El último relevamiento de Polldata, realizado sobre más de 1.500 casos en la Provincia de Buenos Aires y en el interior del país además de la ciudad de Buenos Aires arroja (con un margen de error de +2,5%) tendencias más parecidas a las de Ipsos que a las de Management & Fit: Massa lidera la intención de voto a presidente, con el 27,9%, seguido de cerca por Mauricio Macri con 23,1% y Daniel Scioli con 22,8%. Desde el FAUNEN (en proceso acelerado de descomposición), Julio Cobos alcanza el 7,5%.
Tenemos aquí un escenario de triple empate virtual entre los precandidatos del “podio” y de empate técnico neto entre Macri y Scioli, y al FAUNEN rezagado nuevamente de la pelea mayor. Aunque las encuestas conocidas tienen mucho de "horse race" (carrera de caballos), faltan meses para las elecciones y sin duda existen niveles importantes de indecisos, no hay nada en la coyuntura que hoy permita apostar a una mejoría de la performance de los precandidatos de ese frente en la carrera presidencial. Esto no afecta al hecho de que algunas fuerzas de esa alianza conserven buenas chances para las elecciones distritales, como lo confirmó este fin de semana la UCR en Mendoza. En rigor, esa fortaleza territorial distrital junto con la persistente debilidad en el tramo de candidaturas nacionales explica por qué Macri y Massa se disputan los favores del radicalismo para fortalecer sus proyecciones presidenciales, dado que el radicalismo tiene una estructura nacional de la cual carecen tanto el PRO como el Frente Renovador.
La discrepancia entre los estudios de Ipsos (y, mutatis mutandis, Poll Data) con los de M&F despertó cierta suspicacia, toda vez que Ipsos ubica a Massa primero seguido de Scioli, en tanto que M&F muestra tercero al tigrense. Más allá de las especulaciones (orientadas a una intención de “bajar” a Massa para favorecer un escenario de polarización entre Macri y Scioli, este último beneficiado en la encuesta de M&F por una bajísima performance de Florencio Randazzo), puede haber, como venimos planteando, sesgos asociados a la manera de medir. El estudio de Ipsos fue realizado a través de un cuestionario estructurado con preguntas cerradas y semiabiertas de manera telefónica, mientras que el de M&F consistió en un mix entre domiciliarias y telefónicas, algo sobre cuya problemática consistencia alertó en días pasados el consultor Carlos Fara. Asimismo, Mariel Fornoni, socia directora de M&F, aclaró que en sus encuestas venían midiendo “escenarios cortos”, es decir, los cuatro partidos grandes. “En esta oportunidad, volvimos a medir estos mismos partidos, por frente electoral y por candidato para ver el impacto del caso Nisman. La pregunta, por lo tanto, es de respuesta sugerida”, detalló Fornoni. O sea, ni De la Sota (0,3% en esa encuesta) ni otros postulantes, por caso Florencio Randazzo como precandidato alternativo del FPV (0,8%), estuvieron incluidos allí, sino que fueron mencionados por los propios encuestados en la opción “otros” (no en las opciones guiadas de la encuesta telefónica). Fornoni adelantó que un próximo relevamiento contará expresamente con esos precandidatos.
La encuesta de M&F dejó más tela para cortar: según Fornoni, Scioli es el candidato que más perdió durante el último mes y “vuelve a los valores de diciembre, porque había subido 3 o 4 puntos, y esos valores los ha perdido, y esos votos pasan a ser indecisos, no los capitaliza ningún otro candidato”. Sin embargo, en rigor esas son variaciones estadísticamente no significativas. Por otro lado, resulta difícil conciliar esa hipótesis de baja con otra afirmación de la especialista: “Scioli permite capitalizar votos independientes, cosa que no sucede con otros candidatos más del riñon kirchnerista”, dijo la consultora, quien indicó que el gobernador bonaerense lidera la interna del FPV con 50% de los votos, contra un 20% de Randazzo, mientras que el resto de los candidatos alternativos del FPV no supera los 4 o 5 puntos.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
viernes, 27 de febrero de 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
Ninguna medición es neutra (2)
De la introducción metodológica y técnica que hicimos en el post anterior se desprende también una jerarquía implícita de las encuestas, por orden descendente de confiabilidad, que para nosotros se ordena así: domiciliarias, tracking, coincidentales, telefónicas asistidas, telefónicas grabadas. La online, en su estado actual, apenas alcanza el carácter de sondeo, dado que a priori es vulnerable a una enorme cantidad de sesgos. La preferencia por la domiciliaria, que parece una antigüedad ahora que todos se decantan por las telefónicas por motivos de costos y rapidez, es sólida en fundamentos; incluso el consultor Carlos Fara, a propósito de las encuestas conocidas en los últimos días, advirtió que las telefónicas dejan afuera aproximadamente al 40% de los electores; esto implica que debe recurrirse a procedimientos de ponderación para limitar la incidencia de los mismos para extrapolar las tendencias obtenidas a través de encuestas telefónicas al universo total de electores.
En la nota de Luis Majul que citábamos en el post anterior, el periodista escribía: “Los mismos consultores que entregaron el trabajo explicaron a su cliente que los porcentajes de intención de voto a presidente no pueden ser tomados como una verdad revelada si se lo preguntan a través de la máquina de voz grabada. También le aclararon que la opinión pública argentina está cada vez más´latinoamericanizada´ y que a la mayoría le importan muy poco los temas vinculados con las "instituciones" y la defensa de ´la República´. Que siguen primero en el ranking de preocupaciones la inseguridad, el trabajo, la inflación, mucho más atrás la corrupción, y que el caso Nisman terminará diluyéndose entre otras urgencias más personales”. Esto es pertinente, porque algunas lecturas de coyuntura tienden a sobreestimar la incidencia de estos issues en la campaña prelectoral. En otro orden, el especialista citado “recomendó también leer con cuidado la tendencia de intención de voto de los tres presidenciables desde febrero de 2014 hasta ahora, con respuestas logradas por el sistema CATI. En ellas, Macri pasa de 17 a 24 puntos; Massa, de 35 a 27, y Scioli se mantiene en un promedio de 26, entre los 24 puntos obtenidos en febrero del año pasado y los 27 que logra en enero de este año. Yo me prepararía para un escenario de triple empate hasta unos días antes de las PASO en agosto, aconsejó".
Es pertinente hacer un repaso de las encuestas conocidas en los últimos días: según Ipsos (gráficos arriba), Sergio Massa lidera la carrera presidencial, con 25,7% de intención del voto para las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO, previstas para agosto) si esas elecciones fueran hoy. Scioli alcanza el 21,3% y Macri el 20,7% (un empate técnico, considerando el margen de error muestral). Al preguntarle a los encuestados de manera más directa por quién votarían el próximo 25 de octubre (elecciones generales), el 28,3% eligió a Massa, el 27,9% a Scioli y el 23% a Macri. Aquí el empate técnico se desplaza del segundo al primer lugar, aunque en rigor la distancia entre los tres es poca y para nada categórica ni decisiva. La misma proximidad surge de los números dados a conocer por Poliarquía, según la cual Macri cuenta con una intención de voto de 28%, seguido de cerca por Scioli (26%) y Massa (24%). Claramente un empate técnico por el primer lugar, y un virtual triple empate si se considera el margen de error. Por su parte, la consultora Management & Fit también ubicó a Macri como líder de la contienda, con 27,9% de intención del voto, en tanto que Scioli registra el 23,6% y Massa el 18,8%. Esta medición es la más controvertida, ya que deja a Massa tercero y bien por detrás de Macri, su principal competidor en tanto que figura adversa al oficialismo.
Sin embargo, más allá de los matices, si leemos atentamente las últimas encuestas conocidas, surge efectivamente que Scioli se mantiene estable (desmintiendo las interpretaciones de que salía perjudicado en la actual coyuntura, basadas en preguntas de creencias y no en preguntas de intención de voto). En esto, coincidimos con la evaluación de resultados (aunque no con la adjetivación) que hizo oportunamente Artemio López (con quien discrepamos en las tres entradas anteriores): “al menos en el lapso inmediatamente posterior al episodio del fiscal muerto, los sectores más fervientemente opositores del arco político han ganado visibilidad de medios, y al interior del oficialismo, como corresponde a esta dinámica retrógrada, es el sciolismo –cuyo plexo dirigencial lo constituye el viejo peronismo no kirchnerista– el que al calor del affaire Nisman observa un avance circunstancial en la disputa interna”.
En la nota de Luis Majul que citábamos en el post anterior, el periodista escribía: “Los mismos consultores que entregaron el trabajo explicaron a su cliente que los porcentajes de intención de voto a presidente no pueden ser tomados como una verdad revelada si se lo preguntan a través de la máquina de voz grabada. También le aclararon que la opinión pública argentina está cada vez más´latinoamericanizada´ y que a la mayoría le importan muy poco los temas vinculados con las "instituciones" y la defensa de ´la República´. Que siguen primero en el ranking de preocupaciones la inseguridad, el trabajo, la inflación, mucho más atrás la corrupción, y que el caso Nisman terminará diluyéndose entre otras urgencias más personales”. Esto es pertinente, porque algunas lecturas de coyuntura tienden a sobreestimar la incidencia de estos issues en la campaña prelectoral. En otro orden, el especialista citado “recomendó también leer con cuidado la tendencia de intención de voto de los tres presidenciables desde febrero de 2014 hasta ahora, con respuestas logradas por el sistema CATI. En ellas, Macri pasa de 17 a 24 puntos; Massa, de 35 a 27, y Scioli se mantiene en un promedio de 26, entre los 24 puntos obtenidos en febrero del año pasado y los 27 que logra en enero de este año. Yo me prepararía para un escenario de triple empate hasta unos días antes de las PASO en agosto, aconsejó".
Es pertinente hacer un repaso de las encuestas conocidas en los últimos días: según Ipsos (gráficos arriba), Sergio Massa lidera la carrera presidencial, con 25,7% de intención del voto para las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO, previstas para agosto) si esas elecciones fueran hoy. Scioli alcanza el 21,3% y Macri el 20,7% (un empate técnico, considerando el margen de error muestral). Al preguntarle a los encuestados de manera más directa por quién votarían el próximo 25 de octubre (elecciones generales), el 28,3% eligió a Massa, el 27,9% a Scioli y el 23% a Macri. Aquí el empate técnico se desplaza del segundo al primer lugar, aunque en rigor la distancia entre los tres es poca y para nada categórica ni decisiva. La misma proximidad surge de los números dados a conocer por Poliarquía, según la cual Macri cuenta con una intención de voto de 28%, seguido de cerca por Scioli (26%) y Massa (24%). Claramente un empate técnico por el primer lugar, y un virtual triple empate si se considera el margen de error. Por su parte, la consultora Management & Fit también ubicó a Macri como líder de la contienda, con 27,9% de intención del voto, en tanto que Scioli registra el 23,6% y Massa el 18,8%. Esta medición es la más controvertida, ya que deja a Massa tercero y bien por detrás de Macri, su principal competidor en tanto que figura adversa al oficialismo.
Sin embargo, más allá de los matices, si leemos atentamente las últimas encuestas conocidas, surge efectivamente que Scioli se mantiene estable (desmintiendo las interpretaciones de que salía perjudicado en la actual coyuntura, basadas en preguntas de creencias y no en preguntas de intención de voto). En esto, coincidimos con la evaluación de resultados (aunque no con la adjetivación) que hizo oportunamente Artemio López (con quien discrepamos en las tres entradas anteriores): “al menos en el lapso inmediatamente posterior al episodio del fiscal muerto, los sectores más fervientemente opositores del arco político han ganado visibilidad de medios, y al interior del oficialismo, como corresponde a esta dinámica retrógrada, es el sciolismo –cuyo plexo dirigencial lo constituye el viejo peronismo no kirchnerista– el que al calor del affaire Nisman observa un avance circunstancial en la disputa interna”.
martes, 24 de febrero de 2015
Ninguna medición es neutra (1)
En términos de la modalidad de recolección de datos, existen diversos tipos de encuestas: las personales domiciliarias (en el lugar de residencia del encuestado, cara a cara con él, encuestador mediante); coincidentales en puntos de concentración (cara a cara, pero en un lugar de afluencia de público, no en el domicilio del encuestado); tipo tracking (modalidad que combina encuestas domiciliarias con un recorrido por calles levantando entrevistas coincidentalmente), online y telefónicas (que tienen a su vez subtipos, que veremos más adelante). Si nos enfocamos en el propósito de pronóstico que se presume de las encuestas -limitado por razones temporales (cuanto más lejos de la fecha de elección, más difícil pronosticar) y por el error muestral- las encuestas domiciliarias proporcionan mayor precisión en cuanto a la diferencia (cuántos puntos hay entre el candidato A y el candidato B) y en cuanto a la tendencia (qué candidato gana), en tanto que las encuestas tracking y las telefónicas permiten achicar costos (sobre todo las últimas) pero son más susceptibles a sesgos; si están bien instrumentadas, estas dos funcionan como buenas aproximaciones a la tendencia pero no necesariamente son precisas en cuanto a la diferencia entre precandidatos, lo cual puede ser problemático si se trata de una elección muy “cerrada” (término usual de la jerga para referirse a una elección reñida o pareja).
Por esas razones, si se cuenta con presupuesto, es recomendable hacer encuestas domiciliarias (las más caras) y complementar con acciones telefónicas y/o tracking, si es posible a lo largo de toda la campaña, si no hacia el final de la misma. Otra alternativa es usar tracking o telefónicas para indagaciones específicas (de discursos, de anuncios publicitarios, de hechos resonantes) o sobre públicos especiales (a los que sea poco factible alcanzar mediante las onerosas encuestas domiciliarias). Esta introducción metodológica viene a cuento porque en los últimos días circularon varias encuestas con datos que muestran algunas convergencias pero otros discrepantes, en particular en lo referente a la performance de los precandidatos Sergio Massa y Mauricio Macri: mientras unas ubican primero al tigrense (en soledad o en situación de empate técnico con el gobernador bonaerense Daniel Scioli), otras ponen al tope a Mauricio Macri (también en paridad con Scioli o liderando el podio).
Ante esas discrepancias, el lector está en libertad de hacer una lectura desconfiada (“dan según quién las pague”, reacción bastante típica); sin embargo, desde este blog procuraremos hacer un aporte más positivo desde lo metodológico. Antes de entrar en la consideración de esas encuestas en particular, nos apoyaremos en un nota escrita por Luis Majul recientemente a propósito de los sesgos asociados a la forma de medición de la intención de voto. Veamos: “Una encuesta privada y confidencial puso en estado de alerta a la presidenta Cristina Fernández y a Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria con más chances de sucederla. Es la misma encuesta que llenó de alegría a Mauricio Macri y le dio satisfacción al líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Fue encargada a una de las tres consultoras más importantes del país y fue realizada horas después de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Contiene información comparativa desde febrero del año pasado hasta ahora. Se aclara que las preguntas fueron realizadas a través de dos sistemas telefónicos diferentes. Uno se denomina Computer Assisted Telephonic Interviewing (CATI) y consiste en preguntas telefónicas dirigidas por una persona que repregunta y va orientando a quien contesta. El otro es el archiconocido y engorroso paquete de preguntas de una máquina de voz y sus siglas son IVR. El primer sistema (CATI) tiene más posibilidad de chequeo y rechequeo. Por lo tanto resulta más confiable”.
Como vemos, se trata de dos modalidades distintas de encuesta telefónica: la primera, asistida por un encuestador (más fácil y amigable para el encuestado, y de ahí más confiable); la segunda, automatizada (menos amigable y más vulnerable al corte de la llamada, lo que genera el sesgo de que se necesitan más llamadas para encontrar respuesta positiva, y por lo tanto otro asociado a la voluntad o interés de responder: participan quienes no cortaron la llamada, no todos los electores en "equiprobabilidad" estadística). Veamos qué escribía Majul: “Ante la pregunta ¿A quién votaría para presidente si las elecciones fueran hoy?, Macri aparece, por primera vez, liderando la encuesta con 26 puntos, seguido por Massa con 22 y por Scioli, con 19. Sin embargo, se trata de contestaciones obtenidas por medio del método IVR. Al gobernador podrían tranquilizarlo con la explicación de que sigue primero, con 28 puntos, a 4 de Massa y de Macri, cuando las preguntas las formula un entrevistador en vivo". Esto confirma que hay un sesgo asociado a la forma de recolectar el dato, dado que con un subtipo de encuesta telefónica Macri aparece en primer lugar y Massa en empate técnico con Scioli, en tanto que con el segundo Scioli lidera y el empate técnico es entre Macri y Massa. En síntesis, dejando afuera las consideraciones de interés o hipotéticas “operaciones”, es evidente que ninguna medición es neutra; adicionalmente, como bien sabemos los que contamos (de mínima) con una formación de base en ciencias sociales, no existe "objetividad" en sentido absoluto, ya que todo instrumento de medición (y no sólo en ciencias sociales; también en duras, como lo sabe la física desde Werner Heisenberg) distorsiona o altera, el menos en parte, el objeto de estudio.
Por esas razones, si se cuenta con presupuesto, es recomendable hacer encuestas domiciliarias (las más caras) y complementar con acciones telefónicas y/o tracking, si es posible a lo largo de toda la campaña, si no hacia el final de la misma. Otra alternativa es usar tracking o telefónicas para indagaciones específicas (de discursos, de anuncios publicitarios, de hechos resonantes) o sobre públicos especiales (a los que sea poco factible alcanzar mediante las onerosas encuestas domiciliarias). Esta introducción metodológica viene a cuento porque en los últimos días circularon varias encuestas con datos que muestran algunas convergencias pero otros discrepantes, en particular en lo referente a la performance de los precandidatos Sergio Massa y Mauricio Macri: mientras unas ubican primero al tigrense (en soledad o en situación de empate técnico con el gobernador bonaerense Daniel Scioli), otras ponen al tope a Mauricio Macri (también en paridad con Scioli o liderando el podio).
Ante esas discrepancias, el lector está en libertad de hacer una lectura desconfiada (“dan según quién las pague”, reacción bastante típica); sin embargo, desde este blog procuraremos hacer un aporte más positivo desde lo metodológico. Antes de entrar en la consideración de esas encuestas en particular, nos apoyaremos en un nota escrita por Luis Majul recientemente a propósito de los sesgos asociados a la forma de medición de la intención de voto. Veamos: “Una encuesta privada y confidencial puso en estado de alerta a la presidenta Cristina Fernández y a Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria con más chances de sucederla. Es la misma encuesta que llenó de alegría a Mauricio Macri y le dio satisfacción al líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Fue encargada a una de las tres consultoras más importantes del país y fue realizada horas después de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Contiene información comparativa desde febrero del año pasado hasta ahora. Se aclara que las preguntas fueron realizadas a través de dos sistemas telefónicos diferentes. Uno se denomina Computer Assisted Telephonic Interviewing (CATI) y consiste en preguntas telefónicas dirigidas por una persona que repregunta y va orientando a quien contesta. El otro es el archiconocido y engorroso paquete de preguntas de una máquina de voz y sus siglas son IVR. El primer sistema (CATI) tiene más posibilidad de chequeo y rechequeo. Por lo tanto resulta más confiable”.
Como vemos, se trata de dos modalidades distintas de encuesta telefónica: la primera, asistida por un encuestador (más fácil y amigable para el encuestado, y de ahí más confiable); la segunda, automatizada (menos amigable y más vulnerable al corte de la llamada, lo que genera el sesgo de que se necesitan más llamadas para encontrar respuesta positiva, y por lo tanto otro asociado a la voluntad o interés de responder: participan quienes no cortaron la llamada, no todos los electores en "equiprobabilidad" estadística). Veamos qué escribía Majul: “Ante la pregunta ¿A quién votaría para presidente si las elecciones fueran hoy?, Macri aparece, por primera vez, liderando la encuesta con 26 puntos, seguido por Massa con 22 y por Scioli, con 19. Sin embargo, se trata de contestaciones obtenidas por medio del método IVR. Al gobernador podrían tranquilizarlo con la explicación de que sigue primero, con 28 puntos, a 4 de Massa y de Macri, cuando las preguntas las formula un entrevistador en vivo". Esto confirma que hay un sesgo asociado a la forma de recolectar el dato, dado que con un subtipo de encuesta telefónica Macri aparece en primer lugar y Massa en empate técnico con Scioli, en tanto que con el segundo Scioli lidera y el empate técnico es entre Macri y Massa. En síntesis, dejando afuera las consideraciones de interés o hipotéticas “operaciones”, es evidente que ninguna medición es neutra; adicionalmente, como bien sabemos los que contamos (de mínima) con una formación de base en ciencias sociales, no existe "objetividad" en sentido absoluto, ya que todo instrumento de medición (y no sólo en ciencias sociales; también en duras, como lo sabe la física desde Werner Heisenberg) distorsiona o altera, el menos en parte, el objeto de estudio.
viernes, 20 de febrero de 2015
Discusión: las candidaturas al interior del FPV (3)
Profundizamos en este debate con otro repaso al argumento de Artemio López: “Por lo tanto la inadecuación de Scioli como candidato del FpV va mucho más allá de un problema de confianza, de que se crea o no en su pertenencia al proyecto kirchnerista, discusión abierta hoy con mucha intensidad. Daniel Scioli no es el mejor candidato por un problema estructural. No lo es porque su candidatura se juega en el terreno propuesto por la oposición, es un candidato posible si y solo si se asume como deseable la disputa electoral estructurada bajo el paradigma del pragmatismo extremo (…) la intención de voto a Daniel Scioli es de apenas 28,5% a nivel nacional, un nivel muy bajo que tributa a una fuerte percepción negativa de su gestión bonaerense tanto para los residentes en la provincia como para los habitantes de la Capital, distritos donde se realiza el 50% del electorado nacional. Adicionalmente para Daniel Scioli -y en rigor del conjunto de los candidatos oficialistas posibles - todos los escenarios de ballotage son muy desfavorables. Tanto contra Macri cuanto enfrentando a Massa. En definitiva, más allá de las operaciones y protección de medios oficialistas y opositores, Daniel Scioli es hoy un seguro fracaso electoral, además de una debacle política para el oficialismo. Todo indica que no es persistiendo en este camino que el FpV logrará construir una alternativa política ni mucho menos una salida electoral con chances de éxito en las elecciones del año 2015. El oficialismo está metido en un laberinto del que debe salir, por arriba, como lo hicieron siempre Néstor y Cristina”.
Adicionalmente, López ofrece algunas claves de cómo salir de ese laberinto; el primero es el rol de Cristina en carácter de gran electora: “bajo su liderazgo cualquier candidato del FPV es capaz de apropiarse de uno de cada tres electores nacionales que constituyen el piso electoral del oficialismo (…) el actual ordenamiento ascendente de la situación socio económica y la persistente fragmentación opositora ofrece altas chances de que el candidato del FPV acceda a superar el 40% de los votos y se diferencia por más de 10 puntos del segundo. Así las cosas, queda restringida estructuralmente para el FPV toda estrategia de polarización para la campaña 2015, que es la estrategia oficialista adecuada dado el estado de tensión de la opinión pública actual y como lo muestran por otra parte las exitosas experiencias electorales kirchneristas anteriores e incluso las triunfantes campañas regionales actuales de las experiencias popular democráticas donde la polarización como estrategia electoral resulto clave (vgr Brasil como paradigma). Esto debe ser considerado a la hora de evaluar estrategias a seguir por el FPV. Mejor optar por un candidato de fidelidad absoluta a Cristina, aunque menos conocido - con la campaña y el espaldarazo de la Presidenta se resuelve facilmente esta carencia - que avalar un candidato con gran autonomía, pertenencia de baja intensidad y mal evaluado en un atributo central para el proyecto nacional como es la gestión. Imposible de revertir en campaña la ausencia de gestión”.
Nuestro comentario: el 28,5% de Scioli en la encuesta de Equis, similar al 28% que mide en la encuesta nacional de Fara (como candidato único del FPV) y algo por encima (por una diferencia estadísticamente no significativa) del 25,1% que registra en el estudio nacional de González –Valladares citado en post anteriores lo confirman hoy como el candidato más competitivo y además el más cercano en performance o rendimiento electoral al núcleo duro del kirchnerismo (entre 30% y 33% en las elecciones de medio término). La discusión ideológica del kirchnerómetro (quién es la figura más “kirchnerista” de la oferta electoral oficialista) es pertinente e intelectualmente estimulante, pero las encuestas son convergentes: en las de López, Fara y González-Valladares Scioli mide más que los precandidatos alternativos del FPV. ¿Quién sería ese candidato de fidelidad absoluta que podría competir o rendir mejor que Scioli? Si existe, ¿qué está esperando CFK para pronunciarse en favor de él antes de que lleguen las PASO y hablen las urnas? Supongamos, por un momento, que López está en lo cierto y la gran electora se pronuncia: ¿de qué modo podría ella transferirle a esa figura (a priori más débil que Scioli) más caudal electoral del que tiene el FPV, esto es, un 30-33%? Supongamos que fuera Randazzo (a priori el más competitivo después de Scioli, según los números de Equis y Fara), que mide 18,2% a nivel nacional, llevándolo a alrededor del 30%; un crecimiento de 12 puntos. ¿De dónde saldrían los 10 que le faltan al FPV, en este caso representado por Randazzo, para ganar en primera vuelta? Para los casos de Urribarri (7,5%) y Domínguez (5,7%), el envión tendría que ser todavía mayor, por lo tanto más cuesta arriba todavía.
Por otro lado, la insistencia de López en la estrategia de polarización es quizá nuestro mayor punto de discrepancia: las chances de una victoria oficialista en primera vuelta dependen de un escenario de fragmentación y dispersión, lo contrario de una polarización. Si el director de Equis admite que en segunda vuelta ningún candidato oficialista tiene hoy chances, deviene evidente que polarizar la elección llevaría al kirchnerismo a un escenario de derrota casi segura, toda vez que el potencial aglutinamiento del voto opositor disperso detrás de un único candidato acumularía mayor cantidad de electores que el del oficialismo. Pablo Ibáñez, periodista de Ámbito, lo expuso ayer con claridad: “La política no es matemática, pero a simple vista el voto opositor duplica -o más- el voto K y filo-K, y aunque un solo candidato presidencial no traccione todo el universo opositor, la bipolaridad alejaría una chance que aparece en el imaginario del peronismo: una victoria en primera vuelta, rozando los 40%, sólo posible si se atomiza el voto anti-K. Sin esa dispersión, sería inevitable el balotaje, un escenario casi perdidoso en todas las variables para el oficialismo". Por otra parte, más allá de las chances de menor inflación y relativa tranquilidad cambiaria, no hay nada en el escenario económico actual que acerque ni remotamente las perspectivas del 2015 a lo que fue el bienio 2010-2011, con un boom de consumo que apalancó la reelección de CFK con el irrepetible 54% de los votos para la presidencia. Ningún candidato oficialista, independientemente de que sea más o menos fiel a CFK, puede contar con que se reproduzca este año un contexto de ese tipo que pudiera aupar al FPV bien por encima del núcleo duro.
Adicionalmente, López ofrece algunas claves de cómo salir de ese laberinto; el primero es el rol de Cristina en carácter de gran electora: “bajo su liderazgo cualquier candidato del FPV es capaz de apropiarse de uno de cada tres electores nacionales que constituyen el piso electoral del oficialismo (…) el actual ordenamiento ascendente de la situación socio económica y la persistente fragmentación opositora ofrece altas chances de que el candidato del FPV acceda a superar el 40% de los votos y se diferencia por más de 10 puntos del segundo. Así las cosas, queda restringida estructuralmente para el FPV toda estrategia de polarización para la campaña 2015, que es la estrategia oficialista adecuada dado el estado de tensión de la opinión pública actual y como lo muestran por otra parte las exitosas experiencias electorales kirchneristas anteriores e incluso las triunfantes campañas regionales actuales de las experiencias popular democráticas donde la polarización como estrategia electoral resulto clave (vgr Brasil como paradigma). Esto debe ser considerado a la hora de evaluar estrategias a seguir por el FPV. Mejor optar por un candidato de fidelidad absoluta a Cristina, aunque menos conocido - con la campaña y el espaldarazo de la Presidenta se resuelve facilmente esta carencia - que avalar un candidato con gran autonomía, pertenencia de baja intensidad y mal evaluado en un atributo central para el proyecto nacional como es la gestión. Imposible de revertir en campaña la ausencia de gestión”.
Nuestro comentario: el 28,5% de Scioli en la encuesta de Equis, similar al 28% que mide en la encuesta nacional de Fara (como candidato único del FPV) y algo por encima (por una diferencia estadísticamente no significativa) del 25,1% que registra en el estudio nacional de González –Valladares citado en post anteriores lo confirman hoy como el candidato más competitivo y además el más cercano en performance o rendimiento electoral al núcleo duro del kirchnerismo (entre 30% y 33% en las elecciones de medio término). La discusión ideológica del kirchnerómetro (quién es la figura más “kirchnerista” de la oferta electoral oficialista) es pertinente e intelectualmente estimulante, pero las encuestas son convergentes: en las de López, Fara y González-Valladares Scioli mide más que los precandidatos alternativos del FPV. ¿Quién sería ese candidato de fidelidad absoluta que podría competir o rendir mejor que Scioli? Si existe, ¿qué está esperando CFK para pronunciarse en favor de él antes de que lleguen las PASO y hablen las urnas? Supongamos, por un momento, que López está en lo cierto y la gran electora se pronuncia: ¿de qué modo podría ella transferirle a esa figura (a priori más débil que Scioli) más caudal electoral del que tiene el FPV, esto es, un 30-33%? Supongamos que fuera Randazzo (a priori el más competitivo después de Scioli, según los números de Equis y Fara), que mide 18,2% a nivel nacional, llevándolo a alrededor del 30%; un crecimiento de 12 puntos. ¿De dónde saldrían los 10 que le faltan al FPV, en este caso representado por Randazzo, para ganar en primera vuelta? Para los casos de Urribarri (7,5%) y Domínguez (5,7%), el envión tendría que ser todavía mayor, por lo tanto más cuesta arriba todavía.
Por otro lado, la insistencia de López en la estrategia de polarización es quizá nuestro mayor punto de discrepancia: las chances de una victoria oficialista en primera vuelta dependen de un escenario de fragmentación y dispersión, lo contrario de una polarización. Si el director de Equis admite que en segunda vuelta ningún candidato oficialista tiene hoy chances, deviene evidente que polarizar la elección llevaría al kirchnerismo a un escenario de derrota casi segura, toda vez que el potencial aglutinamiento del voto opositor disperso detrás de un único candidato acumularía mayor cantidad de electores que el del oficialismo. Pablo Ibáñez, periodista de Ámbito, lo expuso ayer con claridad: “La política no es matemática, pero a simple vista el voto opositor duplica -o más- el voto K y filo-K, y aunque un solo candidato presidencial no traccione todo el universo opositor, la bipolaridad alejaría una chance que aparece en el imaginario del peronismo: una victoria en primera vuelta, rozando los 40%, sólo posible si se atomiza el voto anti-K. Sin esa dispersión, sería inevitable el balotaje, un escenario casi perdidoso en todas las variables para el oficialismo". Por otra parte, más allá de las chances de menor inflación y relativa tranquilidad cambiaria, no hay nada en el escenario económico actual que acerque ni remotamente las perspectivas del 2015 a lo que fue el bienio 2010-2011, con un boom de consumo que apalancó la reelección de CFK con el irrepetible 54% de los votos para la presidencia. Ningún candidato oficialista, independientemente de que sea más o menos fiel a CFK, puede contar con que se reproduzca este año un contexto de ese tipo que pudiera aupar al FPV bien por encima del núcleo duro.
jueves, 19 de febrero de 2015
Discusión: las candidaturas al interior del FPV (2)
La argumentación de Artemio López, contraria al perfil de Daniel Scioli como precandidato del FPV, no se agota en los puntos que vimos en el anterior post. Agrega lo siguiente: “Su perfil tranquilo, moderado y dialoguista se supone (falsamente) está más en sintonía con estado de opinión del ´votante medio e independiente´, lo que le permitiría ampliar aún más el caudal electoral del FpV por fuera de sus fronteras. También se ´señala´en especial en los medios opositores que CFK finalmente hará primar la “racionalidad política” por sobre sus preferencias ´ideológicas y de modos de gestión´ y no tendrá más remedio que nombrar a Daniel Scioli como su heredero, aun desconfiando de su fidelidad política y considerando que no representa al kirchnerismo en toda su extensión (…). Estos supuestos ´datos de la realidad´ son, cuanto menos, CUESTIONABLES: la valoración de la gestión bonaerense es mala y más baja que la del resto de las provincias, su eje de gobierno centrado en la inseguridad tiene bajos niveles de conocimiento y de aceptación (…) Daniel Scioli posee una mayor intención de voto en el interior del país que en su propio distrito, lo que permite afirmar que su caudal electoral no le es propio, y depende casi exclusivamente de su identificación con CFK-. En efecto, Scioli por fuera del espacio del FPV mide 6% y, agregando complejidad a su situación electoral, se detecta claramente que un sector del electorado - 5% a 7% - podría votar indistintamente por Scioli o por Massa. Sucede que los atributos diferenciales de DOS respecto al líder del FR son francamente difusos”.
Nuestro punto de vista al respecto es el siguiente: a diferencia de López, sí creemos que existe un segmento de electores “independientes”. Entendemos este término de la siguiente manera, en este contexto: ni adherentes-simpatizantes K (núcleo duro de 30-33% del electorado), ni tampoco netamente opositores (otro tanto). Es la teoría de los tres tercios, expuesta varias veces en este blog y por otros analistas, ciertamente. Ese tercio oscilante es el que define las elecciones: en 2009 y 2013 (elecciones de medio término), no votó al oficialismo, por lo cual el FPV se quedó con su núcleo duro y nada más. En 2007 y 2011 (elecciones presidenciales), ese segmento se inclinó más por el oficialismo que por la oposición, y por ello el FPV obtuvo 45% y 54%, respectivamente. Hoy, para ese electorado es más atractiva una figura ni K pura ni anti k pura; por ello, Scioli (y, con matices, Massa) es una opción competitiva allí. Efectivamente, hay un cierto solapamiento entre ambos precandidatos, pero esa condición, lejos de ser perjudicial para el gobernador bonaerense, le puede significar una ventaja, toda vez que tiene el potencial de permitirle captar votos por fuera del núcleo duro (33%) indispensables para vencer sin necesidad de un ballotage (llegar al 40% más uno de los votos y con más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el opositor más votado).
Con respecto a si en CFK primará la “racionalidad política” o el “purismo ideológico”(especulación mediática que López cita, aunque no suscribe), no abrimos juicio; el nuestro es un análisis de opinión pública, no de psicología política. Lo que sí resulta claro para nosotros es que "la gran electora" (CFK) nunca puede transferirle a ningún candidato (ni a Scioli, ni a Randazzo, ni a Urribarri, ni a Domínguez, etc., etc.) más capital político que el que tiene el FPV (33% por ciento, el núcleo duro) o de mínima el 27% que midió Management & Fit con la pregunta de “si Ud votaría al candidato de la presidenta”. Ya sea 27% o 33%, es un caudal muy potente, pero insuficiente para ganar en primera vuelta. Si, como dice López, el caudal de Scioli se debe al FPV (hipótesis plausible), de sus mismas cifras surge que es la figura más cercana en términos porcentuales a lo que mide el sello o el espacio pan-oficialista: 28,5% de intención de voto en todo el país, contra 18,2% de Florencio Randazzo, el precandidato alternativo del FPV más cercano a Scioli. El 28-S es mucho más que el 18-F; una certeza matemática. A mayor abundamiento, cuando se los mide a ambos en el distrito más decisivo (el metropolitano en la encuesta de Carlos Fara y provincia de Buenos Aires en la de Equis), Scioli supera holgadamente a Randazzo (según Fara, 18,7% a 5,8%, según López, 14,4% a 8,5%). Si esa es la performance de Randazzo donde más impacta su gestión como ministro de Transporte, es más que probable que en el resto del país el gobernador bonaerense lo aventaje aun más en términos de intención de voto (admitido esto por López, tácitamente). Esto no quiere decir que Randazzo no pueda ser candidato del FPV; puede serlo, lo que no se desprende de los números es en qué sentido o de qué manera podría "rendir" mejor que Scioli.
Abordemos otros puntos del argumento de López: “La real situación de la opinión pública que muestra hoy un estado de polarización inédita desde el año 2003 y de fácil constatación (…) Optar por Daniel Scioli no solamente es comenzar la lucha electoral asumiendo como propios los valores del adversario, sino que además, y aún siendo el precandidato del FpV “mejor posicionado”, Scioli es incapaz de polarizar con sus rivales probables (Massa o Macri) por las propias características consensualistas extremas de su figura construída ya durante un cuarto de siglo (… ) Scioli está muy lejos de un triunfo en primera vuelta, tendría muy pocas chances en un eventual ballotage e, inclusive, podría poner en riesgo el piso electoral histórico del espacio político kirchnerista por el doble camino de apartamiento de la visión tradicional del kichnerismo sobre grandes temas de agenda y su frontera difusa con el electorado del Frente Renovador”. Nuestro punto de vista: hoy, la mejor perspectiva del oficialismo no es polarizar, sino apostar a ganar en primera vuelta, con 40% de los votos y más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el opositor más votado. Eso requiere de una situación de dispersión, con más de un candidato opositor competitivo, que es exactamente lo que vemos hasta ahora, ya que no se abrió la boca del yacaré entre Massa y Macri. Al mismo tiempo que ambos mantienen chances competitivas, el FAUNEN se ubica en cuarto término; la persistencia de todas estas opciones electorales para los electores anti-K impide la polarización, y esa fragmentación es la base de la única hipótesis de triunfo visible hoy para el FPV, toda vez que las proyecciones de polarización de segunda vuelta (hoy, un mero ejercicio intelectual) resultan desfavorables no para Scioli, sino para cualquier candidato del FPV que se mida. Por otro lado, de la propia encuesta de Equis surge lo cercano que está Scioli del piso histórico del FPV (28,5% sin proyectar a 33% de resultados finales en elecciones), con lo cual no se advierte por qué pondría en riesgo el piso del espacio.
Nuestro punto de vista al respecto es el siguiente: a diferencia de López, sí creemos que existe un segmento de electores “independientes”. Entendemos este término de la siguiente manera, en este contexto: ni adherentes-simpatizantes K (núcleo duro de 30-33% del electorado), ni tampoco netamente opositores (otro tanto). Es la teoría de los tres tercios, expuesta varias veces en este blog y por otros analistas, ciertamente. Ese tercio oscilante es el que define las elecciones: en 2009 y 2013 (elecciones de medio término), no votó al oficialismo, por lo cual el FPV se quedó con su núcleo duro y nada más. En 2007 y 2011 (elecciones presidenciales), ese segmento se inclinó más por el oficialismo que por la oposición, y por ello el FPV obtuvo 45% y 54%, respectivamente. Hoy, para ese electorado es más atractiva una figura ni K pura ni anti k pura; por ello, Scioli (y, con matices, Massa) es una opción competitiva allí. Efectivamente, hay un cierto solapamiento entre ambos precandidatos, pero esa condición, lejos de ser perjudicial para el gobernador bonaerense, le puede significar una ventaja, toda vez que tiene el potencial de permitirle captar votos por fuera del núcleo duro (33%) indispensables para vencer sin necesidad de un ballotage (llegar al 40% más uno de los votos y con más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el opositor más votado).
Con respecto a si en CFK primará la “racionalidad política” o el “purismo ideológico”(especulación mediática que López cita, aunque no suscribe), no abrimos juicio; el nuestro es un análisis de opinión pública, no de psicología política. Lo que sí resulta claro para nosotros es que "la gran electora" (CFK) nunca puede transferirle a ningún candidato (ni a Scioli, ni a Randazzo, ni a Urribarri, ni a Domínguez, etc., etc.) más capital político que el que tiene el FPV (33% por ciento, el núcleo duro) o de mínima el 27% que midió Management & Fit con la pregunta de “si Ud votaría al candidato de la presidenta”. Ya sea 27% o 33%, es un caudal muy potente, pero insuficiente para ganar en primera vuelta. Si, como dice López, el caudal de Scioli se debe al FPV (hipótesis plausible), de sus mismas cifras surge que es la figura más cercana en términos porcentuales a lo que mide el sello o el espacio pan-oficialista: 28,5% de intención de voto en todo el país, contra 18,2% de Florencio Randazzo, el precandidato alternativo del FPV más cercano a Scioli. El 28-S es mucho más que el 18-F; una certeza matemática. A mayor abundamiento, cuando se los mide a ambos en el distrito más decisivo (el metropolitano en la encuesta de Carlos Fara y provincia de Buenos Aires en la de Equis), Scioli supera holgadamente a Randazzo (según Fara, 18,7% a 5,8%, según López, 14,4% a 8,5%). Si esa es la performance de Randazzo donde más impacta su gestión como ministro de Transporte, es más que probable que en el resto del país el gobernador bonaerense lo aventaje aun más en términos de intención de voto (admitido esto por López, tácitamente). Esto no quiere decir que Randazzo no pueda ser candidato del FPV; puede serlo, lo que no se desprende de los números es en qué sentido o de qué manera podría "rendir" mejor que Scioli.
Abordemos otros puntos del argumento de López: “La real situación de la opinión pública que muestra hoy un estado de polarización inédita desde el año 2003 y de fácil constatación (…) Optar por Daniel Scioli no solamente es comenzar la lucha electoral asumiendo como propios los valores del adversario, sino que además, y aún siendo el precandidato del FpV “mejor posicionado”, Scioli es incapaz de polarizar con sus rivales probables (Massa o Macri) por las propias características consensualistas extremas de su figura construída ya durante un cuarto de siglo (… ) Scioli está muy lejos de un triunfo en primera vuelta, tendría muy pocas chances en un eventual ballotage e, inclusive, podría poner en riesgo el piso electoral histórico del espacio político kirchnerista por el doble camino de apartamiento de la visión tradicional del kichnerismo sobre grandes temas de agenda y su frontera difusa con el electorado del Frente Renovador”. Nuestro punto de vista: hoy, la mejor perspectiva del oficialismo no es polarizar, sino apostar a ganar en primera vuelta, con 40% de los votos y más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el opositor más votado. Eso requiere de una situación de dispersión, con más de un candidato opositor competitivo, que es exactamente lo que vemos hasta ahora, ya que no se abrió la boca del yacaré entre Massa y Macri. Al mismo tiempo que ambos mantienen chances competitivas, el FAUNEN se ubica en cuarto término; la persistencia de todas estas opciones electorales para los electores anti-K impide la polarización, y esa fragmentación es la base de la única hipótesis de triunfo visible hoy para el FPV, toda vez que las proyecciones de polarización de segunda vuelta (hoy, un mero ejercicio intelectual) resultan desfavorables no para Scioli, sino para cualquier candidato del FPV que se mida. Por otro lado, de la propia encuesta de Equis surge lo cercano que está Scioli del piso histórico del FPV (28,5% sin proyectar a 33% de resultados finales en elecciones), con lo cual no se advierte por qué pondría en riesgo el piso del espacio.
viernes, 13 de febrero de 2015
Discusión: las candidaturas al interior del FPV (1)
Las encuestas nacionales de Fara y González-Valladares desmienten la hipótesis de afectación del desempeño de Daniel Scioli como candidato del FPV por impacto del caso Nisman: las cifras de intención de voto del gobernador bonarense en estos estudios no difieren significativamente (28% y 25%, respectivamente) que las registradas por Management & Fit antes de la muerte del fiscal (27%). Sin embargo, existe una discusión interesante planteada por algunos analistas acerca de la candidatura de Scioli por el FPV, asociada a la resistencia que su figura recoge en algunos sectores de ese espacio y entre especialistas que profundizan en el perfil discursivo, ideológico y ejecutivo del gobernador bonaerense.
Artemio López (de Consultora Equis), quizá el analista que ha expuesto con mayor claridad esa discusión, sistemáticamente vuelve sobre este tema. En este post y en los siguientes, lo citaremos brevemente para ilustrar su posición, sin pretender agotar su argumento (quien quiera verlo en extensión puede consultar su blog, rambletamble), y plantearemos a su vez nuestra posición. Veamos su análisis: “Existe una vasta campaña comunicacional de medios opositores y oficialistas que sitúan a Daniel Scioli como la inevitable alternativa del kirchnerismo. Ya es un lugar común que la de Scioli es una candidatura ´natural´ y esta es la idea que intenta instalar el propio Scioli y su entorno, para quienes el principal mérito comunicable del candidato es ser ´el que más mide´. Los fundamentos de esta ´certeza´son en general tres: 1) Ganó las dos elecciones a gobernador de manera muy contundente: 48% en 2007 y 55% en 2011, aunque un par de puntos por debajo de CFK. 2) Tiene el mayor nivel de popularidad y de caudal electoral: ´mide más´ que el kirchnerista ´puro´ mejor posicionado”. Para ilustrar este punto, López presenta 4 gráficos de intención de voto (ver arriba) en los cuales se aprecia que Scioli era (la encuesta es de diciembre de 2014) el único de 4 candidatos medidos del FPV que aventajaba a los opositores: 28,5%, contra 25,5% de Massa, 23,9% de Macri y 9% de Cobos. En los escenarios alternativos, Florencio Randazzo con 18,2% queda por detrás de Massa (30,6%) y Macri (24,3%), aunque por delante de Cobos (10,7%). Cuando el candidato del FPV es Sergio Urribarri (7,5%) y Julián Domínguez (5,7%), el FPV queda incluso por detrás de Cobos.
Hasta el punto 2, las cifras de Equis confirman que efectivamente Scioli es la figura del espacio FPV que más mide (al menos, comparado con Randazzo, Urribarri y Domínguez; no fueron medidos, o al menos no se los reporta, Aníbal Fernández, Jorge Taiana ni Agustín Rossi, otros precandidatos K. Arriesgamos aquí una hipótesis: ninguno mide más que Randazzo, que está 10 puntos porcentuales por debajo de Scioli). Sin embargo, López introduce otro elemento en el debate, para atacar precisamente el atributo de Scioli de ser “el que más mide”. Plantea lo siguiente: “Cuando compiten entre sí todos los candidatos posibles de todas las fuerzas, en Buenos Aires el distrito que Daniel Scioli gobierna por segunda vez, se ubica 6 puntos por sobre Randazzo y bien por debajo de Macri y Massa, mostrando de manera transparente el desgaste que ya le propicia al Gobernador su segunda gestión bonaerese, con una evaluación positiva de apenas el 38%”. Para ilustrar este punto, presenta sendos gráficos, uno con la intención de voto en formato de PASO (con más de un candidato por el FPV, ya no escenarios) y otro con la imagen de gestión (ambos pueden verse en su blog).
Haremos abstracción del segundo dato (imagen), pues para nuestro argumento lo que importa son las cifras de intención de voto en formato de PASO en provincia de Buenos Aires. El resultado que presenta López es obvio: deviene evidente que al incorporar otros candidatos del espacio, el desempeño de Scioli tiende a descender (mientras que, contrario sensu, Massa y Macri no tienen competidores en sus respectivos espacios, con lo cual salen beneficiados). Es exactamente lo mismo que vimos en la encuesta de Carlos Fara citada en un reciente post de nuestro blog (donde Scioli medía, en zona metropolitana, alrededor de 19%, y eso después del caso Nisman; más que en la medición de diciembre de Equis). Pero, en nuestra opinión, el punto es que aun en ese formato de competencia abierta Scioli se impone sobre la intención de voto de los otros precandidatos del espacio pan-oficialista (por caso, Randazzo roza el 9%, contra casi 15% de Scioli, quedando también muy por detrás de Massa y Macri). Eso deja al gobernador bonaerense en óptimas condiciones para captar, una vez pasado el filtro de las PASO, si no todo, gran parte del caudal electoral de los otros candidatos del FPV, toda vez que esos son votos “oficialistas” que difícilmente migrarían después de las PASO a un candidato opositor (sin Randazzo, es mucho más probable que los votos de ese candidato en las PASO se transfieran a Scioli a que se trasladen a Massa, Macri, Cobos u otro opositor; y lo mismo puede decirse de Urribarri y Domínguez, ciertamente). Eso explica por qué, medido en los escenarios “mano a mano” de Equis, Scioli se proyecta hasta rozar el 29% de intención de voto, cifra cuya brecha con el núcleo duro del FPV (alrededor del 33%) no es estadísticamente significativa. Por lo tanto, de esos 4 candidatos, es ciertamente el que más se acerca al caudal teórico del kirchnerismo. No obstante, continuaremos con esta discusión en la siguiente entrada.
Artemio López (de Consultora Equis), quizá el analista que ha expuesto con mayor claridad esa discusión, sistemáticamente vuelve sobre este tema. En este post y en los siguientes, lo citaremos brevemente para ilustrar su posición, sin pretender agotar su argumento (quien quiera verlo en extensión puede consultar su blog, rambletamble), y plantearemos a su vez nuestra posición. Veamos su análisis: “Existe una vasta campaña comunicacional de medios opositores y oficialistas que sitúan a Daniel Scioli como la inevitable alternativa del kirchnerismo. Ya es un lugar común que la de Scioli es una candidatura ´natural´ y esta es la idea que intenta instalar el propio Scioli y su entorno, para quienes el principal mérito comunicable del candidato es ser ´el que más mide´. Los fundamentos de esta ´certeza´son en general tres: 1) Ganó las dos elecciones a gobernador de manera muy contundente: 48% en 2007 y 55% en 2011, aunque un par de puntos por debajo de CFK. 2) Tiene el mayor nivel de popularidad y de caudal electoral: ´mide más´ que el kirchnerista ´puro´ mejor posicionado”. Para ilustrar este punto, López presenta 4 gráficos de intención de voto (ver arriba) en los cuales se aprecia que Scioli era (la encuesta es de diciembre de 2014) el único de 4 candidatos medidos del FPV que aventajaba a los opositores: 28,5%, contra 25,5% de Massa, 23,9% de Macri y 9% de Cobos. En los escenarios alternativos, Florencio Randazzo con 18,2% queda por detrás de Massa (30,6%) y Macri (24,3%), aunque por delante de Cobos (10,7%). Cuando el candidato del FPV es Sergio Urribarri (7,5%) y Julián Domínguez (5,7%), el FPV queda incluso por detrás de Cobos.
Hasta el punto 2, las cifras de Equis confirman que efectivamente Scioli es la figura del espacio FPV que más mide (al menos, comparado con Randazzo, Urribarri y Domínguez; no fueron medidos, o al menos no se los reporta, Aníbal Fernández, Jorge Taiana ni Agustín Rossi, otros precandidatos K. Arriesgamos aquí una hipótesis: ninguno mide más que Randazzo, que está 10 puntos porcentuales por debajo de Scioli). Sin embargo, López introduce otro elemento en el debate, para atacar precisamente el atributo de Scioli de ser “el que más mide”. Plantea lo siguiente: “Cuando compiten entre sí todos los candidatos posibles de todas las fuerzas, en Buenos Aires el distrito que Daniel Scioli gobierna por segunda vez, se ubica 6 puntos por sobre Randazzo y bien por debajo de Macri y Massa, mostrando de manera transparente el desgaste que ya le propicia al Gobernador su segunda gestión bonaerese, con una evaluación positiva de apenas el 38%”. Para ilustrar este punto, presenta sendos gráficos, uno con la intención de voto en formato de PASO (con más de un candidato por el FPV, ya no escenarios) y otro con la imagen de gestión (ambos pueden verse en su blog).
Haremos abstracción del segundo dato (imagen), pues para nuestro argumento lo que importa son las cifras de intención de voto en formato de PASO en provincia de Buenos Aires. El resultado que presenta López es obvio: deviene evidente que al incorporar otros candidatos del espacio, el desempeño de Scioli tiende a descender (mientras que, contrario sensu, Massa y Macri no tienen competidores en sus respectivos espacios, con lo cual salen beneficiados). Es exactamente lo mismo que vimos en la encuesta de Carlos Fara citada en un reciente post de nuestro blog (donde Scioli medía, en zona metropolitana, alrededor de 19%, y eso después del caso Nisman; más que en la medición de diciembre de Equis). Pero, en nuestra opinión, el punto es que aun en ese formato de competencia abierta Scioli se impone sobre la intención de voto de los otros precandidatos del espacio pan-oficialista (por caso, Randazzo roza el 9%, contra casi 15% de Scioli, quedando también muy por detrás de Massa y Macri). Eso deja al gobernador bonaerense en óptimas condiciones para captar, una vez pasado el filtro de las PASO, si no todo, gran parte del caudal electoral de los otros candidatos del FPV, toda vez que esos son votos “oficialistas” que difícilmente migrarían después de las PASO a un candidato opositor (sin Randazzo, es mucho más probable que los votos de ese candidato en las PASO se transfieran a Scioli a que se trasladen a Massa, Macri, Cobos u otro opositor; y lo mismo puede decirse de Urribarri y Domínguez, ciertamente). Eso explica por qué, medido en los escenarios “mano a mano” de Equis, Scioli se proyecta hasta rozar el 29% de intención de voto, cifra cuya brecha con el núcleo duro del FPV (alrededor del 33%) no es estadísticamente significativa. Por lo tanto, de esos 4 candidatos, es ciertamente el que más se acerca al caudal teórico del kirchnerismo. No obstante, continuaremos con esta discusión en la siguiente entrada.
jueves, 12 de febrero de 2015
Carrera preelectoral en un contexto enrarecido (3)
Decíamos en el post anterior que la encuesta nacional de Fara ratificaba el panorama que veíamos a fines de 2014: mismo podio de candidatos al tope (Daniel Scioli, Sergio Massa, Mauricio Macri), con el FAUNEN (en este caso representado en las figuras del radical Julio Cobos y del socialista Hermes Binner) relegado de la pelea principal. En esas dos tendencias coincidía con el sondeo de enero de 2015 M&F realizado antes de la muerte de Nisman, si bien discrepaban en lo relativo al posicionamiento de Massa (primero para Fara, tercero para M&F). Es decir, el análisis del antes de Nisman (M&F) y el después (Fara) no arrojaba una merma para el precandidato oficialista Daniel Scioli (27% en ambos casos) en sentido contrario a lo planteado por las hipótesis de algunos analistas.
En el mismo sentido que las tendencias recabadas por Fara, los datos que se dieron a conocer en estos días por parte de la consultora González – Valladares confirman el panorama: según este estudio, Massa continúa al frente en la intención de voto de cara a las primarias de 2015, con 30,8%, por delante de Scioli que mantiene 25,1% y de Macri, en tercer lugar con 23,1%. La diferencia entre Massa y Scioli es de 5,7 puntos, apenas por encima del error muestral y por lo tanto de baja significatividad estadística, en tanto que la diferencia entre Scioli y Macri (2 puntos porcentuales) implica un empate técnico. Por su parte, Cobos como precandidato del FAUNEN alcanza en esta última medición 10,6%, con lo cual ese frente se mantiene en cuarta posición y relegado de la pelea mayor. Aquí la diferencia sí es estadísticamente significativa, ya que Cobos se sitúa a 12,5 puntos porcentuales de Macri.
El estudio de la consultora González y Valladares entrevistó telefónicamente a 1.100 personas en todo el país, entre el 4 y el 6 de febrero. Es, por lo tanto, una encuesta de carácter nacional y posterior al caso Nisman, con lo cual ya recoge el impacto de este tema en la agenda. Con respecto a la encuesta de M&F, anterior al caso Nisman, tanto la de Fara como la de González-Valladares difieren fundamentalmente en la performance de Massa, ya que el primero de los estudios ubicaba al tigrense en tercer lugar, en tanto que los dos últimos lo ponen liderando la primera posición o disputando esa condición con Scioli. De esto se sigue que la competencia entre Macri y Massa por el carácter de principal opositor al oficialismo sigue irresuelta, dado que las mediciones que favorecen a uno lo hacen en detrimento del otro. Esto confirma que existe un cierto juego de “suma cero” entre los dos, y que eso perfila un panorama en el cual, de haber segunda vuelta, sólo uno de los dos tendrá chances de pasar a esa instancia para contender con el candidato que surja por el oficialismo.
Mientras que la performance de Massa y Macri difiere de un estudio a otro, el desempeño del precandidato oficialista Scioli no varía significativamente entre mediciones: 27% según M&F, otro tanto según Fara, 25% según González-Valladares. La regularidad de las mediciones de Scioli como precandidato del FPV aun después de la irrupción del caso Nisman en la agenda sugiere que es la figura del espacio pan-oficialista con más chances competitivas en la elección y de pasar a una eventual segunda vuelta. Si bien es cierto que su condición de candidato oficialista es discutida al interior de ese espacio y que se especula con figuras alternativas como candidatos del FPV (entre ellas, el ministro Florencio Randazzo), aun las mediciones realizadas por especialistas críticos del perfil del gobernador bonaerense lo vienen confirmando como el que más mide; entraremos en esa discusión en el próximo post.
En el mismo sentido que las tendencias recabadas por Fara, los datos que se dieron a conocer en estos días por parte de la consultora González – Valladares confirman el panorama: según este estudio, Massa continúa al frente en la intención de voto de cara a las primarias de 2015, con 30,8%, por delante de Scioli que mantiene 25,1% y de Macri, en tercer lugar con 23,1%. La diferencia entre Massa y Scioli es de 5,7 puntos, apenas por encima del error muestral y por lo tanto de baja significatividad estadística, en tanto que la diferencia entre Scioli y Macri (2 puntos porcentuales) implica un empate técnico. Por su parte, Cobos como precandidato del FAUNEN alcanza en esta última medición 10,6%, con lo cual ese frente se mantiene en cuarta posición y relegado de la pelea mayor. Aquí la diferencia sí es estadísticamente significativa, ya que Cobos se sitúa a 12,5 puntos porcentuales de Macri.
El estudio de la consultora González y Valladares entrevistó telefónicamente a 1.100 personas en todo el país, entre el 4 y el 6 de febrero. Es, por lo tanto, una encuesta de carácter nacional y posterior al caso Nisman, con lo cual ya recoge el impacto de este tema en la agenda. Con respecto a la encuesta de M&F, anterior al caso Nisman, tanto la de Fara como la de González-Valladares difieren fundamentalmente en la performance de Massa, ya que el primero de los estudios ubicaba al tigrense en tercer lugar, en tanto que los dos últimos lo ponen liderando la primera posición o disputando esa condición con Scioli. De esto se sigue que la competencia entre Macri y Massa por el carácter de principal opositor al oficialismo sigue irresuelta, dado que las mediciones que favorecen a uno lo hacen en detrimento del otro. Esto confirma que existe un cierto juego de “suma cero” entre los dos, y que eso perfila un panorama en el cual, de haber segunda vuelta, sólo uno de los dos tendrá chances de pasar a esa instancia para contender con el candidato que surja por el oficialismo.
Mientras que la performance de Massa y Macri difiere de un estudio a otro, el desempeño del precandidato oficialista Scioli no varía significativamente entre mediciones: 27% según M&F, otro tanto según Fara, 25% según González-Valladares. La regularidad de las mediciones de Scioli como precandidato del FPV aun después de la irrupción del caso Nisman en la agenda sugiere que es la figura del espacio pan-oficialista con más chances competitivas en la elección y de pasar a una eventual segunda vuelta. Si bien es cierto que su condición de candidato oficialista es discutida al interior de ese espacio y que se especula con figuras alternativas como candidatos del FPV (entre ellas, el ministro Florencio Randazzo), aun las mediciones realizadas por especialistas críticos del perfil del gobernador bonaerense lo vienen confirmando como el que más mide; entraremos en esa discusión en el próximo post.
martes, 10 de febrero de 2015
Carrera preelectoral en un contexto enrarecido (2)
Decíamos
en el post anterior que la encuesta de Fara en la zona metropolitana no
indicaba, en rigor, una caída de Daniel Scioli, toda vez que en el escenario en
el que aparecía por detrás de Massa y en empate técnico con Macri (20,7% a
18,7%) el gobernador bonaerese estaba
compitiendo con otros dos candidatos del FPV (Florencio Randazzo, que medía
casi 6, y Aníbal Fernández, que medía 1,5%). Despejados esos candidatos, Scioli
proyectaba en torno a los 26 puntos. Por consiguiente, afirmábamos que no había
mediciones nacionales que cambiaran el panorama de escenarios electorales que
sintetizábamos a fines de 2014, dado que la medición de Fara era en distritos
de alta incidencia nacional, pero no representativos de todo el país.
Esto, que advertíamos en virtud del análisis y razones metodológicas, no tardó en
confirmarlo el propio Carlos Fara: en un adelanto de su encuesta nacional,
afirmó que, tal como lo había registrado
en noviembre de 2014, hay “empate técnico entre Scioli y Massa, con
27-28 puntos, de cara a las presidenciales”. Para más datos, consultado respecto al impacto
del caso Nisman, dijo el consultor: "si uno toma una topografía nacional,
no ve mucho efecto. Ve a lo sumo tres o cuatro puntos de pérdida de aprobación
de la gestión presidencial. Pero no ve pérdida de votos del oficialismo,
básicamente de la figura de Daniel Scioli". Como vemos, el consultor reconoce tácitamente que sus primeras hipótesis relativas a este tema en cuanto a una merma del caudal de Scioli (y que reflejamos en post anteriores, dando cuenta de nuestra lectura discrepante) en cuanto a intención de voto no se verifica empíricamente en los datos que recabó, al menos hasta ahora.
En lo relativo a la caída en la gestión presidencial, según Fara, es un poco más notoria en la
Capital y el Gran Buenos Aires, y menos en el interior del país. "No es que no
afecte, cuando ve que por ahí no bajó la aprobación presidencial pero sí creo
que le pone un techo", destacó el titular de Carlos Fara y Asociados.
Recordemos que en post anteriores mostrábamos que la aprobación presidencial no
mostraba variaciones significativas (por caso, en los estudios de las consultoras Dicen y CEIS), pero sí crecía la desaprobación,
básicamente a costa de los neutros y de los ns/nc; esto es, movimientos de
datos en la misma línea que Fara interpreta. Es decir, no afecta al núcleo duro K, pero acerca posiciones "independientes" hacia la desaprobación. De ahí que Fara evalúe que eso limita las posibilidades del oficialismo de crecer por fuera de su núcleo de adherentes, condición indispensable para conservar chances de imponerse en primera vuelta.
A mayor abundamiento, Fara explicó que su
última encuesta nacional arroja “un empate entre Scioli y Massa. Están en los
28 y 27 puntos, mientras que Macri está unos cinco a bajo, con 23. El cuarto
lugar es para Binner o Cobos que alcanzan los cinco o seis puntos". A su
vez, indicó que "en la provincia de Buenos Aires está fundamentalmente
repartida la intención de voto entre Scioli y Massa, con ventaja de 3 o 4
puntos a favor del tigrense. En tanto, Macri se encuentra unos 10 o 12 puntos
por detrás del primero". En síntesis, esta encuesta nacional ratifica el panorama
que veíamos a fines de 2014: mismo podio de candidatos al tope (Scioli, Massa, Macri),
con el FAUNEN (en este caso representado en las figuras del radical Julio Cobos
y del socialista Hermes Binner) relegado de la pelea principal. En estos dos
datos, coincide además con el sondeo de enero de 2015 M&F realizado antes
de la muerte de Nisman, si bien discrepa de este en lo relativo al
posicionamiento de Massa (primero para Fara, tercero para M&F). En lo
sustantivo, no arroja entonces cambios en torno a las tendencias precedentes. En
próximas entradas, agregaremos al
análisis lo arrojado por otras encuestas nacionales conocidas en estos días.
jueves, 5 de febrero de 2015
Carrera preelectoral en un contexto enrarecido (1)
Decíamos en post anteriores que otro punto relevante de la coyuntura era detectar si el caso Nisman generaba o no modificaciones en el escenario electoral respecto a las tendencias preexistentes, a las que sintetizábamos así: hasta fines de diciembre pasado, la mayoría de las encuestas conocidas coincidían en marcar el podio Massa-Scioli-Macri en intención de voto, con matices que iban desde el empate técnico entre los dos primeros a una leve ventaja de uno u otro, hasta el relativo estancamiento del tigrense como contrapartida a un ascenso del jefe de gobierno porteño.
Dicho esto, actualicemos tendencias: Management & Fit realizó una encuesta nacional antes de la muerte del fiscal Nisman, entre el 8 y el 15 de enero, sobre la base de 2.400 casos en una muestra combinada de telefónicas y presenciales en todo el país, con un margen de error del 2%. En ese trabajo, Scioli lidera la intención de voto a presidente con un 27%, seguido por Macri con un 24,6% y Massa con un 18,2%. Ante la pregunta de a cuál frente votaría sin mencionar candidato, se imponía el Frente para la Victoria (FPV) con el 28,2%, seguido por el PRO con el 17,3%, FAUNEN con el 11,6% y el Frente Renovador con el 10,6%. Luego, consultados sobre si votarían al oficialismo o a la oposición, un 45,8% se pronunció por votar a la oposición, un 26,7% al oficialismo y un 27,5% todavía no se definía. Finalmente, se le preguntó a los encuestados si votarían al candidato que elija Cristina Kirchner, sea quien sea: un 26,6% dijo que sí; un 47,9% dijo que no y un 25,5% dijo no saber.
Esta es la última encuesta de alcance nacional conocida de la cual se han reportado tantos datos; pero, como señalamos, es previa a la muerte de Nisman. La misma no arroja modificaciones respecto del escenario que se perfilaba a fines de diciembre: 1) mismo podio que en estudios anteriores, es decir, las mismas tres figuras 2) empate técnico entre Scioli y Macri, con Massa un poco rezagado 3) el FPV con un núcleo duro fidelizado, que oscila entre el 27% y el 28% (la diferencia con respecto al 33% obtenido por el kirchnerismo en las elecciones legislativas de 2009 y 2013 es de baja significancia estadística) 4) el FAUNEN sigue rezagado de la pelea principal 5) persiste un escenario fragmentado; casi 30% de electores favorables al oficialismo y casi 50% oposición, pero casi otro 30% no se define. O sea, todavía no aparecía una elección francamente polarizada, ya que un casi un tercio de electores no se sentía “filo-K” pero tampoco “anti-K”.
Por otra parte, se conoció una encuesta de Carlos Fara realizada entre el 24 y el 31 de enero –después de la muerte del fiscal Alberto Nisman- sobre un total de 450 casos domiciliarios en Capital y Conurbano, con un margen de error del 4,6%. Si bien temporalmente ya pudo captar el impacto del caso, tiene un límite: sus tendencias no pueden extrapolarse al total nacional. Aun así, es de interés. Veamos; ante la consulta respecto de a quién votaría como candidato a presidente en las PASO (las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias previstas para agosto), la respuesta fue la siguiente: Massa, 28%; Macri, 20,7%; Scioli, 18,7%; Florencio Randazzo, 5,8%; el socialista Hermes Binner (FAUNEN), 3%; Jorge Altamira, del Partido Obrero, 2,1%; la exlíder del FAUNEN, Elisa Carrió, 1,7% (antes de confirmar su alianza con Macri); Aníbal Fernández, 1,5%; Fernando Solanas (FAUNEN-Proyecto Sur, exsocio de Carrió), 1,2%; Julio Cobos (FAUNEN-UCR), 1,1%; José Manuel de la Sota, 0,9%; el radical Ernesto Sanz (FAUNEN), 0,9%; y “otros candidatos” 1,6%.
El resultado sugiere que tras la muerte de Nisman crecieron Massa y Macri, y cayó Scioli. Sin embargo, de la lectura de los datos se desprende que el gobernador bonaerense mide menos de 20% cuando compite en la grilla con otros precandidatos del espacio pan-oficialista: Randazzo (que suma casi 6 puntos) y Aníbal Fernández (casi 2), mientras que Macri y Massa, en cambio, compiten solos por su respectivos espacios (PRO y Frente Renovador). El detalle no es menor, toda vez que en las primarias se seleccionarán los candidatos de cada fuerza; si esas primarias fueran hoy, Randazzo y Fernández quedarían fuera de la grilla final, con lo cual el grueso de sus votos podrían migrar en la elección general a Scioli, en su carácter de figura oficialista (difícilmente los electores que se inclinaran por alguno de ellos dos en agosto votarían a un opositor en octubre). Eso llevaría a Scioli a una proyección de 26 puntos, que es otro de los escenarios planteados por Fara (ya pos-PASO): Massa 32,5%, Macri 27% y Scioli 26,1%. Este punto abre una discusión sobre el perfil de Scioli, que retomaremos en próximas entradas.
Dicho esto, actualicemos tendencias: Management & Fit realizó una encuesta nacional antes de la muerte del fiscal Nisman, entre el 8 y el 15 de enero, sobre la base de 2.400 casos en una muestra combinada de telefónicas y presenciales en todo el país, con un margen de error del 2%. En ese trabajo, Scioli lidera la intención de voto a presidente con un 27%, seguido por Macri con un 24,6% y Massa con un 18,2%. Ante la pregunta de a cuál frente votaría sin mencionar candidato, se imponía el Frente para la Victoria (FPV) con el 28,2%, seguido por el PRO con el 17,3%, FAUNEN con el 11,6% y el Frente Renovador con el 10,6%. Luego, consultados sobre si votarían al oficialismo o a la oposición, un 45,8% se pronunció por votar a la oposición, un 26,7% al oficialismo y un 27,5% todavía no se definía. Finalmente, se le preguntó a los encuestados si votarían al candidato que elija Cristina Kirchner, sea quien sea: un 26,6% dijo que sí; un 47,9% dijo que no y un 25,5% dijo no saber.
Esta es la última encuesta de alcance nacional conocida de la cual se han reportado tantos datos; pero, como señalamos, es previa a la muerte de Nisman. La misma no arroja modificaciones respecto del escenario que se perfilaba a fines de diciembre: 1) mismo podio que en estudios anteriores, es decir, las mismas tres figuras 2) empate técnico entre Scioli y Macri, con Massa un poco rezagado 3) el FPV con un núcleo duro fidelizado, que oscila entre el 27% y el 28% (la diferencia con respecto al 33% obtenido por el kirchnerismo en las elecciones legislativas de 2009 y 2013 es de baja significancia estadística) 4) el FAUNEN sigue rezagado de la pelea principal 5) persiste un escenario fragmentado; casi 30% de electores favorables al oficialismo y casi 50% oposición, pero casi otro 30% no se define. O sea, todavía no aparecía una elección francamente polarizada, ya que un casi un tercio de electores no se sentía “filo-K” pero tampoco “anti-K”.
Por otra parte, se conoció una encuesta de Carlos Fara realizada entre el 24 y el 31 de enero –después de la muerte del fiscal Alberto Nisman- sobre un total de 450 casos domiciliarios en Capital y Conurbano, con un margen de error del 4,6%. Si bien temporalmente ya pudo captar el impacto del caso, tiene un límite: sus tendencias no pueden extrapolarse al total nacional. Aun así, es de interés. Veamos; ante la consulta respecto de a quién votaría como candidato a presidente en las PASO (las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias previstas para agosto), la respuesta fue la siguiente: Massa, 28%; Macri, 20,7%; Scioli, 18,7%; Florencio Randazzo, 5,8%; el socialista Hermes Binner (FAUNEN), 3%; Jorge Altamira, del Partido Obrero, 2,1%; la exlíder del FAUNEN, Elisa Carrió, 1,7% (antes de confirmar su alianza con Macri); Aníbal Fernández, 1,5%; Fernando Solanas (FAUNEN-Proyecto Sur, exsocio de Carrió), 1,2%; Julio Cobos (FAUNEN-UCR), 1,1%; José Manuel de la Sota, 0,9%; el radical Ernesto Sanz (FAUNEN), 0,9%; y “otros candidatos” 1,6%.
El resultado sugiere que tras la muerte de Nisman crecieron Massa y Macri, y cayó Scioli. Sin embargo, de la lectura de los datos se desprende que el gobernador bonaerense mide menos de 20% cuando compite en la grilla con otros precandidatos del espacio pan-oficialista: Randazzo (que suma casi 6 puntos) y Aníbal Fernández (casi 2), mientras que Macri y Massa, en cambio, compiten solos por su respectivos espacios (PRO y Frente Renovador). El detalle no es menor, toda vez que en las primarias se seleccionarán los candidatos de cada fuerza; si esas primarias fueran hoy, Randazzo y Fernández quedarían fuera de la grilla final, con lo cual el grueso de sus votos podrían migrar en la elección general a Scioli, en su carácter de figura oficialista (difícilmente los electores que se inclinaran por alguno de ellos dos en agosto votarían a un opositor en octubre). Eso llevaría a Scioli a una proyección de 26 puntos, que es otro de los escenarios planteados por Fara (ya pos-PASO): Massa 32,5%, Macri 27% y Scioli 26,1%. Este punto abre una discusión sobre el perfil de Scioli, que retomaremos en próximas entradas.
miércoles, 4 de febrero de 2015
Encuestas y lecturas preliminares (2)
Vimos en el post anterior que las consultoras Dicen y CEIS reportaban variaciones no significativas en la imagen presidencial (alrededor del 40% positiva) y la aprobación (alrededor del 30, con casi 60% de desaprobación) con posterioridad a la muerte del fiscal Nisman. En cambio, según un sondeo de Management & Fit para Clarín, la gestión de Cristina Fernández es aprobada por el 25% de la población, frente a casi un 70% de desaprobación. El estudio, realizado a 1.000 personas mediante entrevistas telefónicas el pasado 29 de enero, no especifica el margen de error. Aunque estos datos resultan sensiblemente más desfavorables para el oficialismo que los citados en el post anterior, el reporte de M&F tampoco deja bien parada a la oposición: su actuación en el caso Nisman es bien valorada sólo por el 23,5 % de la población, mientras que el 45,1 % opina que los opositores han tenido una actuación "regular" y el 21,6 %, mala. Esto abre dudas sobre las posibilidades de que alguno de los adversarios del oficialismo pueda capitalizar el affaire de cara a la campaña preelectoral de este año.
Por su parte, según un estudio de la consultora OPSM que dirige Enrique Zuleta Puceiro, después del caso Nisman menos argentinos aprueban la gestión presidencial: la imagen negativa llega al 69,5% de la población, sumando entre los que hablan de "negativa" y "muy negativa". La "muy positiva" es del 2% y 25,6% "positiva" (sumando así 27,6%). En este caso, el trabajo de campo se desarrolló entre el 19 y el 23 de enero del 2015. Según la ficha técnica, se utilizó una muestra nacional de 1.200 entrevistas directas a población mayor de 16 años, residentes en todo el territorio nacional. El relevamiento tuvo lugar en 65 localidades en todo el país, abarcando todas las regiones y a través de la utilización de un cuestionario semi-estructurado orientado al monitoreo y evaluación de percepciones y tendencias de la opinión pública respecto de la situación económica, política y social del país.
