Terminábamos la entrada anterior citando un estudio de M
& F que mostraba mayor desaprobación que aprobación de la gestión
presidencial. En sentido contrario, el especialista Julio Burdman (de
consultora Analytica) evaluó que según otros estudios nacionales “es real que
hubo una caída durante 2012, si tomamos como punto de partida el post-electoral
de 2011 (los meses de noviembre-diciembre), que había llegado a un punto muy
alto, muy probablemente como resultado del "efecto ganador" del 54%.
Pero la caída no perforó ese nivel: la población que tiene una imagen positiva
del gobierno (la suma de los que responden dentro del rango de "muy
buena" a "relativamente buena") sigue por encima del 50%. No ha
perdido el gobierno, en definitiva, su base electoral de 2011; no hay, por el
momento, un segmento de votantes "oficialistas arrepentidos" que
modifique el balance político”.
Agrega Burdman: “lo que las encuestas de los últimos meses
sí muestran como novedad, es una intensificación de la imagen negativa del
gobierno. Esto quiere decir que los que tienen una opinión contraria al
Ejecutivo nacional (y algo similar ocurre en varias provincias) no aumentaron
en volumen, pero sí en negatividad. Más concretamente: muchos que antes tenían
una imagen "relativamente mala" o "mala" del gobierno y la
Presidenta, ahora responden que su opinión es "muy mala". Esto
contribuye a explicar el clima de creciente enrarecimiento que muchos perciben.
La polarización kirchnerismo / antikirchnerismo, que había alcanzado sus picos
más altos entre 2008 y 2009 durante la crisis del campo y el debate por la ley
de medios, se había diluido con dos hitos clave: la muerte de Néstor Kirchner
en octubre de 2010 y la campaña y posterior reelección de CFK en 2011. Desde
mediados de 2012, algo de aquel clima amenaza con despertar. ¿Las razones? Con
certeza, podemos decir que hay un sector de la población, minoritario pero
activo, que aumentó su disconformidad con las restricciones cambiarias, la
presión impositiva y la quita de subsidios a los servicios públicos”.
Es decir, para Burdman el cambio es más cualitativo (de
niveles de intensidad) que de volumen, lo cual es coherente con la lógica
binaria que se ha planteado con la pelea comunicacional que lleva adelante el
gobierno (y sus medios satélite o cercanos) con lo que llama “la corpo”
mediática: o sea, una exacerbación de las posturas adherentes netas vs
detractoras netas, muy en la línea de lo que en teoría de la comunicación se
llama “efecto de refuerzo”. Así, los medios, más que modificar actitudes
u opiniones, refuerzan o confirman las preexistentes: así, quien se siente
cercano al gobierno tiende a consumir medios más favorables al mismo, en tanto
que quienes se sienten opositores tienen a consumir medios que hacen un
tratamiento más negativo del gobierno… cada postura refuerza, entonces, su
propio “relato” de la realidad.
La afirmación de Burdman de que la población que tiene
imagen positiva del gobierno sigue por encima del 50% es confirmada por la
última encuesta que elaboró Poliarquía Consultores para el diario La Nación (click para agrandar la imagen): a partir de una muestra de 1.000 casos en todo
el país, el estudio (que arrojó un desacuerdo del 66% con la hipótesis de
reelección) muestra sin embargo que la imagen positiva de la presidenta se
encuentra en 51% puntos (contra 47% de imagen negativa), una cifra apenas
superior a la que registraba en los meses previos a la muerte de Néstor
Kirchner y 11 puntos menor a la que marcaba hace un año, poco antes de las
elecciones en las que renovó su mandato.
"Con esos números se podría pensar que la reforma no
puede pasar. Pero la experiencia política reciente muestra que el kirchnerismo
ha tenido la habilidad comunicacional de instalar temas que parecen imposibles y
sacarlos adelante", opinó Fabián Perechodnik, uno de los directores de
Poliarquía Consultores. Este estudio, el más reciente (fue publicado el domingo pasado) muestra que el apoyo sigue siendo
mayoritario, aunque por un margen acotado (51% contra 47%); vista interanualmente (como hacen los economistas para medir el desempeño de actividades y sectores, o sea, de nuevo la necesidad de cruzar miradas y herramientas) la aprobación está 11 puntos por debajo de 2011 pero muy por encima de los años críticos
para el kirchnerismo: en 2008 tenía 36% y en 2009 (año de las elecciones
legislativas en las que el FPV hizo su elección más floja a nivel país), 34%. En síntesis, el desgaste del oficialismo es visible, pero no alcanza el dramatismo de la caída registrada en el bienio 2008-09.
Interesante comentario el del efecto de refuerzo, sería la explicación científica a lo que en ramble tamble se plantea como el concepto de “audiencias redundantes” (el fenómeno configurado por el impacto de la actividad política opositora desplegada por los medios de difusión de alcance metropolitano). En ese blog se evalúa que el fenómeno en cuestión no reside en negar influencia de los aparatos de medios opositores sino en señalar su actual incapacidad de ampliar audiencias, quedando su efecto de aversión encapsulado sobre los segmentos que ya resultaban opositores al oficialismo.
ResponderEliminarGracias Anónimo por tu aporte! Sí, son temas vinculados... en algún momento haremos una entrada profundizando estas cuestiones. Saludos!
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