jueves, 28 de junio de 2012

Lecturas de una protesta (1)






Finalmente, la movilización de Hugo Moyano tuvo una convocatoria inferior a la esperada: alrededor de 40 mil personas, contra las más de 100 mil esperadas y por debajo del acto de los camioneros en Vélez en 2009 (60 mil) y River en 2010 (80 mil). Consciente del módico número reunido, el líder de la CGT se apresuró a "resemantizar" la protesta, a la que presentó como un acto de su gremio al que adhirieron otros en lugar de un paro de la CGT, admitiendo así que tanto el paro en sí como la movilización estuvieron por debajo de las expectativas previas.


Al grueso aportado por camioneros se sumaron columnas (y en algunos casos, dirigentes) de gremios municipales, sindicatos marítimos y aeronáuticos, judiciales, mercantiles disidentes (Cavalieri es opositor a Moyano) y gastronómicos, si bien Luis Barrionuevo no asistió al acto (sí estuvo el "Momo" Venegas de UATRE, referente del duhaldismo) . También aportaron algunas agrupaciones sociales y políticas como Barrios de Pie, el Partido Comunista Revolucionario y el Partido Obrero de Jorge Altamira, quien dejó una declaración desopilante: "No somos funcionales a Moyano, en todo caso él es funcional a nosotros". Desde al arco político también hubo una variopinta postal donde convergieron Pino Solanas de Proyecto Sur, peronistas anti-K (los federales Claudia Rucci y Carlos Brown) y algunos ex legisladores.  


En ese marco, tampoco se cumplió la expectativa de acompañamiento de sectores medios a los que se presume (de mínima) desencantados con el gobierno nacional. Moyano apostaba a que su demostración de fuerza resultara favorecida por el acompañamiento (aunque más no fuera, catártico) de sectores que recelan de sus métodos pero podrían haber aportado a la movilización para manifestarse en contra del kirchnerismo. La módica convocatoria de ayer ratifica (en la misma línea que las protestas que la precedieron en junio) que el malestar es menos extendido de lo que se presume y que, en todo caso, la procesión más bien va por dentro y no está tan dispuesta a exteriorizarse. 


Desde lo positivo, Moyano pudo al menos mostrar que conserva (aunque menguado) poder de movilización, en tiempos de un escepticismo generalizado (lo que es palpable en el hecho de que ningún opositor ha logrado, hasta el momento, capitalizar el desgaste del gobierno). También queda como dato favorable la ausencia de incidentes de relieve, dato no menor dado que la presidenta Cristina Fernández había ordenado que Policía Federal y fuerzas de seguridad se mantuvieran al margen.


Desde el lado del gobierno hubo alivio y se interpretó que el camionero profundizó su aislamiento en el escenario sindical con el acto de ayer y que Cristina mostró nuevamente no sólo firmeza para no ceder sino también que reafirmó su propia impronta de gestión, ninguneando al mismo líder sindical que Néstor dejó crecer durante todos estos años (ganando posiciones en hipermercados, transporte de caudales, cabinas de peaje, combustibles y protagonizando sonados bloqueos a empresas y hasta medios opositores al kirchnerismo). El oficialismo también celebró el éxito del "operativo" de aislar al camionero, desinflando tanto el paro como la movilización. La primera plaza "peronista" contra Cristina resultó menos masiva que lo deseado por Moyano y diversos opositores al kirchnerismo, con ausencias notables (especialmente la de Héctor Recalde), que evidenciaron fisuras en el entorno de Moyano. 


De todos modos, el gobierno no debería subestimar sus propias internas, especialmente las escaramuzas con el sciolismo (potenciadas a partir de sus fotos con Moyano). En la medida en que los opositores por fuera del PJ no logren capitalizar el desgaste del gobierno, cualquier proyección política futura de Moyano (que tiene protagonismo, pero con mala imagen) necesita de una diáspora en el peronismo que aún no se produce (no es lo mismo recelar de Cristina y el kirchnerismo que animarse a sacar los pies del plato).

2 comentarios:

  1. Comparto nota de La Nación: "Lejos de asomar una postura unánime, en el moyanismo comenzaron a surgir diferencias que amenazan con agrietar aún más el poder de su líder. Un gremialista que se ubicó en el centro del escenario, a un paso de Moyano , se mostró disconforme con el contenido del discurso. No así con el tono. "Fue muy peronista para mi gusto. Se olvidó de los otros sectores que también adhirieron al reclamo por Ganancias", sentenció un peso pesado del moyanismo.
    Otro dirigente lamentó no haberse extendido más allá de los límites de la CGT. "Pudimos haber tendido puentes con la CTA o con la izquierda, que dijo presente. Podría haber sido mejor, con más concurrencia", pensó otro aliado.
    Trascendió, además, cierto malestar de Juan Carlos Schmid, una de las principales espadas del jefe de la CGT. A Schmid no le cayó bien que Moyano lo desmintiera en público a los pocos minutos de anunciar ante la prensa que el acto en la Plaza de Mayo se podía levantar si es que desde el Gobierno surgía una señal de diálogo.
    Al igual que el hombre de Dragado y Balizamiento, el textil Jorge Lobais también había dejado traslucir una posibilidad de suspender la protesta si se abría un canal de comunicación con la Casa Rosada. Sobre Lobais también cayó el martillo. Directamente no asistió a la Plaza de Mayo a pesar de ser un defensor acérrimo del camionero. Su lealtad está hoy en duda en el corazón del moyanismo.
    Tanto Lobais como el dirigente del gremio de la carne José Alberto Fantini negaron ayer haber recibido presiones del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para no subirse al escenario junto con Moyano.
    Más de un dirigente que suele mostrarse cotidianamente al lado de Moyano prefirió evitar la primera fila en el acto de la Plaza de Mayo. Temían compartir una foto con alguien de quien después podían arrepentirse.
    Este análisis fue elaborado tanto por moyanistas como por la tropa que sigue a Luis Barrionuevo. El gastronómico respaldó públicamente los reclamos del camionero, a pesar de que en secreto cuida sus vínculos con el sector que impulsa una renovación en la CGT.
    Otro foco de conflicto interno fue el debate sobre la cantidad de asistentes a la manifestación. Moyano sospecha que hubo gremios aliados que no desplegaron en plenitud su poder de convocatoria.
    Ayer, durante el cumpleaños del petrolero Guillermo Pereyra, Moyano insistió en que hubo más de 100.000 personas. Citó un informe que le habían pasado de la Gendarmería, según contó un dirigente que estuvo a su lado, ayer, en el camping del gremio de los plásticos. La mayoría de los medios de comunicación, en cambio, informaron que participaron entre 40.000 y 50.000 personas.
    "Fue un paro con movilización sólo de los camioneros", justificó Abel Frutos (Panaderos), un incondicional. La misma versión fue divulgada por otros aliados, a pesar de que hace una semana la propia CGT fue la que convocó a la protesta en la Plaza de Mayo.
    En el encuentro sindical de ayer Moyano ordenó avanzar con los preparativos del congreso del 12 de julio, cuando se renovarán autoridades en la central obrera. Anticipó que rechazará la determinación del Ministerio de Trabajo si es que resuelve impugnar el proceso electoral a partir de un pedido de cuatro gremios opositores. "Nada va a cambiar. Si es así, iremos a la Justicia", dijo el moyanista Frutos.
    Facundo Moyano también cargó ante esta posibilidad. "El congreso se va a realizar igual. Duele que un proyecto nacional y popular apoye a los sindicatos de los 90", señaló el hijo del líder de la CGT.
    Previo a que Pereyra soplara las velas por su cumpleaños, elogió el "discurso moderado" de Moyano, e invitó a sus comensales a repasar las frases más picantes del acto en una pantalla gigante. "Lo mejor fue la convocatoria al diálogo", destacó el directivo de YPF.

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  2. Gracias, Anónimo! Te retribuyo con algo publicado hoy en El Cronista: El jefe de la CTA opositora, Pablo Micheli, aseguró que su central resolvió hacer todos los intentos para "construir la unidad de acción" con el sector de la CGT que conduce el camionero Hugo Moyano para "hacer pronto un paro general en serio y dar pelea contra el ajuste" (apunto entre líneas: evidentemente, que haya hablado de un "paro general en serio" patentiza lo lejos que estuvo de ser eso el paro del miércoles). Micheli reclamó al gobierno que "abra una mesa diálogo" para enfrentar la crisis económica porque consideró que ya enfrió la economía del país.
    Además, afirmó que el hecho de que el gobierno continúe "encerrado en sí mismo" es en realidad "una irresponsabilidad grande, es hacerle el juego a la derecha, es (una actitud) destituyente".
    En ese marco, señaló que persisten en el país "graves problemas como el cierre de algunos establecimientos y despidos, como ocurrió con Nucete (La Rioja) o en el frigorífico La Pampa o suspensiones como en Renault. Pasó lo que veníamos vaticinando".
    Consultado sobre sus planes de acción sindical, dijo que buscaba "construir, en los próximos dos meses, mil asambleas en todo el país para discutir cómo seguimos hacia el paro y llevar cien mil personas a la Plaza de Mayo y en todas las provincias"

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