En tanto, según una encuesta realizada para Perfil por la consultora González y Valladares y la firma iSurveyX, la imagen positiva de CFK cayó 4 puntos entre diciembre de 2014 y enero de 2015, cuando se conoció la muerte de Nisman: quedó en 29,1%, mientras que la negativa superó los 50 puntos, aumentando de un mes al otro 11 puntos. Mientras que la baja en la imagen favorable (-4) no puede considerarse estadísticamente significativa, el ascenso de 11 puntos porcentuales en la negativa sí es remarcable: de acuerdo al estudio, ese cambio está directamente atado al fallecimiento del fiscal, porque para el 54% de los encuestados la imagen que tenían de Cristina empeoró después del hecho. Con todo, se mantuvo igual para un 32,6%, segmento que se asocia al "núcleo duro" del kirchnerismo (denominado así porque coincide con el piso electoral de esa fuerza en las elecciones más adversas que enfrentó desde que llegó al poder en 2003, es decir las legislativas de 2009 y 2013). Por otro lado, al igual que lo marcaba el estudio de M& F, tampoco hay conformidad con la reacción de la oposición ante el hecho. Consultados por González y Valladares, más de un 57% respondió que cree que los dirigentes enfrentados al Gobierno actuaron regular o mal. Esta muestra se tomó en el área metropolitana -Capital y Gran Buenos Aires- a través del sistema IVR, vía telefónica, con lo cual los datos no son representativos de todo el país pero sí del aglomerado urbano más gravitante.
En resumen, de los distintos estudios citados en este y el anterior post, se pueden sintetizar las siguientes tendencias: 1) no hay consenso acerca de la caída en la imagen (-3% según Dicen y CEIS, - 4% según González y Valladares, responsables de los estudios que cuentan con datos evolutivos y que, por otro lado, están referenciados en la zona metropolitana, con lo cual no son extrapolables a todo el país). Lo mismo sucede con la aprobación presidencial (- 2 según Dicen y CEIS). Lo que pasa es que en las calificaciones favorables las variaciones registran mermas de baja o nula significatividad estadística 2) sin embargo, sí crecen las calificaciones y evaluaciones desfavorables de imagen y aprobación: según Dicen y CEIS, la desaprobación crece 5 puntos, en tanto que según González y Valladares la imagen negativa sube 11 puntos. Persisten matices en la intensidad del malestar, ya que según las primeras dos consultoras la desaprobación alcanza a casi 6 de cada 10, mientras que según otras (M & F y OPSM) casi llega a 7 de cada 10 3) ese empeoramiento relativo sugiere que el impacto desfavorable para el oficialismo se da a más a costa de las opiniones “neutras” y del “ns/nc”, más que entre los adherentes al gobierno 4) la hipótesis anterior se refuerza considerando el consenso de las distintas consultoras respecto a que se sostiene el núcleo duro del oficialismo (en torno al 30%) 5) no surge aún de la coyuntura que la oposición esté capitalizando el tema; al contrario, los datos señalan que también se la cuestiona por su actuación en el caso.
Por su parte, según un estudio de la consultora OPSM que dirige Enrique Zuleta Puceiro, después del caso Nisman menos argentinos aprueban la gestión presidencial: la imagen negativa llega al 69,5% de la población, sumando entre los que hablan de "negativa" y "muy negativa". La "muy positiva" es del 2% y 25,6% "positiva" (sumando así 27,6%). En este caso, el trabajo de campo se desarrolló entre el 19 y el 23 de enero del 2015. Según la ficha técnica, se utilizó una muestra nacional de 1.200 entrevistas directas a población mayor de 16 años, residentes en todo el territorio nacional. El relevamiento tuvo lugar en 65 localidades en todo el país, abarcando todas las regiones y a través de la utilización de un cuestionario semi-estructurado orientado al monitoreo y evaluación de percepciones y tendencias de la opinión pública respecto de la situación económica, política y social del país.
En tanto, según una encuesta realizada para Perfil por la consultora González y Valladares y la firma iSurveyX, la imagen positiva de CFK cayó 4 puntos entre diciembre de 2014 y enero de 2015, cuando se conoció la muerte de Nisman: quedó en 29,1%, mientras que la negativa superó los 50 puntos, aumentando de un mes al otro 11 puntos. Mientras que la baja en la imagen favorable (-4) no puede considerarse estadísticamente significativa, el ascenso de 11 puntos porcentuales en la negativa sí es remarcable: de acuerdo al estudio, ese cambio está directamente atado al fallecimiento del fiscal, porque para el 54% de los encuestados la imagen que tenían de Cristina empeoró después del hecho. Con todo, se mantuvo igual para un 32,6%, segmento que se asocia al "núcleo duro" del kirchnerismo (denominado así porque coincide con el piso electoral de esa fuerza en las elecciones más adversas que enfrentó desde que llegó al poder en 2003, es decir las legislativas de 2009 y 2013). Por otro lado, al igual que lo marcaba el estudio de M& F, tampoco hay conformidad con la reacción de la oposición ante el hecho. Consultados por González y Valladares, más de un 57% respondió que cree que los dirigentes enfrentados al Gobierno actuaron regular o mal. Esta muestra se tomó en el área metropolitana -Capital y Gran Buenos Aires- a través del sistema IVR, vía telefónica, con lo cual los datos no son representativos de todo el país pero sí del aglomerado urbano más gravitante.
En resumen, de los distintos estudios citados en este y el anterior post, se pueden sintetizar las siguientes tendencias: 1) no hay consenso acerca de la caída en la imagen (-3% según Dicen y CEIS, - 4% según González y Valladares, responsables de los estudios que cuentan con datos evolutivos y que, por otro lado, están referenciados en la zona metropolitana, con lo cual no son extrapolables a todo el país). Lo mismo sucede con la aprobación presidencial (- 2 según Dicen y CEIS). Lo que pasa es que en las calificaciones favorables las variaciones registran mermas de baja o nula significatividad estadística 2) sin embargo, sí crecen las calificaciones y evaluaciones desfavorables de imagen y aprobación: según Dicen y CEIS, la desaprobación crece 5 puntos, en tanto que según González y Valladares la imagen negativa sube 11 puntos. Persisten matices en la intensidad del malestar, ya que según las primeras dos consultoras la desaprobación alcanza a casi 6 de cada 10, mientras que según otras (M & F y OPSM) casi llega a 7 de cada 10 3) ese empeoramiento relativo sugiere que el impacto desfavorable para el oficialismo se da a más a costa de las opiniones “neutras” y del “ns/nc”, más que entre los adherentes al gobierno 4) la hipótesis anterior se refuerza considerando el consenso de las distintas consultoras respecto a que se sostiene el núcleo duro del oficialismo (en torno al 30%) 5) no surge aún de la coyuntura que la oposición esté capitalizando el tema; al contrario, los datos señalan que también se la cuestiona por su actuación en el caso.
martes, 3 de febrero de 2015
Encuestas y lecturas preliminares (1)
En los últimos días se sumaron mediciones relativas al impacto del caso Nisman que tienden puentes entre la imagen de gestión del oficialismo y la intención de voto. Recordemos que, previamente al hecho, había consenso en reconocerle al oficialismo un núcleo duro en torno del 30% por ciento de los electores. Al mismo tiempo, la mayoría de las encuestas conocidas coincidían en marcar un podio con Massa-Scioli-Macri en intención de voto, con matices que iban desde el empate técnico entre los dos primeros a una leve ventaja de uno u otro hasta el relativo estancamiento del tigrense como contrapartida de un ascenso del jefe de gobierno porteño. En este marco, interesa saber si el caso Nisman afecta los indicadores de imagen del gobierno nacional y, en segundo término, si se modifican los datos de intención de voto, siempre considerando las cuestiones de contexto estacional, enrarecido por la coyuntura y la distancia temporal hasta las PASO y las presidenciales de octubre, que obligan a considerar a los sondeos como diagnósticos y no pronósticos.
Repasemos algunas mediciones. Según una reciente encuesta conjunta de las consultoras Dicen y CEIS, la muerte del fiscal Alberto Nisman no afectó la imagen de la presidenta Cristina Kirchner, que se mantiene en torno al 40%. De acuerdo al estudio, la imagen positiva de la mandataria no tuvo variaciones significativas: pasó del 40% del estudio anterior (sumando buena y muy buena) al 37%, lo que es una variación estadísticamente no significativa. "(La imagen) parece no haber sido afectada por la denuncia y posterior deceso de Nisman", señala el informe, que precisa que la consideración "muy buena" alcanza el 25% y la buena o regular el 12%, mientras que en diciembre la primera ascendía al 26% y la segunda al 14%. La aprobación, en tanto, apenas se modifica: pasa del 33% en diciembre al 31% en enero, contra una desaprobación que crece del 54% al 59% (entre mediciones, el ns/nc pasa del 13% al 10%). Como dato, la primera medición de las consultoras se realizó entre el 22 y el 30 de diciembre de 2014 y la segunda los días 26 y 27 de enero de 2015, ambas en el Área Metropolitana de Buenos Aires; o sea, no son datos representativos de todo el país, sino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA).
Según estas mediciones, el hecho no tiene impacto, o el mismo no es mensurable cuantitativamente, ya que el núcleo duro K permanece como adherente al gobierno nacional. En los post anteriores, el principal exponente de esta línea interpretativa era el sociólogo Artemio López: “No tiene el affaire Nisman ningún efecto sobre la opinión pública, más que afirmar la adversión previa de aquellos que ya definieron su oposición al gobierno y abigarrar la defensa de quienes sostienen al oficialismo”. Sin embargo, esta clave de lectura (efecto de refuerzo de las tendencias previas, más que de cambio de posición), también resulta pertinente para decodificar las mediciones que señalan un impacto del caso más visible y perjudicial para el oficialismo. Es el caso de un estudio telefónico (vía IVR) encargado por Fuente Primaria. El estudio telefónico (IVR) de 783 casos se llevó a cabo durante el 21 y 22 de enero en el Gran Buenos Aires (GBA). El error muestral es del +/- 3,5% para un nivel confianza del 95%. De acuerdo a ese sondeo, el 54% cree en la denuncia del fiscal Nisman (encubrimiento del gobierno a los presuntos responsables del atentado) y el 29% cree en la versión del gobierno nacional (que atribuye el affaire a una operación originada por los servicios de inteligencia y magnificada por los medios de comunicación). El 17% restante no tomaba posición al respecto. Asimismo, los tres funcionarios del gobierno implicados en la denuncia de Nisman cuentan con una imagen negativa más alta que la positiva: la imagen positiva de Cristina Kirchner es del 34% y la negativa 38% (-4%); el canciller Héctor Timerman, una evaluación positiva del 28% y negativa del 36% (-12%); en el caso del diputado camporista Andrés “el cuervo” Larroque, el diferencial entre su imagen positiva y la negativa alcanza el -22%. No obstante, los resultados varían sensiblemente según el grado de apoyo u oposición respecto a Cristina Kirchner: en términos de credibilidad en la denuncia según la imagen de CFK, entre quienes tienen una imagen positiva de la presidenta el 75% cree en la versión del gobierno nacional. En próximas entradas, veremos los datos proporcionados por otras consultoras.
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