Atentos que la
referencia a Apocalípticos no tiene nada que ver con Elisa Carrió: en la
década del ´50, en EE.UU se dio un debate entre dos posturas intelectuales
respecto a la cultura de masas o, en otros términos, a los efectos de la
irrupción de los medios masivos en la cultura: 1) los apocalípticos -críticos
aristocráticos de la cultura emergente- 2) los integrados -defensores de la
misma-. Los primeros acusaban a los medios masivos de tener un impacto
desfavorable en la cultura, de alentar una visión acrítica, conformista y
pasiva del mundo y promover el paternalismo, entre otros cuestionamientos; los
segundos, en cambio, los defendían por entender que los mismos habían
incorporado a las masas al consumo de la cultura que antes era privilegio de
las mayorías. Interpretando que los
medios masivos favorecían la participación y la igualdad, denostaban a los apocalípticos
por ser “elitistas”.
El interrogante básico que dispara la polémica es: ¿cuáles son los resultados, para la cultura, de la irrupción de los medios masivos? Según Moragas Spa, en la sociedad norteamericana de los '50 la pregunta dio lugar a un debate entre las posiciones de "integrados" (apologistas del sistema cultural y económico del capitalismo contemporáneo: Edward Shils, Daniel Bell) y " apocalípticos" (críticos aristocráticos de la cultura emergente: entre ellos, Dwight Mc Donald), con la frecuente omisión del planteo crítico de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Benjamin, Horkheimer, Marcuse).
Para Shils, debe
defenderse la cultura de masas (y en última instancia, el sistema capitalista
que la genera) porque en la sociedad actual se han multiplicado los niveles
culturales. Daniel Bell, por su parte, sostiene que el sistema que los
apocalípticos denostan ha permitido la incorporación de las masas al seno de la
sociedad, su participación cultural y política, algo que la sociedad
preindustrial -añorada por muchos apocalípticos nostálgicos- jamás hizo
posible. Además, Bell afirma que la cultura de masas tiene una positiva función
de cohesión social.
Dwight Mc
Donald habla de tres niveles culturales: Highbrow (“cejas altas”, cultura
de calidad), Middlebrow (“cejas medias”, cultura mediocre) y Lowbrow (”cejas
bajas”, cultura brutal). Según este autor apocalíptico, antes de la
industrialización había sólo mal arte y buen arte. Con la sociedad de masas, en
cambio, aparece la masscult, que no llega a ser siquiera mal arte:
es no arte, la negación del arte. La masscult no se organiza
desde la base popular sino que la explota y manipula. La middcult,
en cuanto sistema de asimilación de los valores artísticos-culturales al
circuito de producción y consumo, reduce todos los objetos culturales a un
código estandarizado, para hacerlos ampliamente consumibles (y
digeribles). En conjunto, el resultado cultural es, según Mc Donald, lamentable
e infeliz.
Hay una
distinción a tener en cuenta entre los apocalípticos y los críticos. Los
primeros suelen tener a retaguardia de su diatriba contra la cultura de masas
una idea peyorativa de esa masa, una crítica "no sólo a la aglomeración de
gentes, sino a la existencia de grupos y números humanos al otro lado de la
frontera de la aristocracia científica y económica", según Moragas Spa. "En el fondo existe siempre la nostalgia
por una época en que los valores culturales eran un privilegio de clase y no
eran puestos a disposición de todos indiscriminadamente", agrega en la
misma línea Umberto Eco.
En cambio, el
recelo de los críticos respecto de la cultura de masas trasunta más bien su
"desconfianza hacia una forma de poder intelectual capaz de conducir a los
ciudadanos a un estado de sujeción gregaria, terreno fértil para cualquier
aventura autoritaria", según Eco. Comparten el pesimismo de los apocalípticos
conservadores, pero su postura se apoya sobre una crítica del sistema
capitalista, desde una posición que se pretende superadora, mientras que los
apocalípticos conservadores tienen una posición que podríamos llamar
pre-capitalista. Mientras los frankfurtianos
desearían la superación del capitalismo, los apocalípticos
abogarían por la restauración del estadio cultural anterior a su advenimiento.
Por su parte, los integrados incurren en una petición de principio, es decir, presuponer lo que se trata de demostrar, al "creer que la multiplicación
de los productos industriales es de por sí buena, según una bondad tomada del
mercado libre, y no que debe ser sometida a crítica y a nuevas orientaciones",
dice Eco.
Yo me inclino mas a la teoria de los Integrados! ;) esta bueno el tema porque se refleja mucho hoy en dia con el tema de la cultura.
ResponderEliminarGracias por tu aporte, Franco! Sí, es una discusión que se recrea constantemente. Saludos!
ResponderEliminarMuy buenooo!!!
ResponderEliminarGracias, hermanos latinoamericanos!
ResponderEliminarmuy bueno! me ayudo a entender mejor las dos posturas. saludos profe!!
ResponderEliminarGracias Martín! Saludos...
ResponderEliminarHola me puedes dar ejemplos de integrados en la actualidad
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