viernes, 20 de febrero de 2015

Discusión: las candidaturas al interior del FPV (3)

Profundizamos en este debate con otro repaso al argumento de Artemio López: “Por lo tanto la inadecuación de Scioli como candidato del FpV va mucho más allá de un problema de confianza, de  que se crea o no en su pertenencia al proyecto kirchnerista, discusión abierta hoy con mucha intensidad. Daniel Scioli no es el mejor candidato por un problema estructural. No lo es porque su candidatura se juega en el terreno propuesto por la oposición, es un candidato posible si y solo si se asume como deseable la disputa electoral estructurada bajo el paradigma del pragmatismo extremo (…) la intención de voto a Daniel Scioli es de apenas 28,5% a nivel nacional, un nivel muy bajo que tributa a una fuerte percepción negativa de su gestión bonaerense tanto para los residentes en la provincia como para los habitantes de la Capital, distritos donde se realiza el 50% del electorado nacional. Adicionalmente para Daniel Scioli -y en rigor del conjunto de los candidatos oficialistas posibles - todos los escenarios de ballotage son muy desfavorables. Tanto contra Macri cuanto enfrentando a Massa. En definitiva, más allá de las operaciones y protección de medios oficialistas y opositores, Daniel Scioli es hoy un seguro fracaso electoral, además de una debacle política para el oficialismo. Todo indica que no es persistiendo en este camino que el FpV logrará construir una alternativa política ni mucho menos una salida electoral con chances de éxito en las elecciones del año 2015. El oficialismo está metido en un laberinto del que debe salir, por arriba, como lo hicieron siempre Néstor y Cristina”.

Adicionalmente, López ofrece algunas claves de cómo salir de ese laberinto; el primero es el rol de Cristina en carácter de gran electora: “bajo su liderazgo cualquier candidato del FPV es capaz de apropiarse de uno de cada tres electores nacionales que constituyen el piso electoral del oficialismo (…) el actual ordenamiento ascendente de la situación socio económica y la persistente fragmentación opositora ofrece altas chances de que el candidato del FPV acceda a superar el 40% de los votos y se diferencia por más de 10 puntos del segundo. Así las cosas, queda restringida estructuralmente para el FPV toda estrategia de polarización para la campaña 2015, que es la estrategia oficialista adecuada dado el estado de tensión de la opinión pública actual y como lo muestran por otra parte las exitosas experiencias electorales kirchneristas anteriores e incluso las triunfantes campañas regionales actuales de las experiencias popular democráticas donde la polarización como estrategia electoral resulto clave (vgr Brasil como paradigma). Esto debe ser considerado a la hora de evaluar estrategias a seguir por el FPV. Mejor optar por un candidato de fidelidad absoluta a Cristina, aunque menos conocido  - con la campaña y el espaldarazo de la Presidenta se resuelve facilmente esta carencia - que avalar un candidato con gran autonomía, pertenencia de baja intensidad y mal evaluado en un atributo central para el proyecto nacional como es la gestión. Imposible de revertir en campaña la ausencia de gestión”

Nuestro comentario: el 28,5% de Scioli en la encuesta de Equis, similar al 28% que mide en la encuesta nacional de Fara (como candidato único del FPV) y algo por encima (por una diferencia estadísticamente no significativa) del 25,1% que registra en el estudio nacional de González –Valladares citado en post anteriores lo confirman hoy como el candidato más competitivo y además el más cercano en performance o rendimiento electoral al núcleo duro del kirchnerismo (entre 30% y 33% en las elecciones de medio término). La discusión ideológica del kirchnerómetro (quién es la figura más “kirchnerista” de la oferta electoral oficialista) es pertinente e intelectualmente estimulante, pero las encuestas son convergentes: en las de López, Fara y González-Valladares Scioli mide más que los precandidatos alternativos del FPV. ¿Quién sería ese candidato de fidelidad absoluta que podría competir o rendir mejor que Scioli? Si existe, ¿qué está esperando CFK para pronunciarse en favor de él antes de que lleguen las PASO y hablen las urnas? Supongamos, por un momento, que López está en lo cierto y la gran electora se pronuncia: ¿de qué modo podría ella transferirle a esa figura (a priori más débil que Scioli) más caudal electoral del que tiene el FPV, esto es, un 30-33%? Supongamos que fuera Randazzo (a priori el más competitivo después de Scioli, según los números de Equis y Fara), que mide 18,2% a nivel nacional, llevándolo a alrededor del 30%; un crecimiento de 12 puntos. ¿De dónde saldrían los 10 que le faltan al FPV, en este caso representado por Randazzo, para ganar en primera vuelta? Para los casos de Urribarri (7,5%) y Domínguez (5,7%), el envión tendría que ser todavía mayor, por lo tanto más cuesta arriba todavía. 

Por otro lado, la insistencia de López en la estrategia de polarización es quizá nuestro mayor punto de discrepancia: las chances de una victoria oficialista en primera vuelta dependen de un escenario de fragmentación y dispersión, lo contrario de una polarización. Si el director de Equis admite que en segunda vuelta ningún candidato oficialista tiene hoy chances, deviene evidente que polarizar la elección llevaría al kirchnerismo a un escenario de derrota casi segura, toda vez que el potencial aglutinamiento del voto opositor disperso detrás de un único candidato acumularía mayor cantidad de electores que el del oficialismo. Pablo Ibáñez, periodista de Ámbito, lo expuso ayer con claridad: “La política no es matemática, pero a simple vista el voto opositor duplica -o más- el voto K y filo-K, y aunque un solo candidato presidencial no traccione todo el universo opositor, la bipolaridad alejaría una chance que aparece en el imaginario del peronismo: una victoria en primera vuelta, rozando los 40%, sólo posible si se atomiza el voto anti-K. Sin esa dispersión, sería inevitable el balotaje, un escenario casi perdidoso en todas las variables para el oficialismo". Por otra parte, más allá de las chances de menor inflación y relativa tranquilidad cambiaria, no hay nada en el escenario económico actual que acerque ni remotamente las perspectivas del 2015 a lo que fue el bienio 2010-2011, con un boom de consumo que apalancó la reelección de CFK con el irrepetible 54% de los votos para la presidencia. Ningún candidato oficialista, independientemente de que sea más o menos fiel a CFK, puede contar con que se reproduzca este año un contexto de ese tipo que pudiera aupar al FPV bien por encima del núcleo duro. 

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