en la imagen de Vidal pero con un resultado más desfavorable que el de Rouvier, ya que la brecha entre la imagen positiva (34%) y la negativa (45,5%) trepa a 11,5 puntos porcentuales. Comparada con el diferencial negativo de apenas 2,7 pp de Rouvier que aún ponían la situación en empate técnico, en este caso la diferencia es estadísticamente significativa. Para más datos, la serie evolutiva desde marzo pasado arroja una caída de casi 9 puntos porcentuales en la imagen positiva y una suba de 8,3 pp en la negativa; es decir, la transferencia entre puntas fue casi neta de positiva a negativa (ver datos arriba; click para agrandar).
Con todo, en esta encuesta Vidal todavía aventaja en imagen al presidente Mauricio Macri, quien tiene un diferencial negativo de casi 25% (con una positiva de 26% y una negativa de casi 61%). Para más datos, la serie evolutiva desde marzo pasado en el caso del presidente arroja una caída de 7,4 puntos porcentuales en la imagen positiva y una suba de 8 pp en la negativa; es decir, la transferencia entre puntas fue neta de favorable a desfavorable (ver datos arriba; click para agrandar). Cuando se evalúa de manera polarizada ya no la figura presidencial sino la gestión, el resultado es un diferencial negativo de casi 40 pp, ya que la positiva es de 30,2% y la negativa de 69,8% (ver datos abajo; click para agrandar). 
Esto confirma lo que muestran diversos estudios citados en este blog, en el sentido de que el apoyo al oficialismo se ha replegado hacia el núcleo duro de Cambiemos, ubicándose así en torno al 30% (bien por debajo del 42% obtenido hace casi un año en las legislativas de medio término). La serie evolutiva desde marzo pasado en el caso de la gestión de gobierno arroja una caída de 10 puntos porcentuales en la imagen positiva y una suba idéntica (10 pp) en la negativa, confirmando una transferencia entre puntas neta de favorable a  desfavorable. En términos de intención de voto también es visible ese desgaste: CFK por Unidad Ciudadana alcanza 33,2% de intención de voto y Mauricio Macri (Cambiemos) 27,5%; Sergio Massa, por un Frente Peronista 13,3%  y Nicolás del Caño (Frente de Izquierda) 5,2%. La diferencia de 5,7 puntos porcentuales entre la ex presidenta y el actual presidenta está cerca de ser estadísticamente significativa; perfila un cuasiempate técnico para primera vuelta, con una polarización que deja afuera al peronismo no K de la pelea mayor (ver datos abajo; click para agrandar).
En conjunto, los datos del capítulo imagen sugieren que la crisis de Cambiemos es general: aunque se reconozcan matices en la calificación de los dirigentes oficialistas, en la medida en que en el núcleo del malestar estén operando los efectos socioeconómicos de gestión que a lo largo de todo el 2018 han sido semantizados perceptivamente como “ajuste”, es difícil que el apoyo deje de replegarse al núcleo duro. Como apuntó el sociólogo y consultor Carlos de Angelis: “Hoy, pisando los tres años desde su asunción, el gobierno de Mauricio Macri se ha vuelto una fuerza política unidimensional donde solo hay lugar para el discurso economicista del ajuste perpetuo dejando la política a un costado del camino”. Es difícil que el concepto de ajuste ceda, toda vez que, para tomar sólo uno de varios datos "duros" posibles, en lo que va de 2018 la caída de salarios reales ya era del 6,3% a fines de julio pasado (ver datos abajo; click para agrandar). Como apuntó el economista Sergio Chouza, con el dato de julio pasado empieza a operar la erosión fuerte de la 2ª mitad de año. “De seguir esta tendencia, 2018 cerrará con un piso de 10 puntos de pérdida de poder adquisitivo de los salarios”



Con todo, si bien el presidente Macri hace pocos días reafirmó que irá por la reelección, los matices en algunas mediciones que muestran una mayor afectación en la imagen de Macri que en otros referentes de la Alianza Cambiemos podrían dar lugar a un replanteo de cara al 2019. Si el duro ajuste que implica el nuevo acuerdo con el FMI estrecha demasiado las posibilidades de reelección de Macri, oxigenar la oferta política podría ser una salida alternativa.  Una crisis en “L” (caída de la economía entre 2,5% y 3% en 2018 y nueva caída en 2019, es decir sin recuperación a la vista en el año electoral) era, en el consenso de los analistas, el escenario más riesgoso para la continuidad y el más favorable para la oposición. Con una recesión rampante al punto de cerrar su mandato con un PBI per cápita menor al del último año de gobierno de CFK (ver datos abajo; click para agrandar), Macri no tendría mostrar resultados socioeconómicos favorables que mostrar a lo largo de su gestión ni (peor aún) en el bienio preelectoral y electoral 2018-2019. Es decir, no sólo se no cumpliría la expectativa de crecer dos años seguidos (2017-2018), sino que se caería en la contraria: recesión de dos años seguidos (2018-2019) Desde esa perspectiva, un recambio (Vidal por Macri, por ejemplo) podría ser una alternativa para seguir en el poder, antes que una continuidad pura y dura (reelección de Macri con una economía ajustada). En esa línea, De Angelis apuntó recientemente: “El problema de mayor calado es que el propio liderazgo del Presidente está siendo cuestionado en el círculo rojo, donde se le adjudica cierto amateurismo y falta de reflejos en el manejo de la crisis. No pocos en el establishment comienzan a evaluar que sería mejor transformar a Macri en líder emérito y dejar la candidatura principal en manos de María Eugenia Vidal o el propio Horacio Rodríguez Larreta”.

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