El verano va quedando atrás y la economía doméstica acusa el impacto de los gastos asociados al arranque de clases y el retorno de la vida familiar al ritmo habitual. En ese marco, podemos identificar algunas tendencias con las que los argentinos orientan su consumo o invierten en bienes tratando de resguardarse, al menos en parte, de la inflación.
Tecno, una rareza argentina. En cualquier país del mundo, comprar dispositivos tecnológicos es tomado como un consumo y no una inversión, ya que cualquier novedad deja de serlo con el paso del tiempo, con lo cual se supone que pierde valor. Sin embargo, un escenario local que combina restricciones a las importaciones, estímulo del “compre nacional” e inflación generan una situación atípica, en la cual muchos dispositivos conservan su valor.
Mientras en el mundo los lanzamientos no dan respiro, en Argentina muchas novedades llegan con retraso; los gadgets ya presentados terminan limitados en stock, son difíciles de reponer y muchas veces son sustituidos por marcas menos reconocidas; a la vez, las fabricantes locales de estos dispositivos, al estar protegidas, renuevan menos su oferta. Así, los tenedores de estos bienes pueden vender sus productos usados a precios similares (o superiores) que los nuevos (lo cual beneficia, por extensión, a los sitios de comercio electrónico).
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http://www.lavoz.com.ar/cordoba/consumo-haciendo-bien-cuentas
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