domingo, 30 de septiembre de 2018

Malestar socioeconómico, crisis de confianza y fragilidad sistémica

En el capítulo imagen de dirigentes, la encuesta de Ricardo Rouvier y Asociados que venimos analizando también aborda las percepciones acerca de la figura que hasta hace un tiempo era considerada un eventual plan “B” de Cambiemos de cara al 2019, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Según el estudio realizado entre el 1 y el 20 de septiembre sobre una muestra de 1.200 casos a nivel nacional con un error muestral de +-2,8%, la imagen positiva de Vidal es de 45,2% y la negativa de 47,9%, de lo que resulta un diferencial negativo de 2,7 puntos porcentuales que es estadísticamente no significativo si se considera el error muestral (ver datos arriba; click para agrandar). 




Vale decir, hay un empate técnico entre la imagen positiva y la negativa; sin embargo, cabe apuntar que septiembre es un quiebre en la tendencia, ya que la positiva cae 5,4 pp y perfora el umbral del 50%, mientras que la negativa crece 6 pp y se dispara desde el umbral de los 40% hacia el 50% (sumando las categorías regulares por cercanía con el polo positivo o negativo; ver datos al inicio del post; click para agrandar). Sin esa suma, la positiva alcanza 31,2%, la regular casi 29% y la negativa ronda el 33,3% (ver datos arriba; click para agrandar).  Esos datos confirman lo que venimos señalando hace meses: el malestar socioeconómico, principal efecto de la gestión Cambiemos, viene generando un desgaste del oficialismo que impregna a todas sus figuras. Desde fines de 2017, con el cambio en la fórmula de movilidad previsional, comenzó un deterioro que, más allá de los vaivenes de la coyuntura, se ha mantenido como tendencia a lo largo de todo este año. La crisis de confianza detonada con la primera corrida cambiaria de abril de 2018 aceleró la erosión de la imagen, la aprobación y las expectativas, y luego el primer acuerdo con el FMI agudizó el envejecimiento prematuro de la marca Cambiemos. 




El desgaste es tan intenso, que en septiembre la Confianza en el Gobierno se ubicó por primera vez por debajo del último mes de gestión de CFK en 2015. El índice mensual que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) marcó un retroceso del 10% con respecto a agosto y un desplome interanual del 39%, lo que resulta en la medición más baja en lo que va de la gestión Macri; 1,75, mientras que al cierre de la gestión CFK en 2015 el ICG medía 1,80 (cuyo peor registro, de 1,04, fue en diciembre de 2009, en medio de la crisis global). El ICG mide de 1 a 5 puntos la confianza que despierta un gobierno. "El ICG de septiembre profundiza su caída luego de un trimestre con valores relativamente estables. Esa evolución parece reflejar la consolidación de la tendencia recesiva e inflacionaria de la economía argentina, a lo que se le suma una agudización de la crisis cambiaria con una devaluación del 30% durante la última semana de agosto (…) Tampoco favorecen a la imagen del Gobierno el anuncio presidencial sobre acuerdos con el FMI que aún no se habían negociado, o la manera en que se manejó la reorganización ministerial, que terminó con la desjerarquización en el organigrama de algunos ministerios con fuerte valor simbólico, como los casos de Trabajo, de Salud y de Ciencia y Tecnología", apunta el estudio. 




El descenso del ICG respecto al mes de agosto se ve en todos los subíndices. Las mayores caídas se registraron en "Eficiencia en la administración del gasto público" (1,16 puntos y descenso de 25%) y "Evaluación general del gobierno" (1,21 puntos, descenso de 15%), "Capacidad para resolver problemas del país" (2,07 puntos, caída de 8% respecto a agosto), "Preocupación por el interés general" (1,57 puntos, descenso de 6%) y "Honestidad de los funcionarios" (2,74 puntos, caída de 3%). Además, un dato clave: la caída en el ICG viene acompasada con la caída en el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que mide la misma UTDT. En septiembre, el ICC cayó 7% (comparar con el -10 pp del ICG), lo que es su peor registro en 5 meses, y 34% a nivel interanual (-39 pp el ICG). Asimismo, se trata de la caída más palpable desde mayo pasado, cuando el ICC bajó 10 intermensual (es decir, respecto a abril; ver datos al medio del post, click para agrandar). Según Juan José Cruces, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, "entre los componentes del ICC, el subíndice de Situación Personal cae 6,4% y el de Bienes Durables e Inmuebles 32,8%. Por su parte, el subíndice de Situación Macroeconómica aumenta 2,1%, siempre respecto al mes anterior". En cuanto a la distribución territorial, a su vez, "la confianza del consumidor cae 8,4% en el Interior del país y 5,7% en el Gran Buenos Aires. A la vez, baja 8,3% en Capital Federal, siempre respecto al mes anterior", agregó el analista. Es decir, considerando la distribución geográfica, la caída es generalizada. En tanto, analizando la distribución por nivel de ingresos, el ICC desciende 2% para el sector de los encuestados con mayores ingresos y cae 11,2% para los encuestados con menores ingresos, respecto al mes anterior, con lo cual afecta (si bien con evidentes matices de intensidad) a todos los niveles socioeconómicos (NSE). 




Recordemos nuestras premisas analíticas clave: 1) los efectos socioeconómicos de gestión son los que a mediano y largo plazo construyen las tendencias de opinión pública, más allá de los vaivenes de la coyuntura (tomada del consultor Carlos Fara) 2) no existen consumidores por un lado ni electores por otro, sino una comunidad que consume y que vota (premisa propia). En este marco, el desgaste del oficialismo tiene su raíz en el malestar económico, y el acompasamiento del ICG y el ICC confirman los vasos comunicantes entre el consumo y la opinión pública. En este contexto, además de la crisis que se pone de manifiesto en los datos perceptivos (blandos), los síntomas de fragilidad sistémica del programa de gobierno de Cambiemos medidos por datos duros se multiplican: persistencia de la corrida cambiaria en medio de dos paquetes de asistencia externa por parte del FMI y caída de las reservas (ver datos más arriba; click para agrandar), goteo de los depósitos en dólares del sector privado (ver datos arriba; click para agrandar) y suba exponencial de la deuda externa (ver datos abajo; click para agrandar). El economista Sergio Ariel Chouza apuntó: “en menos de 20 días el dólar subió $ 9,00 las reservas cayeron 5.141 millones, los depósitos en dólares cayeron 1.598 millones, la tasa de interés subió al 60%. De las peores 3 semanas desde el inicio de la crisis cambiaria”. Cambiemos, que azuzó el temor de un colapso a la venezolana del kirchnerismo como parte de su discurso electoral en 2015 y 2017, montó un programa de una fragilidad sistémica tal que un eventual colapso ya no es un cisne negro: como escribió Friedrich Nietzsche, "si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti".







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