sábado, 1 de septiembre de 2018

Primera minoría electoral en disputa, ballotage abierto y expectativas por el piso

Que el dólar siga buscando su techo y Macri su piso en las encuestas recoge una clave de lectura en expectativas que también están por el piso. Esto hace una diferencia central entre la actual crisis y las anteriores que atravesó Cambiemos. En otros momentos, el motor de las expectativas seguía encendido; comenzaron a apagarse en diciembre de 2017, cuando la modificación de la fórmula de movilidad previsional fue claramente semantizada como “ajuste” por una mayoría de la opinión pública, y jamás volvió a reencenderse a lo largo de todo el 2018. Eso se advierte incluso en distritos netamente favorables al macrismo como es el caso de Córdoba, que en el ballotage de 2015 se inclinó por Cambiemos con un 71,51% y en las legislativas de 2017 acompañó con un 48,47%. Según encuestas realizadas por la consultora Delfos en la provincia, ya en abril pasado la expectativa en que el actual presidente podía mejorar la situación del país perforó el 40%. Desde ese momento, siempre se mantuvo más cerca del 30% que del 40% en la serie evolutiva, poniendo en evidencia la crisis de confianza, al punto que las expectativas positivas en agosto apenas alcanzaron un 33% (ver datos arriba; click para agrandar). 




Ese guarismo está en el orden de magnitud del núcleo duro de Cambiemos tanto en Córdoba como a nivel nacional que, como explica el sociólogo y consultor Carlos de Angelis, "es el antiperonismo o antikrichnerismo, como se lo quiera llamar, el que mantiene unificado el bloque social que respalda al oficialismo. Lo que no se ha logrado es generar un macrismo, una identidad propia que lleve a un apoyo por la positiva y no sólo por rechazo a lo anterior”Esa "definición por la negativa" o "voto no positivo", parafraseando a Julio Cobos, se ha agudizado por la crisis económica, al punto que el gobierno ha acudido a un doble respirador artificial: por un lado, los dólares del FMI para reemplazar los que la economía no genera, y el recurso a la "grieta", sostenido de manera entusiasta por el sistema de medios adicto al oficialismo, fogoneando las causas sostenidas por el ministerio de facto de Comodoro Py. Asimismo, el envejecimiento prematuro de la marca Cambiemos (agravado desde el acuerdo con el Fondo) ha contagiado el desgaste a todo el oficialismo, con apenas matices entre sus figuras. En la misma columna citada arriba, de Angelis apuntaba que "hoy la suerte de Vidal y Macri va por la misma vía. Ella tiene gestos distintos y tomó distancia en la crisis cambiaria. La rama política de Cambiemos, en la que incluyo a la gobernadora bonaerense, está distante del gobierno nacional. Sin embargo, no es tan fácil el plan de reemplazar a Macri con Vidal. Si hay una crisis política se los lleva puestos a los dos"





Coincidimos en esa aseveración, que puede sostenerse con datos. Si citamos el caso Córdoba por ser un distrito clave para entender el desgaste oficialista considerando su acompañamiento anterior a Cambiemos y por gravitar con alrededor del 8% en el total de electores nacionales, más central aún es el análisis de tendencias en la provincia de Buenos Aires, que aporta el 37% de los electores del total nacional y en 2015 giró al punto de consagrar como gobernadora a la cambiemita María Eugenia Vidal. Según la consultora Analogías, en PBA el 63% desaprueba la gestión nacional y sólo el 26,1% la aprueba. La desaprobación es transversal a todos  los segmentos etarios y educativos, pero se agudiza entre los más votantes más jóvenes y en el Gran Buenos Aires (GBA) respecto del interior provincial. Otro tanto se advierte en la imagen de Macri: el 60% tiene una opinión entre mala y regular, contra un 37,4% que lo calificó de “muy buena a regular positiva” (ver datos más arriba; click para agrandar). Así, la imagen positiva de Macri está en el piso y la negativa en el techo de la serie evolutiva. 







Confirmando lo apuntado por De Angelis, la caída de la imagen del mandatario contagia sensiblemente a la gestión e imagen de la gobernadora Vidal, eventual plan "B" de Cambiemos de cara al 2019. Según Analogías, en aprobación su gobierno tiene un diferencial negativo de 18,7 puntos porcentuales, ya que alcanza un 54% de desaprobación contra sólo un 35,3% que aprueba (casi un 11% optó por la opción “no sabe”). Es mejor el rendimiento en imagen personal: la gobernadora registra un 46,7% de imagen positiva, contra un 50,1% de valoración negativa, marcando una diferencial negativo de -3,4 puntos (ver datos más arriba; click para agrandar). Si bien la aprobación supera en casi 10 puntos a la del presidente Macri, el desgaste es evidente: desde el quiebre en junio pasado, los números rojos superan a los azules, si bien por una diferencia estadísticamente no significativa.








