La contundente derrota del oficialismo en las PASO de agosto (49,49% para el Frente de Todos vs 32,94% para Juntos por el Cambio, una brecha de 16,55 puntos porcentuales) generó un efecto poselectoral nítido: una ola ganadora a favor de Alberto y Cristina Fernández (es decir, percepción de que ellos son los que tienen más chances de ganar la elección en octubre, más allá de que el encuestado los vote o no) y un desplazamiento de las expectativas de mejora a favor de la oposición en desmedro del oficialismo. Estos fenómenos se ponen en evidencia en varias mediciones que venimos repasando en este blog. Veamos: en el caso de la reciente encuesta de Gustavo Córdoba & Asociados, casi 60% cree que Alberto Fernández será el próximo presidente, más que duplicando la creencia a favor de Mauricio Macri logrará la reelección (26,5%; ver datos arriba, click para agrandar).
A su turno, la más reciente medición nacional de la consultora Proyección permite analizar el evolutivo de ese dato y cómo la ola ganadora a favor de los Fernández se disparó 14,5 pp después del 11 de agosto, pasando del 47,2% a casi el 62% (ver datos arriba; click para agrandar). Por su parte, según la encuesta más reciente de OhPanel que también citamos oportunamente en un posteo anterior, la brecha en este indicador de ola ganadora es aún mayor: 62% vs 21% (ver datos abajo; click para agrandar). Así, más allá de los matices, todas estas mediciones coinciden en que la ola ganadora favorece al candidato opositor en una proporción que oscila en alrededor del 60%, vs un promedio de casi 26% para Macri.
Una distribución similar aunque menos intensa a favor del candidato opositor se observa al indagar la expectativa positiva a futuro: 53,4% cree que Alberto Fernández mejorará la situación económica y política del país, vs 30,1% que aún deposita expectativas de mejora en Mauricio Macri (ver datos abajo; click para agrandar).
Asimismo, se detecta que tanto la expectativa en Fernández como en Macri se ubican en el orden de magnitud de la intención de voto para ambos de cara a octubre, que es del 51,7% vs 33,7% según el promedio de las 8 mediciones mediciones conocidas PosPASO que venimos revisando en recientes posteos.
Las respectivas expectativas positivas también aparecen alineadas con la imagen positiva de ambas figuras: 56,2% para Fernández vs 34,3% para Macri (ver datos arriba y abajo; click para agrandar).
Por otro lado, esa inercia a favor del candidato opositor también contagia a los electores que no participaron de las primarias: según la medición realizada por la consultora Proyección en provincia de Buenos Aires que revisamos en un posteo reciente, el 55,3% de ellos se inclina a votar por el Frente de Todos vs 30,4% que lo haría por el oficialismo, lo cual implica que la diferencia entre ambas fuerzas podría ampliarse en ese distrito clave (ver datos abajo; click para agrandar).
A la hora de atribuir responsabilidades por el recrudecimiento de la crisis socioeconómica pos PASO, en cambio, las tintas siguen recargadas sobre el gobierno: según otro estudio de la misma consultora que citamos recién pero en este caso a nivel nacional, casi el 35% cree que el dólar subió por intención del gobierno, vs 26,3% que asocia la suba al triunfo opositor (ver datos abajo; click para agrandar).
Profundizando en el análisis, también resulta desfavorable para el gobierno la expectativa respecto a su capacidad de controlar la crisis y terminar su mandato de manera ordenada: según la encuesta telefónica realizada por Ricardo Rouvier & Asociados entre el 20 y el 26 de agosto pasados, la mitad de los electores no confía en que Macri logrará hacerlo, vs 33,5% que sí (ver datos abajo; click para agrandar). El estudio se basó en una muestra nacional de 1.200 casos, con un margen de error de +-2,8%.
Este pesimismo se agrava en materia de expectativas económicas, que se dispararon a un pico de negatividad del 62,2% en agosto pasado; al mismo tiempo, el optimismo quedó en un piso del 27,6% en la serie histórica. Analizando el evolutivo desde 2015, la percepción de fin de ciclo deviene evidente, ya que se ha invertido el perfil de las expectativas: el presidente Mauricio Macri arrancó su mandato con 60,4% de expectativas positivas y 22,4% de pesimismo, y hoy este supera el 60% mientras que el optimismo se derrumbó al 27,6% (ver datos abajo; click para agrandar). Como clave, el quiebre se dio tempranamente: ya en el 2do trimestre de 2016, las expectativas negativas rebasaron a las positivas, y esa brecha se profundizó desde enero de 2018.
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