sábado, 21 de abril de 2012

Heterodoxia (3)

La decisión de expropiar las acciones de Repsol en YPF profundiza la senda heterodoxa de la que el kircnherismo viene haciendo gala desde que ejerce el poder. A despecho de las críticas de los grandes poderes internacionales (la Unión Europea y los Estados Unidos) el gobierno apuesta a que los réditos de la decisión sean mayores que los perjuicios (ya que no podrán eludirse consecuencias políticas y comerciales sobre el país derivadas de la medida).

Internamente, el kirchnerismo ya recoge algunos réditos de la medida, no sólo porque YPF le quitó espacio informativo al affaire Ciccone-Boudou, sino porque gran parte del arco opositor (el radicalismo, un tanto agitado, y el Frente Amplio Progresista de Hermes Binner y Proyecto Sur, de "Pino" Solanas) se han pronunciado en apoyo a la medida. El jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, salió a desmarcarse para reafirmar sus aspiraciones de posicionarse como el principal contradictor del kirchnerismo, pero luego tuvo que suavizar un tanto ese semblante dado que lo que se intuía y presumía que podía generar la medida en la opinión pública (una corriente de simpatía por el sustrato de nacionalismo y estatismo que subyace en diversos segmentos sociales del país) fue confirmado por una encuesta realizada precisamente en el distrito que Macri gobierna y que ha sido, con mucho, el más adverso al kirchnerismo en estos años.

 La consultora Isonomía midió el impacto social de la expropiación de YPF de manera telefónica y halló que el 46% estaba de acuerdo con la determinación del Gobierno nacional, en tanto que un 34,4% dijo estar en contra y un 19,7% no respondió o contestó no tener opinión formada al respecto. El mismo estudio arrojó que 42,7% ciento considera que la expropiación afectará "de manera positiva" la economía del país, mientras que el 37,2% cree que el impacto será negativo. Estos números (obtenidos, insisto, en el distrito más renuente de todo el país al discurso populista del kirchnerismo) pueden explicar por qué Macri salió a aclarar que mantendría YPF en el Estado si llegara a la Presidencia en 2015.

 Si en el frente interno el Gobierno logró el efecto esperado con la expropiación de YPF, en el frente externo, en cambio, el gobierno la tiene más difícil. Hasta ahora, a las protestas españolas, la inquietud planteada por EE.UU. y las críticas de algunos países latinoamericanos (en especial el México presidido por el conservador Felipe Calderón, que posee un 9% de Repsol, y el también conservador Juan Manuel Santos, presidente de Colombia) el gobierno puede plantear como contrapeso el apoyo moderado del Uruguay de José "Pepe" Mujica y el aval políticamente correcto de Brasil, países que bajo el argumento "paraguas" de la soberanía acompañaron la medida sin estridencias. Se especula, asimismo, que el gobierno de Cristina Fernández podría jugar la carta de profundizar relaciones con China, dado que hace semanas se menciona el interés de su gigantesca corporación petrolera en participar de YPF.

 Con todo, el gobierno sigue convencido de que sostener la apuesta por la heterodoxia es el camino correcto (o el más conveniente) y en esa línea argumental insistió el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, al participar del Comité Monetario y Financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington. Allí, la Argentina cuestionó nuevamente las recetas de ajuste que muchos países desarrollados insisten en aplicar para salir de la crisis, y en cambio pidió que se apliquen políticas fiscales expansivas con eje en el empleo y la inclusión social. Este fin de semana, incluso, la corriente heterodoxa en la que el kirchnerismo se siente cómodo podría recibir una inyección de poder desde Francia: el país galo elige presidente este domingo, y un posible triunfo del socialista Francois Hollande podría suponer un serio revés para sostener la senda del ajuste europeo que han propugnado la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy, un conservador a quien los sondeos conocidos muestran en desventaja o apenas en una situación de empate técnico frente a Hollande, es decir muy lejos de ser favorito en la contienda.

 Las encuestas preelectorales auguran que el candidato por el Partido Socialista superará en votos al aspirante a la reelección, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta (más del 50% de los votos) que exige la Constitución. De todas maneras, para la segunda vuelta, programada para el próximo 6 de mayo, los sondeos muestran como ganador a Hollande con una amplia ventaja, si bien es prematuro sacar conclusiones sobre un ballotage cuando aún no se conocen los resultados de la primera vuelta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario