martes, 3 de diciembre de 2019

El funcionamiento de las coaliciones oficialista y opositora de cara al período 2020-2023 (1)


Cambiemos funcionó como una coalición electoral exitosa en el ballotage de 2015 y la elección de medio término de 2017, pero la mesa de gobierno fue "pro-pura", con baja apertura hacia sus aliados de la coalición, que apenas accedieron a algunos cargos en el Ejecutivo nacional (ministerios como Defensa, a cargo del radical Oscar Aguad, y otros de segunda línea) y cuyo mayor protagonismo se dio en el funcionamiento parlamentario, con figuras como Mario Negri en la Cámara de Diputados. A partir de la crisis de 2018, el núcleo duro del macrismo se cerró hacia adentro y el rol de los aliados pasó básicamente por refrendar las decisiones de la "mesa chica" amarilla. Al llegar al año electoral 2019, esa tendencia se reforzó: el oficialismo cambió de sello (Juntos por el Cambio), puso un peronista como candidato a vicepresidente (Miguel Pichetto) y, a diferencia de 2015, la Coalición Cívica y la UCR no presentaron precandidatos en las primarias de agosto, mientras que el PRO apostó a la triple reelección presidencial (Mauricio Macri), de la gobernadora de Buenos Aires (María Eugenia Vidal) y del jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. El resultado es conocido: Macri y Vidal ingresaron al lote de mandatarios con reelecciones frustradas, mientras que, en sentido contrario, Rodríguez Larreta se transformó en el primer jefe de gobierno del PRO reelecto sin necesidad de segunda vuelta. 

El resultado electoral desfavorable al oficialismo reinstala las preguntas sobre el futuro de la coalición, ahora en el llano. Una encuesta de la consultora Reyes Filadoro que citamos oportunamente en este blog indagó las percepciones respecto al rol que debería asumir la UCR dentro del frente: un 43% de los electores argentinos se mostró a favor de que esa fuerza se mantenga dentro de la coalición, vs un 40% que se inclinó por la idea de que el radicalismo rompa la alianza para volver a ser independiente (ver datos arriba; click para agrandar). A nivel general, se trata de un empate técnico. Sin embargo, cuando el análisis se hace al interior de los votantes de la alianza, la postura rupturista cae al 11% y el 84% cree que la UCR debe permanecer dentro del frente. 


Se puede decir que el radicalismo enfrenta un dilema entre la tensión de permanecer al interior del espacio, que es avalada por quienes votan a ese polo, y los impulsos de recuperar vuelo propio, que son fuertes a nivel del electorado general. Por ahora, las señales políticas sugieren que, a nivel parlamentario, Juntos por el Cambio funcionará como un interbloque, manteniendo las identidades partidarias de los signos políticos que participan del frente; habrá que ver cómo juegan las fuerzas centrípetas y centrífugas ahora que ya no tendrán el poder ejecutivo a nivel país ni en la provincia más gravitante, Buenos Aires.  Aunque el presidente saliente, Mauricio Macri, ha dado señales en el sentido de conservar el liderazgo de la coalición, desde el llano no será sencillo sostener esa apuesta. El estudio más reciente de la Consultora Raúl Aragón y Asociados realizado en CABA a mayores de 16 años en condiciones de votar entre el 13 y el 16 de noviembre de 2019 arroja que el 42,5% cree que Macri es el conductor legítimo de Juntos por el Cambio, vs casi un 31% que le reconoce esa condición sólo en carácter de líder del PRO (ver datos arriba; click para agrandar). Considerando que ese distrito es un bastión del PRO desde 2007, el resultado permite trazar la hipótesis de que en el resto del país las opiniones están más divididas. 



El hecho de que Rodríguez Larreta haya quedado como la única figura ganadora de ese espacio con poder territorial en un distrito "vidriera" como la Capital alimenta incluso la hipótesis de una competencia por el liderazgo del PRO: casi 42% de los electores de CABA cree que el jefe de gobierno debería conducir esa fuerza, vs 46,4% que piensa que no (ver datos arriba; click para agrandar). En posteos recientes hemos visto que Rodríguez Larreta también es percibido como un eventual competidor de Macri en el liderazgo de la coalición Juntos por el Cambio, percepción probablemente asociada también a su carácter de ganador el 27-O. 





En el caso del Frente de Todos, en cambio, contra las hipótesis iniciales que sugerían que también funcionaría parlamentariamente como interbloque, las señales políticas más recientes van en la línea de una bancada unificada, merced a gestiones con fuerte protagonismo de la vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, con gobernadores y otros aliados. Reyes Filadoro también indagó las percepciones respecto a la dinámica del peronismo: el 43% cree que esa fuerza logrará mantenerse unida durante la presidencia de Alberto Fernández, vs otro 43% que cree que se dividirá (14% no sabe); nuevamente, empate técnico (ver datos arriba; click para agrandar). Si bien el funcionamiento parlamentario no es la única clave para ese proceso, el impulso hacia el bloque unificado en Diputados y Senado podría ser un intento de conjurar las presiones en favor de una división del espacio pan-justicialista y, a la vez, de proveer gobernabilidad al presidente entrante, dado que el Frente de Todos tiene mayoría en el Senado y y busca construirla de la mano de aliados en Diputados. Al igual que sucede dentro del otro polo, las actitudes entre los votantes del espacio son consistentes con la idea de unidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario