Cerrábamos la entrada anterior reseñando una encuesta según la
cual, dentro de los caceroleros de Capital, apenas 4% admitía haber votado a
CFK en las elecciones presidenciales de 2011, de lo que la consultora CEIS
concluía que no había una migración del voto importante. Este dato reforzaría
la tesis de consultores cercanos al oficialismo, como Artemio López (Equis),
según la cual el caudal electoral del kirchnerismo no se vería afectado por los
cacerolazos realizados hasta ahora, dado que esas expresiones serían parte del
capital político de los candidatos opositores. Recordemos: según la encuesta
citada, 29% votaron a Hermes Binner del
FAP y un 15,4% a Elisa Carrió de Coalición Cívica, 13% a candidatos del PJ anti
K (Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde), 5,8% a Ricardo Alfonsín (Udeso) y
0,9% a Jorge Altamira del PO. El resto no votó o dijo haber votado en blanco o
impugnado su voto (clik para agrandar).
Cuántos puntos electorales son 4% de los caceroleros de Capital
es un cálculo tan interesante como inasible; si para simplificar lo hiciéramos
lineal, recordemos que en 2011 CFK ganó el distrito capital con 35,42% de los
votos (mucho menos que el 54% obtenido a nivel nacional), seguida por Hermes
Binner con 27,57%. Si presumimos que un 4% de los votantes de CFK en 2011
están arrepentidos de haberla votado y no la votarían si hoy hubiera elecciones
(asumiendo linealmente que la elección legislativa de 2013 es equivalente a
la ejecutiva legislativa de 2011, lo cual no es cierto), obtendríamos una merma
de apenas 1,42 puntos porcentuales, es decir, mínima (en ese
distrito). Sin embargo, luego de entretenernos con estos cálculos, podríamos pensar
que esa cifra irrelevante podría engrosarse planteando la hipótesis del voto
vergonzante, es decir, que en realidad entre los caceroleros podría haber más
de un 4% de votantes de CFK (posibilidad interesante, pero inverificable con
estos datos).
Se puede, sin embargo, ensayar una interpretación alternativa,
repasando cuál es el perfil ideológico de los caceroleros estudiados en esa
encuesta. Veamos: un 16,6% se autoposicionó como “de derecha”, un 16,8% como “de centroderecha”, un 31,3% como “de centro”, un 14,4% como “de centroizquierda”
y un 2,7% como “de izquierda”. Un 18,2% no se identificó con ninguna de las
posiciones ideológicas testeadas. De este análisis surge, por encima de la
variedad ideológica en primera instancia, un predominio del polo “derecha-centroderecha”
(33,4%) que casi duplica al de “izquierda-centroizquierda” (17,1%). ¿Cuántos
votantes arrepentidos de CFK puede haber en el polo de centroizquierda? Es una
pregunta sin respuesta, pero sí sabemos que entre esos caceroleros Binner (del
FAP, etiquetable como centroizquierda) capturó 3 de cada 10 votos y Altamira
(del PO, etiquetable como izquierda), captó casi 1 voto.
Por otro lado, ¿cuántos votantes arrepentidos de CFK puede
haber en el polo de centroderecha? Otra pregunta sin respuesta, aunque sí tenemos el voto admitido a los candidatos del PJ anti-K como expresiones cercanas a esa
ideología: un 13%.
¿Y votantes centristas “arrepentidos” de haber votado a CFK?
Aquí la cosa se pone más interesante, porque estamos hablando de un 31% de los
caceroleros. Dada las particularidades idiosincráticas de Capital, es muy
probable que allí abreve una buena parte del 15,4% que votó a Elisa Carrió y del
casi 6% que votó a Ricardo Alfonsín.
Otra pista nos la puede brindar la filiación partidaria de los
caceroleros: según el estudio citado, 77,4% de los caceroleros no se identifica
con ninguna fuerza política; apenas un 8% se decanta por el PRO (macrismo), 5%
con Coalición Cívica (Carrió), 3,5% con el peronismo, 2,4% con la UCR y 1,3%
con el socialismo. Nítidamente, se trata de electores no alineados en términos
partidarios.
Si bien los números son interesantes creo que, más que aportar un dato novedoso, confirman lo evidente de la composición cacerolera. En mi opinión, los arrepentidos son tal vez los que tenían una visión más superficial, o ingenua, o desinteresada con respecto a la propuesta del Frente para la Victoria. Digo esto porque (más allá de las críticas que pueden hacerse) Cristina y equipo no se han salido significativamente de la línea de gestión impulsada desde el gobierno de Néstor o de las propuestas de campaña. Me parece que no caben las sorpresas en ese sentido. Si creo que están "arrepentidos" quienes esperaban un utópico gobierno limpito y transparente, sin las clásicas denuncias de corrupción; quienes pensaban que no se iban a meter con ciertos privilegios; o tal vez aquellos que esperaban soluciones mas rápidas a ciertos temas que aún quedan pendientes.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aporte, Lucía! Seguiremos profundizando este debate...
ResponderEliminarHola Norman, sería interesante que subas un gráfico de los cruces para mayor representación (si no es molestia!)
ResponderEliminarMe interesaría conocer como gravita la variable edad, y lanzar algunas hipótesis en torno al "voto joven".
Cariños, mar.
Hola mar, gracias por sumarte al debate! No está en el informe el dato del cruce por edad en función del voto en 2011, pero te paso este link donde podés ver el informe completo:
ResponderEliminarhttp://www.ceisconsultora.com.ar/blog/18A_2013.html
Cariños y volveremos sobre este tema!