martes, 26 de marzo de 2013

Aprestos y cifras en la etapa preelectoral


Cerrábamos la entrada anterior repasando los chisporroteos entre el kirchnerismo y el sciolismo, pero suscribiendo la línea de diversos analistas de que la ruptura abierta sigue siendo el escenario menos probable dentro de los posibles. En estos días siguió recrudeciendo la tensión interna entre ambos sectores de la coalición oficialista gobernante, pero de todos modos el gobernador bonaerense Daniel Scioli, fiel a su estilo componedor, ha reiterado  su alineamiento con la presidenta, al igual que lo hizo su jefe de Gabinete Alberto Pérez (desautorizando así el "amague" de sostener listas propias que hizo otro referente del sciolismo durante el anuncio de que el ex ministro Alberto Fernández se sumaba a sus equipos).

Otro punto clave que reseñábamos en esa entrada era el factor Sergio Massa (intendente de Tigre), cuestión que ya hemos abordado en otras oportunidades en este blog. La importancia asignada a Massa, en nuestra opinión, está sobreestimada a nivel nacional (no son creíbles las encuestas de imagen que lo muestran compitiendo de igual a igual con referentes muy instalados como Cristina Fernández, el propio Scioli, el ex candidato del FAP Hermes Binner o el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri). Hoy, Massa es intendente de Tigre, y su paso como jefe de gabinete del primer gobierno de CFK es muy lejano en el tiempo como para tener algún significado para la Argentina profunda (leáse: gran parte, sino todo, el interior del país).

En cambio, la performance de Massa en las encuestas sí es relevante en provincia de Buenos Aires, distrito estratégico (por su peso) en cualquier elección, incluidas las legislativas de este año. En ese sentido, una encuesta telefónica de Poliarquía realizada sobre 800 casos entre fines de enero y principios de febrero pasado arrojó que si Massa, Alicia Kirchner y Francisco de Narváez compitieran por el cargo de diputados nacionales, el primero ganaría con 44% y lo seguiría la ministra con 21% y el diputado con 19%. En cambio, si el tigrense no juega, Alicia Kirchner sacaría el 36% y De Narváez 33% (un virtual empate técnico). Por detrás, el radical Ricardo Alfonsín aparece con 22%, duplicando a Margarita Stolbizer del GEN (que integra el FAP).

En ese sondeo de Poliarquía citado no está medido Carlos Melconián, el economista que hasta nuevo aviso (por ejemplo, un acuerdo Macri-De Narváez que reeditara el electoralmente exitoso Unión-PRO del 2009) será el primer candidato a diputado del macrismo en provincia de Buenos Aires. Otras estimaciones ubican a Alicia K con entre 30% y 35% de intención de voto, contra 20% de De Narváez (en esta hipótesis, sin incluir a Massa). En cualquier caso, y más allá de los matices, por fuera del FPV (hasta que no se despeje sin ambigüedades cómo jugará el tigrense y mientras Scioli se mantenga dentro del oficialismo) el empresario y diputado nacional De Narváez sigue siendo el precandidato más competitivo contra el kirchnerismo. Dato: dentro del FPV, algunos mencionan como candidato alternativo (o bien compañero de lista de Alicia K) al ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo, al cual se le adjudica buena imagen en esa provincia.  

Entre bambalinas, se dice que el objetivo del kirchnerismo es lograr no menos del 42% por ciento en octubre (en 2011, con CFK candidata, superó el 50%) y sumar entre 3 y 5 puntos porcentuales a través de listas de aliados (quizá bajo el formato de colectoras), lo que sería el piso para tentar una reforma de la Constitución. Sin embargo, como hemos sostenido antes en este blog, eso no requiere sólo un oficialismo triunfante sino una oposición mínimamente ordenada y dispuesta a negociar una reforma, algo que no existe hoy; paradojas de la hegemonía del FPV, que en este punto le jugaría en contra. De no cuajar esa posibilidad, hay quienes mencionan al gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, como un candidato “muleto” del FPV (hipótesis que fue expuesta por vez primera cuando trascendió que el entrerriano fue quien le sugirió a CFK el nombre de Miguel Galuccio para ser CEO de la reestatizada YPF; una versión extrema de esa línea de información y análisis incluso especula con ese ejecutivo como otro ”candidato tapado” de una nueva etapa del kirchnerismo para seguir en el poder).

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