Como apuntamos, la suba del dólar sumada al malestar socioeconómico manifiesto barrió con los demás temas de la agenda, desplazando a la inseguridad y a la corrupción al tercer y cuarto problemas en las preocupaciones de los argentinos: inflación y desempleo encabezan los problemas. La crisis en “L” era, según Poliarquía, el escenario más desfavorable para la continuidad de Cambiemos en el poder y la más favorable a un regreso de CFK, porque instala en el centro de las preocupaciones al deterioro económico, tema más pregnante que el issue corrupción. Eso se advierte en resultados clave de la última encuesta de la Universidad de San Andrés (Udesa): aun en medio del caso de los cuadernos, la imagen de Cristina Fernández de Kirchner subió 4 puntos porcentuales, pasando del 23% al 27% (ver datos al final del posteo; click para agrandar). Aunque esa variación es estadísticamente no significativa y la ex presidenta sigue teniendo la mayor imagen negativa (70%) y el mayor rechazo (54%), que su imagen insinúe una mejora en medio de la amplia cobertura mediática del caso confirma que “billetera mata corrupción” en las tendencias, dado que el oficialismo sí sufre un efecto castigo en la medición. Veamos:
El relevamiento se efectuó entre 1.001 personas durante agosto, mes de los cuadernos y del recrudecimiento de la corrida cambiaria. Los resultados marcan los peores valores históricos de la administración Macri en la serie evolutiva de Udesa. Sólo un 19% se muestra satisfecho con la marcha general del país, esto es, menos que el núcleo duro de Cambiemos (en torno al 30%). La mala evaluación de los consultados arrastra, por primera vez, a María Eugenia Vidal: tiene un 47%, contra un 45% de imagen negativa, con lo cual obtiene un diferencial positivo de apenas 2 puntos porcentuales, estadísticamente no significativo (ver datos al final del posteo; click para agrandar). La aprobación de la gestión de Mauricio Macri se desplomó al peor nivel desde su asunción: bajó al 34%, tres puntos porcentuales menos que en la encuesta de julio (ver datos arriba y abajo; click para agrandar). Si bien la variación intermensual resulta estadísticamente no significativa, el deterioro es bien visible respecto al inicio de 2018, cuando la aprobación al Gobierno era del 56% (de lo que resulta una caída de 18 puntos porcentuales). El pico había sido en octubre, el mes de las elecciones en que Cambiemos se impuso con 42% del total de votos nacionales: llegó al 66% de aprobación. En contraposición, la desaprobación trepó al 64%, el pico histórico en la serie evolutiva, con un 43% que respondió con un “desaprueba mucho” (núcleo desfavorable de mayor intensidad) y un 21% de “Desaprueba algo”.
La peor perfomance del gobierno se da en el nivel socioeconómicamente bajo (apenas un 30% de aprobación); en el nivel medio, la aprobación sube un poco (al 37%, diferencia estadísticamente no significativa al nivel de cruce por NSE); sólo en el nivel socioeconómico alto el gobierno es aprobado mayoritariamente, con un 55% del total, lo que confirma el sesgo clasista que marca a Cambiemos como hemos visto varias veces en este blog (ver datos abajo; click para agrandar).
También confirmando el deterioro socioeconómico, el 68% de los electores argentinos respondió que, en comparación con el inicio de la gestión de Macri, la situación actual está “peor”. Comparando con octubre pasado (durante las elecciones de 2017), para entonces apenas el 27% evaluaba que el país había empeorado con Cambiemos. Nuevamente, se confirma que las expectativas están apagadas: los encuestados se mantienen pesimistas sobre el futuro. El 46% señaló que la situación empeorará y sólo el 26% que será mejor (guarismo que está en el orden de magnitud del núcleo duro de Cambiemos). Un 15% apuntó que la cosa se mantendrá sin cambios. En octubre de 2017, apenas el 13% pensaba que la situación empeoraría. El quiebre en las tendencias se dio a principios de año, después de la reforma en la modalidad previsional ycon el primer salto del tipo de cambio, y se profundizaron con la corrida cambiaria que se intensificó en abril pasado. Aun así, como venimos señalando, el oficialismo mantiene un “núcleo duro”: el 27% piensa votar a ese espacio oficialista en las próximas elecciones, contra un 30% que lo haría por candidatos del espacio opositor; otro 30% aún no se definió.
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