Respecto a la evaluación del gobierno, 34% lo califica positivamente, 54% de manera negativa y 12% ns/nc (ver datos arriba; click para agrandar). El guarismo favorable está en el orden de magnitud de los votos obtenidos en primera vuelta por Macri en 2015 (34,15%) y por debajo del caudal de Cambiemos en las legislativas del 2017 (alrededor del 40%), lo cual confirma el desgaste del oficialismo. Tanto la política económica como la de seguridad y la del combate a la corrupción están por arriba del 50% de calificación desfavorable, con pico del 63% en el caso de la económica. En ese marco, no asombra que inflación y desempleo acaparen el 56% de las respuestas relativas a los principales problemas que el gobierno debería resolver, lo que confirma el malestar socioeconómico que venimos analizando hace tiempo en este blog y que parece haber hecho eclosión en el último trimestre.
Entre las conclusiones del informe, Opina destaca: “la imagen del presidente Macri parece haber encontrado un rango de equilibrio, luego de la significativa caída registrada en el mes de diciembre. Por su parte, las mujeres de Cambiemos, Elisa Carrió y María Eugenia Vidal, continúa liderando el ranking de valoración de los dirigentes políticos nacionales”. En cuanto a la oposición, el informe apunta que “sigue sin perfilarse una figura que pueda despertar expectativas con capacidad de reconstruir una mayoría. En este contexto Cristina Kirchner mantiene un núcleo duro de seguidores que representa el 25% del electorado. A su vez, persiste sobre ella un techo significativo que se componen por más de un 40% de argentinos que tienen muy mala imagen de la ex presidenta. Sergio Massa no ha podido revertir la volatilidad que acompaña su valoración social. Especialmente, desde su enfrentamiento más abierto con la coalición gobernante, podemos observar un incremento importante en los rechazos que acompañan su imagen”.
Estos datos son cruciales de cara al reordenamiento del espacio opositor, porque circula en parte del espacio pan-justicialista el mito de que CFK no puede ser candidata porque “polariza” las opiniones. Pues, precisamente eso es lo que tiene que hacer un candidato opositor: polarizar. Es lo que Macri hizo exitosamente y lo que le permitió capitalizar el antikirchnerismo para pasar al ballotage del 2015. Polarizar es lo que le permitió a CFK ser la candidata opositora más votada en las legislativas del 2017, muy por encima de los candidatos y fuerzas “opo-oficialistas” (Sergio Massa, Florencio Randazzo, Juan Urtubey, entre otros) que precisamente por no polarizar quedaron tanto lejos del oficialismo como de la principal fuerza opositora (Unidad Ciudadana) en rendimiento electoral. Como se ve en el gráfico, los dirigentes “opo-oficialistas” como Massa no sólo pierden elecciones, sino que además pierden también en imagen (ver datos abajo; click para agrandar): 36% positiva (menos que CFK) y 58% negativa (un punto más que CFK, empate técnico). En síntesis, pretender que el reordenamiento del espacio pan-justicialista debe hacerse a espaldas de la principal dirigente opositora a nivel país es un error estratégico de fuste; para usar una metáfora futbolística pertinente en estos días, casi como ir al Mundial de fútbol sin Lionel Messi.
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