La principal diferencia en términos
de articulación política entre las marchas y cacerolazos del 18-A y sus
antecedentes del 13-S y 8-N pasa menos por el hecho de que en esta
manifestación participaron políticos opositores que por otro hecho, que superficialmente
parece un detalle pero de ninguna manera lo es: ninguna de las figuras visibles
durante estas protestas tiene responsabilidades de gestión de gobierno. En cambio, prácticamente todas ostentan un perfil nítidamente legislativo en un año en el que se
renovarán, precisamente, cargos de senadores y diputados nacionales.
Es natural que no participara de la
protesta ninguna de las figuras del oficialismo gobernante a nivel nacional en
sus dos principales vertientes (kirchnerista y sciolista) pero no es menor el
dato de que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, convocara y prestara
estructura política al armado de la protesta pero sin dejarse ver por la misma.
Ese “esquivar el cuerpo” del líder del PRO lo pone, junto con Cristina
Fernández y Daniel Scioli, en el lugar más incómodo para quienes tienen, por su
cargo, responsabilidades de gestión: exponerse a la muchedumbre hubiera sido un
riesgo demasiado alto para un dirigente que, siendo opositor a nivel nacional,
es oficialismo en su distrito y comparte, con matices, responsabilidad político-funcional
con CFK y el gobernador bonaerense ante la reciente tragedia de las
inundaciones (como el intendente de La Plata, Pablo Bruera, otra figura
invisibilizada de motu propio en
estas semanas luego de su estelar auto-incineramiento vía Twitter).
En términos de posicionamiento
político, Macri comparte también con CFK y Scioli el destino de tener que
resolver procesos de sucesión interna (o buscar planes “B” al respecto) dado
que carece de posibilidad de reelección en su cargo. Sin embargo, aun teniendo
como horizonte probable su candidatura presidencial de 2015, Macri prefirió
resignar la figuración que podría haberle dado marchar junto con los
caceroleros para conjurar el riesgo de que el desgaste post-inundación le
hiciera mella dentro de un electorado que, por su postura anti-K, sería por
naturaleza un segmento objetivo de su figura en tanto que presidenciable.
En cambio, otras figuras opositoras de
neto perfil legislativo (o, simplemente, contradictoras del gobierno nacional
sin tener responsabilidades de gestión) sí procuraron capitalizar o al menos
ganar alguna visibilidad durante la protesta, entre ellos el sindicalista
anti-K Gerónimo "Momo"
Venegas, el rabino
Sergio Bergman (del PRO), el ex ministro Roberto Lavagna (probable candidato en Capital Federal en
alianza con el PRO), la diputada del FAP Victoria Donda, el diputado Francisco de Narváez (Unión Celeste y Blanco),
la senadora María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica, CC) y la
diputada Patricia Bullrich (ex CC, hoy cercana al PRO y quien se autoerigió
como una de las principales convocantes de la protesta), el líder de Proyecto
Sur, Fernando “Pino” Solanas y referentes del radicalismo como Ricardo Gil
Lavedra, entre otros.
Aquí aparecen cambios en dos sentidos: en
primer lugar, es más que evidente la pérdida relativa de “espontaneidad” de los primeros cacerolazos (13S y 8N)al último
(dato que, de todos modos, consideramos no central ya que prácticamente en toda
manifestación política de cierto relieve hay una dimensión espontánea y otra de "armado", y la
segunda no le resta legitimidad política ni importancia en términos de opinión
pública a la primera). En segundo término, la manifestación del 18-A exacerbó su
carácter anti-gobierno y suavizó su perfil de movimiento anti-político (que antes había hecho evocar
en algunos análisis el "que se vayan todos" del 2001).
Me parece interesante el desarrollo de esta nota ya que establece una directa relación entre el suceso y la opinión publica.
ResponderEliminarEn lo antes descripto, se analiza la posición que toman los principales representantes de la sociedad, en el momento en que se lleva adelante la protesta social y se destaca este análisis como de vital importancia, ya que define de cierta forma como estos representantes seran aceptados (o no) por la opinión publica, y la sociedad misma que reclama.
Me parece interesante lo que se afirma acerca de que "ninguna de las figuras visibles que se acercaron a las protestas en todo el pais tiene responsabilidades de gestión de gobierno, y solo lo hicieron aquellos opositores de neto perfil legislativo". Es decir, ninguno de los representantes opositores al gobierno nacional, pero que hoy cumplen funciones de gobierno, se acercó a interactuar con la gente e intentar conseguir algun tipo de apoyo complementario, y esto es asi debido a que también llevan adelante funciones comunes con el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner. Lo cierto es que Mauricio Macri prefirio resignar la figuración que de cierta forma podria haberle dado estar junto con la gente que reclama, y no lo hizo. Lo que si hacen ciertos miembros de la oposición, es salir a hablar despues de la misma, ya sea en conferencias de prensa o a través de twitter, avalando las protestas, deslegitimizando al gobierno y queriendo obtener votos de estas multitudes que forman parte de una sociedad insatisfecha.
Sin embargo, hay un aspecto que me gustaria destacar, afirmando que a la gente no le interesa que politico va o deja de ir al cacerolazo, lo que a la gente le interesa es que de una vez por todas se deje de mirar para otro lado cuando se esta reclamando sobre temas como la inflación, la inseguridad, el dolar o la crisis energética.
Gerardo Perez - Turno Mañana
Gracias Gerardo por tu aporte!
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