El deterioro de Cambiemos es capitalizado por la principal opositora, CFK: la senadora por Unidad Ciudadana divide opiniones entre los bonaerenses, con un leve diferencial negativo de 1,8 puntos porcentuales (47,9% de positiva y 49,7% de negativa). La valoración tiende a concentrarse en las opciones más intensas, tanto de aprobación (25,9% de imagen “muy buena”) como de rechazo (27,8% de imagen “muy mala”). De esa forma, la ex presidenta tiene una performance inversa a la de Cambiemos: su mejor valoración se da en el segmento etario más joven (donde alcanza 57,2% de imagen positiva) y en los de menor nivel educativo (51,5%), mientras que su calificación negativa crece en los mayores de 45 y 60 años (donde supera el 55%) y sectores con mayor nivel de estudios. También se registran diferencias significativas por región: predomina el respaldo a Cristina en el GBA y crece el rechazo en el interior de la provincia. Así, su imagen negativa tiende a bajar al mismo ritmo que la positiva tiende a subir, aunque si se observa la serie evolutiva puede advertirse que su piso siempre se mantuvo sólido, bien por encima del 40%, pese al amplio despliegue judicial y mediático en contra (ver datos arriba; click para agrandar).





El desgaste de la imagen de Vidal también se da a nivel nacional: según Synopsis, en agosto la imagen de la gobernadora registró una caída significativa, ya que subió más de 8 puntos su imagen negativa a casi 41% y cedió casi 5 puntos su imagen positiva, a 46,4%. Eso resulta en un diferencial positivo de apenas 5,5 puntos porcentuales, estadísticamente no significativo: está en el piso de la serie evolutiva en imagen positiva y en el pico de negativa (ver datos arriba; click para agrandar). 




Este conjunto de tendencias desembocan en el panorama que ya veíamos en el posteo anterior, en el que citábamos varias mediciones de julio que mostraban empate técnico en instancias de PASO y primera vuelta de cara al 2019 y también en un eventual ballotage entre Cambiemos y Unidad Ciudadana. Ese mismo panorama de polarización se detecta en las encuestas realizadas en agosto; nuevamente, los efectos socioeconómicos de gestión son los que explican los datos. Según la más reciente encuesta nacional de M&R, sólo el 9% de los argentinos dice que le está yendo mejor este año que el anterior; para el 53%, la situación empeoró. Apenas el 22% cree que el año que viene su situación económica será mejor, mientras que el 46% cree que va a estar peor, lo que confirma el bajón en materia de expectativas (ver datos arriba; click para agrandar). 





Ninguno de los dirigentes medidos muestra un diferencial positivo de imagen a favor, ya que la mejor ubicada, Vidal, apenas tiene 5 pp de diferencial (estadísticamente no significativo), al mismo tiempo que CFK y Macri polarizan las opiniones de manera simétrica (ver datos arriba; click para agrandar). 
La imagen personal neta de Macri es del -23% (diferencial negativo), pero la de gestión es aún peor, ya que asciende al 31%. La performance de los dirigentes opo-oficialistas tampoco es favorable: Sergio Massa tiene similar imagen positiva y negativa que Macri y CFK, pero está mucho más rezagado en términos de actitud electoral, mientras que Juan Urtubey y Miguel Pichetto tienen baja imagen positiva y alto nivel de desconocimiento. 




Si las elecciones fueran ahora, en primera vuelta CFK obtendría el 30,5% y Macri 28,7%, mismo empate técnico que veíamos en la medición por fuerza política de Synopsis aunque en este caso con un diferencial de 1,8 puntos porcentuales a favor de la ex presidenta (estadísticamente no significativo), mientras que en Synopsis era de 2,2 pp a favor de Cambiemos. Finalmente, en un eventual ballotage, CFK alcanzaría 40,5% contra 36,1% de Macri. Si bien la diferencia de 4,4 puntos porcentuales no es estadísticamente significativa y confirma el escenario de empate técnico, el matiz de esta medición respecto al de Synopsis es que los datos lineales resultan un poco más favorables a CFK y, si comparamos el escenario de ballotage de M&R con el de Rouvier, CFK pasa de 37,9% a 40,5% y Macri de 39,2% a 36,1%: todas son variaciones estadísticamente no significativas, pero insinúan sutiles desplazamientos a favor de la principal opositora en un marco mediático ampliamente desfavorable para ella pero en un escenario de crisis cuasi sistémica de la economía macrista que la instala como la principal contrafigura por lejos y crea un escenario de polarización de cara al 2019 que parece cerrar las chances de una tercera vía.




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