En nuestra nota anterior repasamos la imagen de Sergio Massa en las encuestas realizadas antes del cambio de gabinete realizado por el Gobierno nacional a fines de julio, que comenzará a concretarse este martes con la renuncia del tigrense a su cargo en la Cámara de Diputados de la Nación para asumir como “superministro”, la última apuesta del oficialismo para dejar atrás la crisis desatada por la renuncia de Martín Guzmán al ministerio de Economía. ¿Qué dicen las más recientes encuestas sobre el caudal electoral potencial de quien asumiría como nuevo “hombre fuerte” del Frente de Todos (FDT)? Como veremos, esa variable puede medirse en diferentes niveles. Según CB Consultora, en un escenario de “todos contra todos” Massa roza el 5% de intención de voto, apenas por encima de Daniel Scioli (3,9%), cerca de Alberto Fernández (6,1%) pero detrás de Cristina Fernández de Kirchner (13,2%). Allí, la sumatoria del FDT roza el 28% contra casi 35% de Juntos por el Cambio (JXC) y casi 17% de Javier Milei, de La Libertad Avanza (LLA). Comparado con los dirigentes opositores, Massa aventaja a Nicolás del Caño (2%) y Ricardo López Murphy (2,1%), pero aparece por detrás de Javier Milei, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Facundo Manes (gráfico arriba).
En otra reciente medición del tipo “todos contra todos”, en este caso de Reale-Dalla Torre (gráfico arriba), Massa alcanza 3,4%; de nuevo, dentro del FDT aventaja a Scioli (1,3%) y queda cerca de Fernández (5,2%) pero claramente detrás de CFK (20,4%). Comparado con dirigentes opositores, queda apenas por delante de Manes, Nicolás del Caño, José Luis Espert y Gerardo Morales (por diferencias estadísticamente no significativas). En este caso, la sumatoria del FDT alcanza 30,3% vs 34,9% de JXC y 20,3% de LLA.
Otra forma de medir el caudal electoral de Massa es hacer foco en su performance en la interna del FDT. Según Rouvier & Asociados, el tigrense (con 11,5%) casi duplica a Wado de Pedro (6,3%), está en empate técnico con Scioli (13,7%) y queda por detrás del presidente (20,2%) y la vicepresidenta (41,6%; gráfico arriba).
Otra encuesta reciente que explora la interna en el oficialismo es la de Solmoirago, en este acaso acotada a CFK, Alberto Fernández y Massa: nuevamente, se confirma un amplio predominio de la vicepresidenta, que roza 71% vs 12,4% del presidente y casi 10% del tigrense (gráfico arriba). En tanto, la última encuesta de Zuban Córdoba & Asociados permite comparar la votabilidad (suma de voto seguro más voto probable) de Massa respecto de otras figuras del FDT. Aquí, Scioli acumula 29,2%, vs un rechazo de casi 65%; De Pedro suma 28,8% vs casi 56%, respectivamente, Fernández 28,1% vs 67,1% y Massa 27,1% vs 67,7% (gráfico abajo).
La votabilidad no es idéntica a intención de voto, dado que en esa variable el elector está obligado a elegir una de las figuras que se pone en consideración, mientras que en la votabilidad responde una por una si la votaría seguramente o probablemente, o nunca la votaría. Sin embargo, cuando se mide el potencial electoral del FDT mencionando a los tres socios de la coalición (CKF, Alberto Fernández y Massa), el caudal oficialista se ubica prácticamente en los mismos valores que la votabilidad de los cuatro dirigentes medidos arriba: 28,6%, vs 32,1% de JXC, casi 23% de Milei y 3% del Frente de Izquierda (gráfico abajo).
Sintetizando, el repaso de estas encuestas previas al cambio de gabinete que implicará un “empoderamiento” de Massa permite concluir que: 1) antes de esa renovación, él no llegaba al 10% de intención de voto en los escenarios “todos contra todos” 2) dentro del FDT, se ubicaba muy por detrás de CFK, relativamente cerca del presidente Alberto Fernández y mejor que Wado de Pedro 3) su votabilidad era similar a la de otros dirigentes oficialistas y se correspondía con el potencial electoral del frente. Así, tal como veíamos en el análisis de la variable imagen, se puede concluir que llega en condiciones de dirigente competitivo al que puede ser el mayor desafío político de su carrera desde el momento en que asuma como “superministro”.
El desafío está atravesado por dos clivajes fundamentales: uno es político y el otro socioeconómico. Respecto al primero, una encuesta exprés realizada por D´Alessio-IROL/Berensztein sobre una muestra online acotada arrojó que para el 25% de los votantes este cambio de gabinete aumenta las posibilidades electorales del oficialismo, 45% cree que no cambian y 28% cree que disminuyen (gráfico arriba). El mayor optimismo (51%) se da en el electorado del FDT, mientras que los votantes de JXC y LLA son más bien pesimistas (47% y 52%, respectivamente). La izquierda se divide en partes simétricas entre optimismo y pesimismo, pero la primer minoría de 43% piensa que el cambio no impactará en las chances oficialistas. Así, ese sondeo perfila que la expectativa electoral se articula con la simpatía política e intención de voto propia. Sin embargo, una encuesta probabilística (estadísticamente representativa) de Clivajes muestra que casi 55% de los votantes se muestra de acuerdo con votar a quien mejore su situación económica personal, sin importar el partido político al que pertenezca, vs 35,4% que está en desacuerdo con esa frase (gráfico abajo). Por eso, mejorar el metro cuadrado de los electores en términos de bienestar socioeconómico percibido puede allanarle a Sergio Massa una precandidatura presidencial hacia 2023; en cambio, si fracasa, la crisis política del oficialismo puede espiralizar y llevárselo puesto.
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